Capítulo 14

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Yo me quedo allí un rato más, acabándome el vaso de agua que me he rellenado, mirando a mi alrededor, y dándome cuenta de que yo no pinto nada en esta fiesta.

Cuando lo acabo, tiro el vaso en la bolsa negra de basura que hay en la puerta de la cocina, y decido ir a la sala de cine, que está alejada de todo el ruido, y también insonorizada, así que podré relajarme y alejarme de todo un poco.

La puerta está cerrada, lo que indica que nadie puede entrar, pero yo vivo aquí, así que la abro y la cierro detrás de mí. Está todo muy oscuro y me giro rápidamente para encender las pequeñas lucecitas que hay alrededor del techo y que permiten que se ilumine un poco la sala.

- Estás adorable cuando te enfadas - dice una voz detrás de mí nada más las enciendo, provocando que me asuste un poco, pero ya sé de sobras quién es.

- ¿Por qué siempre que vas borracho me dices eso? - pregunto girándome y encontrándome a Dylan apoyado en la mesa donde está la máquina de palomitas.

- Porque es lo que creo - dice él llevándose a la boca el vaso que está sujetando -. Y los borrachos decimos la verdad - Añade y yo me encojo de hombros.

- Si tú lo dices...- digo entornando los ojos quitándole importancia.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta entonces dándole otro sorbo al vaso.

- Eso debería preguntarlo yo, esta es tu fiesta - respondo con tono neutro mientras me adentro un poco más a la sala.

- Touche.- responde él, y yo le miro con duda mientras me siento en una silla delante de él -. Yo quería alejarme un poco de toda esa gente - explica y yo le miro incrédula -. No me caen bien ni la mitad de los que están aquí - se encoge de hombros mirando el suelo y yo frunzo el ceño.

- ¿No se supone que a una fiesta invitas a tus amigos? - Yo nunca he montado una, pero si lo hiciera estoy segura de que no invitaría a gente que no me cayera bien.

- Tú lo has dicho, se supone - vuelve a levantar la cabeza, pero mira a su vaso -. Cuándo vives en una ciudad llena de millonarios con hijos pijos, la idea de una fiesta les atrae para romper con las reglas de sus padres, así que si alguien monta una fiesta, el boca a boca se hace grande y no puedes controlar quién entra y quién no - dice con voz tranquila, esta vez mirándome a los ojos -. Y tú tampoco eres mi amiga y estás aquí - añade vacilándome con una sonrisa y yo bufo.

- No eres capaz de no vacilarme ni cuando estamos hablando tranquilamente - digo abriendo mucho los ojos y él se ríe.

- Era broma - pone los ojos en blanco y yo niego -. Ahora te toca a ti - añade y suspira.

- ¿Me toca a mí? ¿El qué? ¿Vacilarte? - pregunto en broma esperando una respuesta y me revuelvo un poco en la silla para ponerme más cómoda. Dylan se ríe al escucharme y niega.

- Responder, ¿Qué haces aquí? - se gira y coge un bol con palomitas que tiene detrás.

- Pues cuando una mama y un papa se quieren, tiene un bebe y esa soy yo - contesto vacilando y él rie -. La bebe creció, y un dia, su tía la acogio en su casa para que puediera ir a la universidad, y resulta, que tu vives en esa casa y me amargas la existencia desde entonces, estoy alejada de mi madre y de todos a los que yo conocía, hasta ahora.- Le vacilo y Dylan pone los ojos en blanco y se ríe.

- ¿Porque estas encerrada en la sala de cine cuando hay una fiesta afuera?- Pregunta haciéndome saber, que esa era la pregunta original.

- No sé - Me encojo de hombros -. Simplemente me apetecía estar tranquila un rato, y esta es la sala más tranquila que hay en esta casa - respondo esta vez contestando bien a su pregunta, tranquilamente -. Además yo no conozco a nadie en esta estúpida fiesta - confieso mirando hacia la puerta.

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