Capítulo 40

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Adley aparca el coche justo en frente de una casa un poco más pequeña que la de mi tía y Albert.

Es de un color blanco y tiene un tejado de color gris, la verdad es, que es preciosa. En general todas las casas de este recinto lo son.

- Bienvenidas a mi humilde hogar - dice con una sonrisa cuando los tres salimos del coche -. Mi casa no es ni la mitad de grande que las vuestras, pero es bastante acogedora -. Yo le miro y le sonrió asintiendo.

- Es preciosa, Adley - amito mirándole y después volviendo a dirigir mi mirada a la casa -. Y para que lo sepas, mi casa no es ni la mitad de grande que está - le digo acercándome a él, refiriéndome a mi verdadera casa.

Él me mira confuso durante unos instantes y después parece entender a lo que me refiero y suelta una pequeña risita antes de que los tres nos adentramos al pequeño jardín de su casa.

Tiene un gran porche que le da la vuelta, y justo en la entrada tiene un pequeño columpio en forma de banco para dos personas que es precioso. Cuando abre la puerta me quedo asombrada con la decoración. Es toda minimalista pero llamativa a la vez.

- Dios, es preciosa - musito entrando y mirándolo todo boquiabierta.

- Gracias, me alegra que te guste - dice una mujer, que deduzco que es la madre de Adley -. Me llamo Kat, tú debes de ser Adriana, ¿Verdad? - me dice extendiéndome la mano y yo la acepto sonriente y asistiendo.

- Encantada de conocerla Kat, y sí soy Adriana, pero prefiero que me llamen Adri - le digo sonriendo y ella asiente con una sonrisa -. Tiene una casa preciosa - Continuo halagando la casa, porque realmente se lo merece.

Todo está decorado con tonos pastel, lo cual hace que sea colorido pero neutral. No mentía Adley al decir que era acogedora.

- Gracias, preciosa - me responde y mira por detrás de mí y vuelve a sonreir -. Un placer volver a verte Maddie - le dice a mi amiga con una sonrisa y ella la mira igual y ambas se dan un corto abrazo.

- Igualmente - responde ella sonriendo.

- Bueno, pasar, la comida ya está en la mesa y no quiero que se enfríe - dice Kat avanzando por una puerta y nosotras la seguimos.

Cuando entramos al salón, este está distribuido en dos partes. Una es una especie de sala de estar, con un gran sofá y una gran televisión justo en frente de este, y todo está rodeado por un gran ventanal que le aporta bastante iluminación a la sala. La otra parte está adornada con una gran lámpara de araña y una mesa alargada rodeada por sillas de hierro con cojines blancos. Los muebles en esta parte de la casa son blancos y grisáceos y le dan un toque muy serio y tranquilo a la sala.

En la esquina de la mesa, están nuestros platos, con lo que parece un salteado de verduras y un filete de pollo. Solo con ver la buena pinta que tiene, me entra hambre, la que hasta ahora no había tenido, debido a que estaba demasiado preocupada y triste por todo lo que ha pasado. Los tres nos sentamos en la mesa: Adley presidiendo y yo y Mad a su lado, quedando una en frente de la otra. Kat nos avisa de que se va a ir al jardín a arreglar las flores y nos deja solos comiendo.

- La comida estaba deliciosa - dice Mad cuando ya se ha terminado su plato, y yo asiento acabando el último bocado de mi filete.

- Es una de las cosas que se le da mejor a mi madre, cocinar - admite Adley y ambas asentimos.

Adley se levanta y comienza a recoger la mesa, y yo y Mad le imitamos y le seguimos hasta la cocina donde lo dejamos todo ordenado.

- Si queréis podemos ir a la sala de estar, para poder hablar las cosas tranquilamente y sin que mi madre moleste o interrumpa - dice mi amigo mirándome a mí y yo asiento y noto cómo comienzo a ponerme nerviosa.

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