Dylan se me queda mirando un poco desconcertado, y con la mirada triste.
Dudo que se esperara que le contara esto y tampoco creo que se pensara que mi infancia fue tan difícil, pero así fue y aquí estoy yo, llevándolo todo lo mejor que puedo, pero él no me pone para nada las cosas fáciles.
- Joder - dice al fin después de llevar un rato mirándome -. No sabía que habías tenido una infancia tan dura, yo...
- No, no lo sabias porque no te has dignado nunca en intentar conocerme de verdad - Dylan asiente sabiendo que tengo razón -. Pero sí, he tenido una mierda de infancia.
Me encojo de hombros y noto como en mis ojos se acumulan mas lágrimas. Dylan me mira triste, desconcertado.
Y he aquí, los problemas de los prejuicios, que nos hace creer que conocemos todos los detalles de la vida de los demás, cuando en realidad, apenas sabemos su nombre.
- Así que te agradecería que dejaras de mencionar la vida perfecta que teóricamente he tenido, pero que realmente tú te has inventado en tu cabeza - añado para dar por finalizado mi discurso.
Inevitablemente, mis lagrimas salen más rápidas, y lloro más fuerte y me giro para que no me vea. Odio que la gente me vea llorar, intento ser fuerte, pero todo esto me sobrepasa.
- Lo siento - oigo detrás de mí -. Nunca más tocaré ese tema - noto que sus manos agarran mi brazo y me gira para poder verme, y me quita las lágrimas.
Ya ha conseguido que llore bastantes veces delante de él y no me gusta ser así de sensible. Le quito sus manos de mi mejilla por segunda vez y niego alejándome un poco de él.
- Estoy cansada Dylan - le confieso.
- Adri, de verdad que lo siento - asegura mirándome triste -. A mí nadie me había hablado de esto - niega tocándome el brazo -. Si yo llego a saber un mínimo detalle de esta historia, te aseguro que no habría dicho nada. Igual que a mí no me gusta hablar del tema de mi madre, entiendo que tú no quieras hablar de esto - me asegura.
- ¿Y cuantas veces más me pedirás disculpas por algo? - pregunto abatida -. A veces no hay que saber mucho para saber cuando tienes que frenar - le digo sería, pero esta vez no lo aparto de mí -. Ya te dije el otro día en la fiesta que no me gustaba ese tema, pero ahora lo has vuelto a sacar - me encojo de hombros indignada con todo esto.
- Lo sé, y de verdad perdóname, soy un puto gilipollas - asiento y él sonríe un poco y luego me acerca a él para abrazarme con fuerza -. ¿Me perdonas por muy gilipollas que sea? - Me pregunta y yo niego.
- Te hará falta algo más que un simple perdon para conseguir que te perdone - admito mirándole a los ojos -. A veces con un perdón no se puede solucionar todo - añado, y el me mira triste.
- ¿ Y esta es una de esas veces? - pregunta entonces y yo asiento encogiéndome de hombros -. De verdad y te lo pido de corazón que me perdones, si necesitas que me pegue por ser gilipollas lo haré encantado - consigue arrancarme una risa -. ¿Necesitas que me pegue?
Pregunta apaciguando los animos y yo niego no muy convencida, porque nada me gustaría mas que ver esa escena, pero de verdad creo que me pide perdón de corazón, y una parte de mi se alegra porque reconozca en voz alta que es gilipollas.
Aunque él sea un grosero conmigo, me siento segura sujetada por sus enormes brazos. Cierro los ojos y consigo calmarme un poco.
- Adri, escúchame - me aparta un poco, quedando así el uno enfrente del otro mirándonos directamente a los ojos -. No puedes dejar que la opinión de los demás te haga tanto daño - me dice en casi un susurro.
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My Destiny
Novela Juvenil[EDITANDO] Dejar toda mi vida a un lado, para ir a vivir a California a casa de mi tía y su nuevo marido, no me parecía buena idea, porque no los conocía a ninguno. Dejar a mi madre sola en casa, tan lejos de mí después de todo lo que vivimos junta...