Capítulo 32

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Han pasado cuatro días desde que hable con Dylan sobre lo de alejarnos un poco, y ser solo amigos. Y no os miento si os digo que le he estado ignorando durante estos días, por miedo a lo que pueda pasar.

Seguimos llevándonos bien, y hablamos en las cenas o cuando vienen Mad Justin, pero evito estar a solas con él, porque no puedo controlar as reacciones que tiene mi cuerpo cuando le tengo cerca.

Hoy, después de cenar, ha intentado volver a hablar conmigo y yo me he metido en mi habitación haciendo que no le escuchaba.

De verdad que no entiendo la paciencia que está teniendo ahora conmigo, y me sorprende que no me haya mandado a la mierda aún. Pero está cumpliendo su promesa al pie de la letra.

- Adri, ¿Bajas a ver una peli con mi padre y Carol? - pregunta entrando en mi habitación, y como llevo los cascos hago que no le he oído y que no me he dado cuenta de que está aquí.

- Estás haciendo lo que hago yo con el alcohol, y tu misma me dijiste que hay un momento en el que no puedes evitar a la realidad - dice molesto cerrando la puerta y yo suspiro.

Sé que tiene razón y que estoy haciendo está mal, pero ahora mismo no sé dé que otra manera evitar que mi cuerpo sienta esa atracción continúa hacia él. Desde que me toco no he dejado de pensar en eso, y de lo bien que me sentí en ese momento. Pero después recuerdo nuestra situación y me doy cuenta de que eso no puede pasar.

Pero también sé, que ignorarle y no escuchar su versión y lo que quiere decirme, no me va a ayudar en nada y no está bien.

Suspiro quitándome los auriculares y los dejo a un lado de la cama, y decido salir a hablar con él.

Voy a su habitación, pero veo que no está así que decido bajar al salón, pero tampoco le veo ahí.

- Adri, ¿Bajas a ver la película con nosotros? - pregunta mi tía iluminada solo por La Luz de la televisión.

- En realidad, estoy buscando a Dylan - digo un poco nerviosa.

- Se ha ido a nadar a la piscina cubierta - me indica Albert y yo asiento sonriente.

- Gracias - les digo y me dirijo a la parte trasera del jardín para ir a la piscina cubierta.

Entro y le veo nadando, pero él no se da cuenta de mi presencia.

- ¿Nadar también te ayuda a aislarte? - pregunto sentándome en el borde de una de las tumbonas, y él, al escucharme, saca la cabeza delgada y me mira sorprendido.

Está iluminado solo por las luces de las farolas del jardín, pero se le ve tan guapo con el pelo mojado que tengo bajar la mirada al suelo, para poder alejar esos pensamientos.

- Es mejor que el alcohol - responde encogiéndose de hombros y yo asiento -. Bonito camisón - me indica sonriendo y yo miro a mi camisón de Bob esponja que me compré el otro día, que me llega un poco por encima de las rodillas.

- Es cómodo - le resto importancia y Dylan se ríe -. Vengo a disculparme contigo - le digo y él me mira sorprendido -. Mi comportamiento estos días no ha sido el mejor - admito.

- No pasa nada, a veces necesitamos aislarnos para pensar - dice y yo me sorprendo.

- ¿Cuándo te has vuelto tan comprensivo? - pregunto sonriéndome, porque no me esperaba esto.

- Cuando me diste otra oportunidad, y te prometí que no te haría que me dieras otra - me indica sorprendiéndome más y un escalofrío recorre mi cuerpo.

- ¿Entonces me perdonas? - pregunto nerviosa.

- Si te metes en la piscina conmigo, sí - me dice con una sonrisa y yo niego.

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