Capítulo 61

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Narra Dylan

No me puedo creer que en una semana tengamos ya nuestras merecidas vacaciones de Navidad.

Este año he estado un poco atosigado con la puta mafia y mi puñetero padre. Pero en Navidad todo cambia, y más este año, que la tengo aquí, conmigo.

Cuando llegó hace tres meses, no imaginé que iba a acabar así. Realmente solo pensaba en mi mismo y en joder a mi padre por todo el daño que me ha hecho a lo largo de mi vida. Y cuando me enteré de que iba a venir una desconocida, que era la sobrina de mi madrastra, a vivir con nosotros me cabree y me fui de casa un par de días sin decir nada.

Después de haber matado a mi madre, mi padre va de ONG por la vida, y se cree que ayudando a los demás va a conseguir borrar lo que había ocasionado en el pasado, pero no es así, a mí nunca se me va a olvidar lo que me ha hecho.

Después cuando la conocí pensé que era la típica consentida que todo se lo habían dado en bandeja. Era la típica chica simpática que por todo daba las gracias y que a todos les ponía una sonrisa, me cayó mal al instante, pero que equivocado estaba con ella.

No sabía que un mes después estaría desesperado por tenerla en mis brazos, besarla, acariciar su piel, ver cómo reacciona a cada marranada que le digo, aunque sé que en el fondo le gustan, pero eso no lo admitirá nunca en voz alta.

Ella se ha convertido en la mejor droga que he probado jamás, y ahora más que nunca, he de admitir que estoy enamorado. Enamorado de alguien que me ha hecho ser mejor persona, aunque sea solo con y para ella.

Yo tenía muy marcadas las reglas en mi propio juego, pero ella apareció como por arte de magia y las cambió todas, creando así sus propias reglas.

Nadie se imagina la suerte que implica tener a Adriana Smith en su vida, ni yo mismo lo sabía, pero por suerte, la tengo.

Mi tía y ella han estado como locas estas últimas semanas preparando toda la casa y adornándola para la Navidad. Y he de reconocer que no les ha quedado nada mal.

A la vez ella ha estado bastante nerviosa por los exámenes finales, y yo le he ido ayudando en lo que podía, teniendo en cuenta que nuestras carreras no son las mismas. Mad y Adley también han pasado mucho tiempo en casa robándome tiempo con ella, pero eso no impedía que por la noche consiguiera hacernos sudar a ambos y darnos placer mutuo disfrutando de nuestro contacto y de nuestros cuerpos únicos formando solo uno, para después conseguir que se fuera a dormir abrazada a mí.

Ver la ilusión con la que lo están preparando todo me hace feliz, incluso gracia. Alguna que otra vez me he burlado de su comportamiento infantil, pero ella simplemente me mira mal, para después seguir a lo suyo.

Por ejemplo, la semana pasada vinieron unas sobrinas de mi padre a comer, las cuales tienen 4 y 6 años. Ella les propuso escribir la carta a Santa y las ayudo a hacerlo, y aprovecho y escribió una ella también.

Me río al recordar la cara que puso cuando me vio intentando coger su carta del árbol para leerla, ella nota que me río porque se revuelve un poco entre mis brazos, pero con los ojos aún cerrados, así que la sigo acariciando para que vuelva a dormirse.

- Dylan.- Susurra sin abrir los ojos y con la voz un poco ronca.

- Dime cariño.- Le respondo mirándola desde arriba y viendo cómo sonríe cuando escucha cómo la he llamado.

- No me dejes nunca.- Vuelve a susurrar y sonrío al escuchar sus palabras y la estrechó más fuerte contra mi pecho.

- No lo haré, te lo prometo.- Le doy un beso en la coronilla y ella asiente y me deja un pequeño en el pecho.- Tú tampoco me dejes solo Adri.- Le susurro yo también, por el miedo que me da perderla.

- Ya te lo dije, nada va a conseguir separarme de ti.- Me dice abriendo los ojos y mirándome con esa mirada tan suya que conseguiría engatusar al mismísimo diablo.

Estira un poco el cuello para besarme y yo la beso encantado. No sé qué haría sin sus besos.

- Ahora vuélvete a dormir pequeña, mañana tienes un examen duro.- Le susurro acariciándole el pelo y ella asiente y vuelve a cerrar los ojos.

No sé cómo lo hemos conseguido, tal vez sea solo suerte, o que el destino está de nuestra parte, pero nadie nos ha descubierto. Excepto las personas que lo saben porque hemos elegido contárselo.

Mi padre y Carol están muy agradecidos porque le haya dado una oportunidad a Adri y que ahora nos llevemos tan bien. Si supieran lo que hacemos cuando estamos solos no estarían tan orgullosos, pero por ahora, no tienen por qué enterarse.

El problema vendrá cuando queramos casarnos. Porque sí, yo Dylan Brown, el chico que no veía a las chicas como nada más que objetos sexuales, estoy seguro de querer pasar el resto de mis días unido a esta maravillosa chica.

Cuando veía a Justin con Mad me parecían vomitivos, y más cuando me dijeron que se querían casar y tan solo llevaban un mes de relación. Pensé que estaban locos, pero ahora les entiendo, y el loco soy yo.

Solo espero que Adri nunca se entere de nada de lo que pasó la semana en la que llegó. Lexi me ha prometido que va a callarse y yo la creo, no me queda otra. Eso sí, la mafia nos va a estar atosigando hasta que nos muramos, pero prefiero eso a que Adri sepa la verdad.

Poco a poco voy quedándome dormido imaginando a Adri vestida de blanco entregándose a mí para el resto de su vida, acompañada por nuestra pequeña calcomanía, la cual, es idéntica a ella.

En menudo moñas me he convertido, pero eso no lo va a saber ella nunca y para ella seguiré siendo el chico duro que le dice marranadas hasta que se corre.

Si al final nuestro Dylan va a ser un romántico y todo😍 Escribí este capítulo tan especial para mi pensando en tod@s nosotr@s, porque a medida que he escrito esta novela yo sabía que sentimientos iban surgiendo en el corazón de Dylan y vosotr@s también merecéis saberlo, así que este es nuestro verdadero Dylan. Esta bien enamorado de Adriana y estoy segura de que la protegerá de todo.
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