𝑴𝒂𝒓𝒊𝒑𝒐𝒔𝒂𝒔 𝑶𝒔𝒄𝒖𝒓𝒂𝒔 || 𝑀𝑎𝑛𝑗𝑖𝑟𝑜 𝑆𝑎𝑛𝑜 ||

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| Meilys |

—¿Mikey?, ¿por qué siempre entras por mi ventana? — cuestione al verlo derrapado ahí afuera.

—Se hizo costumbre — rio.

Camine hacia el para ayudarlo a entrar aunque parecía ya ser muy fácil para el.

—Nos vimos hace rato, ¿que haces aquí? — pregunté confusa tomando mi ropa del escritorio.

—Quería enseñarte algo — sonrió acercándose a mi.

—¿Quieres salir? ¿Ahora? — asintió. —Espera, ire a bañarme primero y luego vamos.

Me di vuelta caminando hacia la puerta para irme pero de pronto sentí como sus brazos me rodeaban por la cintura y como apoyaba su cabeza en mi espalda.

—Vayamos ahora, es importante — rogó suave sosteniéndome con fuerza.

—No tardaré, lo prometo...

—Puedes hacer eso después, anda vamos — comencé a sentir como movía su cabeza de lado a lado para molestarme mientras que apretaba más mi cintura. —¿Si?

Suspiré derrotada. —Bien, vamos.

Solté la ropa de nuevo en el escritorio para comenzar a ponerme mis tenis y una sudadera grande que me cubra del frío.

Salí junto a Mikey por la puerta principal de la casa en silencio. Tomó mi mano dirigiéndome hacia su motocicleta, en cuanto subimos comenzó a conducir a rápida velocidad hasta llegar a una tienda que habría las 24 horas.

Bajo y entró a la tienda pidiéndome que lo esperara unos segundos.

Cuando volvió a salir venía con una bolsa en la mano la cual me extendió para  que agarrara. Cuando la tome la abrí notando que dentro habían dos jugos y unas galletas.

Volvió a subir a la moto y siguió conduciendo por varios minutos más hasta que al fin se estacionó en un nuevo lugar bajando de su moto y tomando mi mano para acompañarlo junto a él.

Lo mire confusa mientras caminábamos juntos, observe a detalle el lugar mientras caminábamos hasta que Mikey se detuvo. Me hizo una seña para que me acercará y leyera el escrito.

Familia Sano.
¿Shinichiro?

—Es mi hermano — hablo detrás de mí. Gire mi vista para verlo. —Se llamaba Shinichiro.

—Mikey...

—Solo quería que lo conocieras — murmuró. —Si quieres ya podemos irnos.

Me acerqué a él antes de que pudiera darse vuelta abrazándolo con fuerza.

Sin pensarlo me devolvió el abrazo escondiendo su cabeza en mi cuello.

Un par de lágrimas se resbalaron por mis mejillas al recordar algunas cosas pero las limpie enseguida para enfocarme en Mikey.

A los segundo se separó de mi mirándome a los ojos con ternura, me beso en la mejilla y me mostrándome una linda sonrisa.

—Gracias — tomo mi mano. —Vayamos a caminar.

Asentí comenzando a caminar detrás de él mientras que sujetaba mi mano.

Salimos del cementerio comenzando a caminar hacia su motocicleta. Volvimos a subirnos en ella y el comenzó a conducir de nuevo hasta llegar a un pequeño parque lleno de árboles y césped.

Bajamos y caminamos hasta llegar a un gran árbol donde ambos nos dejamos caer debajo de las hojas del árbol.

Sacamos los jugos junto a el paquete de galletas para comenzar a comer mientras veiamos las estrellas y disfrutábamos de la presencia del otro.