Capítulo 49

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Cuando salgo de la ducha sonrío al ver que de pijama me ha puesto una camiseta de él. Me visto rápidamente y salgo del baño. Me dirijo a la cama y él está tumbado con los calzoncillos puestos.

- ¿Estás cómoda?- Me pregunta cuando me ve con su camiseta y yo asiento feliz.- Te queda mucho mejor a ti que a mí.

- Lo sé, soy como una supermodelo. Todo me queda bien.- Le digo riéndome y comienzo a caminar, en un intento de parecer una modelo en pasarela y Dylan se ríe.

- Sí, una supermodelo de elite.- Se ríe aún más fuerte cuando me tropiezo con mi vestido, que sigue tirado por el suelo.- Ven aquí.- Me dice cuando para de reír y abre sus brazos. Yo voy corriendo a tumbarme entre sus brazos encima de él.- Gracias.- Me susurra y me besa en la coronilla.

- ¿Gracias porque?- Le pregunto acurrucada en su pecho.

- Por abrirte conmigo y contarme lo de tu padre.- Me susurra acariciándome el pelo.

- Eres la primera persona a la que se lo cuento.- Le admito.- Nunca antes había sentido la seguridad de contárselo a alguien, por miedo. Pero contigo todo es diferente.- Le acaricio el pecho y cierro mis ojos.

- Eres muy valiente por hacer todo lo que haces, y por haber conseguido salir adelante y ponerle una sonrisa al mundo.

- Tampoco podía estar frustrada toda la vida. Nunca llegaría a ser feliz. El estar frustrado, te lleva a estar aún más frustrado y eso solo te da soledad.- Le explico aún con los ojos cerrados y acariciándole.- Me he tenido que esforzar mucho para ponerle una sonrisa a la vida, porque al principio no entendía por qué me había pasado todo eso. Pero después comprendí que el hecho de estar enfadada con la vida no borraría nada de lo que me pasó y que así solo conseguiría volverme una infeliz, y cambié. Y esta soy yo ahora.

- Eres mi perfecta imperfección.- Susurra Dylan y yo sonrío.

- Exacto.- Confirmo también en un susurro.

- Deberíamos dormir si pretendemos estar activos mañana cuando vengan todos.

- Mmm.- Musito y Dylan se ríe.- ¿A qué hora llegan Mad y Justin?- Consigo preguntar, aunque ya estoy adormilada.

- Ellos vendrán en un par de horas, y los demás llegarán sobre las nueve.- Me susurra.

- Vale.- Susurro.- Dylan.- Vuelvo a susurrar minutos más tarde.

- Dime.-Me susurra.

- Estoy enamorada de ti.- Le confieso y noto cómo él se levanta un poco, y enseguida me entra el miedo.

- ¿Cómo?- Me pregunta.

- Ya me has oído.- Le digo nerviosa, mirándole tumbada desde su barriga.

- ¿Lo dices de verdad?- Pregunta y mis nervios crecen y asiento.

- Si no, no te lo diría.- Confieso nerviosa, pero mis nervios se esfuman por completo cuando veo que en sus labios se dibuja una sonrisa.

- Adri.- Dice sonriendo.- No sé cómo lo haces, pero siempre consigues que me sienta como el chico más afortunado del mundo.- Sonrío por su respuesta y me levanto un poco y nos besamos.- Te quiero.

- Y yo a ti.- Le susurro antes de volver a besarle.

Aunque no me diga que él también lo está de mí, sus actos hablan por si solos y que haya hecho todo lo de hoy por mí, eso lo significa todo, más incluso que me confiese que está enamorado, y para mí es aún más importante que me diga que me quiere, con esto yo ya soy feliz y me conformo.

- Por cierto...- Dice cuando nos separamos.- ¿De qué estabas hablando con mi padre cuando bailabais que tanto te ha gustado?- Me rio por la forma en la que me ha hecho la pregunta y él me mira frunciendo el ceño.

- Me ha dado las gracias por devolverle a su Dylan.- Noto como él se tensa cuando escucha mis palabras.- Y también por hacer todo lo que hago por ti.- Me encojo de hombros intentando quitarle importancia para que él no se enfade.

- Nadie le devolverá nunca a "su Dylan".- Me dice serio haciendo las comillas con los dedos.- Ese Dylan murió con mi madre, y no se puede resucitar a los muertos.- Añade un poco más tenso y serio.

- Pues que pena, porque tú sigues vivo Dylan.- Le miro triste.- Entiendo que una parte de ti se fuera junto con tu madre, pero tú no tenías que haber enterrado con ella.- Le explicó negando.

- Pues lo hice porque no tenía sentido nada, y este soy yo ahora Adri.- Dice triste y yo niego.

- No creo que ese Dylan esté tan muerto, solo creo que estaba dormido.- Cambio de tono intentando que se relaje un poco y él me mira frunciendo el ceño.- Dudo muchísimo que él Dylan con el que me cruce el primer día en casa hubiera venido a mi fiesta de cumpleaños y menos me hubiera preparado una sorpresa tan magnifica y llena de amor.- Sonrío mirándole y él se ríe.

- Aquel Dylan habría preferido un hotel antes que ir a tu cumpleaños.- Vuelve a reír y yo me uno a él.- Pero a este que tienes delante no se le ocurre otro lugar más perfecto que estar contigo.- Sonrío al escuchar sus palabras y le beso.- A veces pienso que fue mi madre quien te puso en mi camino.- Me confiesa.

- Pues me alegro de que lo hiciera, porque me ha dado a una persona maravillosa que me hace sentir única.- Le miro sonriente y él me devuelve la sonrisa.

- Eres única.- Me dice antes de volver a besarme.

Después del beso nos abrazamos los dos sonrientes y Dylan enciende una tele que hay colgada en la pared y pone un canal cualquiera y los dos vemos el programa acariciándonos y poco a poco nos quedamos dormidos de nuevo.

- ¡Chicos, tenéis que despertaros, van a llegar en nada!- Escucho que grita la voz de Mad desde abajo.

- ¡Un minuto más!- Gruñe Dylan abrazándose más a mí.

- ¡Ni un minuto más ni mierdas Dylan!- Grita esta vez Justin.- ¡Si no queréis que os pillen tienes que vestiros ya!

- ¡Como hayáis subido os mato!- Grita Dylan y yo me río y abro los ojos para mirarle, él está con el ceño fruncido y los ojos cerrados.

- ¡No hemos subido!- Responde Mad.- ¡Pero digo yo que no habréis dormido con ropa y que llevaréis el pijama!

- ¡Más os vale que sea verdad!- Responde Dylan y abre los ojos y me mira.- Buenos días, preciosa.- Me saluda con voz dulce y me besa.

- Buenos días.- Le sonrío.- Venga, vamos a arreglarnos.- Me levanto de la cama.

- A mí me apetece quedarme aquí un rato más.- Me coge del brazo y me estira suavemente para que vuelva donde estaba y yo río.

- Vamos Dylan.- Le miro riendo y él se incorpora en la cama y me vuelve a besar.

Él se levanta al fin de la cama y rebusca sus cosas en su mochila y se va al baño. Yo me visto en un lado de la cama. Mad me puso ropa interior de recambio, un bañador, un precioso vestido blanco largo, que se ata con un nudo en el pecho y también un mono de tirantes y pantalón largo verde militar. Decido ponerme el bikini y el vestido blanco y espero a que Dylan salga del baño para poder quitarme lo que me queda de maquillaje y de peinado.

- Wow, estás guapísima.- Me halaga Dylan cuando abre la puerta del baño y yo sonrío.

- Voy a quitarme el maquillaje y a peinarme.- Le explico a Dylan adentrándome en el baño y él asiente.

- Te espero entonces.- Dice y se sienta en la tapa del inodoro.

Me limpio la cara y me desenredo el pelo, el cual me recojo en una cola cuando acabo.

- Ya estoy.- Anuncio girándome y Dylan asiente.

- Pues bajemos ya.- Me besa y después coge de la mano y bajamos las escaleras.

- Hola, dieciocho añera.- Me saluda Justin desde el sofá.- ¿Te sientes diferente ahora con dieciocho?- Me pregunta mirándome.

- Seguramente lo haga.- Responde Dylan y me guiña un ojo y yo me río nerviosa sabiendo por qué lo dice y Justin nos mira sin entender nada, lo cual me alegra.

Mad está en la cocina preparando los desayunos así que voy a ayudarla. Desayunamos los cuatro tranquilamente, y nos da tiempo de ordenarlo todo antes de que lleguen nuestros padres. Mi madre me saluda con un tierno abrazo y después de eso no nos separamos. Me da pena que se marche ya hoy.

Por la mañana decidimos ir a la playa a pasar la mañana. Mi madre y yo nos lo pasamos en grande como cuando yo era pequeña, y mi madre les cuenta a todos la historia de mi playa particular y Dylan me mira sonriente. Después de eso todos se van al agua, pero yo no me meto porque soy muy friolera y el agua está un poco fresquita.

A la hora de la comida decidimos ir a casa a cambiarnos, para después ir a un restaurante que hay por aquí cerca y la verdad es que la comida está exquisita. Después de comer decidimos irnos ya, porque tenemos que llevar a mi madre al aeropuerto, pero primero tiene que pasar por casa a por las cosas.

Yo acabo yendo con Dylan en el coche, ya que en el coche de Albert van, él, Carol, mi madre y los padres de Mad. A mitad del trayecto me quedo dormida, y cuando llegamos a casa Dylan me avisa para que pueda estar con mi madre el poco rato que queda.

Cuando ya se hace tarde, llevamos a mi madre al aeropuerto y ambas lloramos cuando nos despedimos. Hemos llegado a un acuerdo, y es que en navidades, si yo decido quedarme ella vendrá aquí a pasarlas con nosotros, pero si prefiero volver a casa, ella estará encantada de volver a tenerme allí.

Al volver a casa Dylan diseque tiene otra sorpresa más de cumpleaños y que me ponga ropa cómoda, pero a la vez, ropa para ira cenar. Decido ponerme una faldeta de cuero blanca y un body negro de lentejuelas que solo tapa los pechos y que se ata con un lazo en la espalda y está queda totalmente al aire. Encima del body me pongo una camiseta gris que hace que el body no se vea. En el pelo hago una coleta alta aprovechando que aún se me marcan los rizos y me queda muy bonita.

Cuando acabo de arreglarme bajo al salón y ahí están Mad y Justin y cuando miro a Mad ambas nos reímos al ver que llevamos la misma falda, ya que nos las compramos juntas.

- Bonita falda.- Le saludo y me acerco a abrazarla.

-La tuya también es preciosa.-Las dos nos volvemos a reír y entonces baja Dylan. Nos despedimos de mi tía y Albert y salimos al jardín y los cuatro nos metemos juntos en el coche de Dylan.

- ¿Vosotros sabéis donde vamos?- Pregunto mirando a Justin y Mad y ellos asienten.- ¿Soy la única que no lo sabe?- Vuelvo a preguntar y todos asienten.- No me gusta.- Pongo morrillos y me cruzo de brazos y ellos ríen.

- Sí te gustará, sí.- Afirma Dylan saliendo de la ciudad.

Los curro vamos hablando de diferentes temas hasta que Dylan aparca delante de un centro de Karting.

- ¿Vamos a los Karts?- Pregunto emocionada y Dylan asiente.

- A ver si aquí le das tan fuerte al acelerador como con mi Ferrari.- Yo me río y asiento.

- Ni lo dudes.- Afirmo y cuando salimos del coche me cojo al brazo de Mad y le cuento que debajo de la camiseta llevo un body de brillantes para cuando vayamos a cebar y ella me dice que ella se ha puesto un top de lentejuelas, y parece que hoy nos hayamos leído la mente para vestirnos.

Entramos al local y hay bastante gente. Dylan se acerca al mostrador y dice nuestros nombres y rápidamente nos están preparando para subirnos a los coches. Yo escojo el coche con el número 18, ya que es mi número de la suerte y cuando estamos listos arrancamos los cuatro los coches. Yo y Dylan vamos picándonos todo el rato por el primer puesto, pero al final gano yo por muy poquito.

Al acabar de los karts vamos a un restaurante que no queda muy lejos de ahí y antes de llegar yo y Mad nos quitamos las camisetas y los chicos se sorprenden y nos halagan. Cenamos los cuatro entre muchísimas risas y me siento super a gusto con ellos. Son mi nuevo hogar.

Al acabar llevamos a Mad y Justin a casa de él porque hoy duermen juntos. Me cae muy bien Justin, hemos estado bromeando todo el rato y es muy buen chico. Nosotros nos vamos a casa y como Albert y mi tía están dormidos cuando llegamos, aprovechamos la oportunidad y dormimos juntos en el cuarto de Dylan, donde él coge la camiseta que llevaba puesta, ya que esta limpia, y me la da para que la use de pijama.

- ¿Te han gustado mis sorpresas de cumpleaños?- Me pregunta cuando estamos tumbados y abrazados con la tele de fondo.

- Me han encantado, no podría haber tenido un cumpleaños mejor.- Le aseguro sonriente.

- Ibas muy sexi esta noche con ese body.-Me río, ya que cuando me lo he puesto estaba pensando justamente en eso.- Por eso me has ganado en los Karts, porque me distraías todo el rato.-Me acusa.

- ¡Pero si ahí aún no me había quitado la camiseta mentiroso!- Me río y él se ríe conmigo.

- Me parecías sexi igual.- Dice y yo niego mirándole.

- Excusas.- Suelto y él se ríe.

Nos acariciamos y hablamos un rato más hasta que al final, me quedo dormida abrazada al hombre del que estoy enamoradísima.

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