Capítulo 7: Real

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Ambos se quedaron petrificados en la habitación. JungKook no sabía que hacer, la chica estaba inmóvil con los ojos bien abiertos, estaba viendo el reflejo de su ex esposo en el espejo, muchas emociones recorrieron su cuerpo, JungKook corrió de inmediato para atraparla, MiOk se había desmayado por la impresión del momento.

—MiOk, MiOk, despierta—la sacudió con suavidad—Bebé, despierta—miró la cama y decidió cargarla. La recostó allí apresurándose a tomar algo del armario al azar, se vistió en el baño regresando donde su ex esposa—¿MiOk?—movió su brazo. Ella seguía sin responder.

— ¡¿Qué hiciste?!—la voz angustiada de Jimin le hizo llevarse un susto. El ángel no acostumbraba a avisar antes de aparecer. El rubio miró horrorizado la escena—¡Te dije que no debía verte, JungKook!

—Ella apareció, no sabía que podía entrar como si nada...

—MiOk tiene llave del departamento de TaeHyung, él mismo se la dio.

— ¿Podrías decirme las cosas antes de que ocurran?

—Ya las recuerdas.

—No, todavía no—se sentó a orillas de la cama, dio algunas palmaditas a sus mejillas—¿MiOk? Amor, ¿Me escuchas?

—Trae algo de alcohol, los humanos suelen desmayarse ante impresiones fuertes.

JungKook fue al baño buscando el botiquín de primeros auxilios, al conseguir la botella de alcohol y un poco de algodón vio su reflejo en el espejo, su verdadero reflejo, era su real yo vistiendo la ropa de TaeHyung pero sin ese espejo fingía ser Tae. Regresó a la habitación sentándose junto a MiOk, colocó algo de alcohol al algodón acercándolo a la nariz de ella, la chica se movió un poco despertando entonces.

—MiOk, ¿Me escuchas?

La castaña entreabrió sus ojos, lucía más pálida de lo normal, como si hubiera visto un fantasma (aunque casi fue así) MiOk se alejó de inmediato casi cayendo de la cama, ¿Qué clase de visión rara había sido esa?

—Tú...tú...—vio el espejo.

—Puedo explicartelo, debes calmarte...—y de nuevo Jimin no estaba.

MiOk sólo quería comprobar lo que había visto. Se movió despacio teniendo vista del reflejo, el chico volteó hacia el espejo sabiendo lo que ella estaba viendo.

—¿Qué...qué...?

—Escucha, sé que puede parecer confuso, yo estoy confuso y...

—Que buena manera de explicarlo.

Jimin de nuevo apareció de la nada de brazos cruzados. MiOk comenzó a temblar, su mente estaba en blanco, estaba a nada de desmayarse de nuevo, JungKook se apresuró a ella cuando cayó de rodillas, la pobre rompió a llorar haciendo que fuera más doloroso.

—MiOk, tienes que respirar, te explicaré todo—intentó tocarla pero ella negó. Tenía una terrible crisis de nervios—Mírame, respira, inhala y exhala—la miró a los ojos. MiOk encontró aquel brillo que caracterizaba a su ex esposo, comenzó a respirar al mismo ritmo del chico, éste tomó sus manos calmando sus temblores—Inhala...y exhala.

Jimin veía la escena en silencio, se supone que JungKook no debía exponerse por esa razón, fácilmente podía causarle un infarto a la pobre. MiOk logró calmar un poco su crisis de nervios, ayudó a JungKook a llevarla a la cama sentándola allí, la castaña lo miró sin reconocerlo.

— ¿Quién...eres tú?

—Park Jimin, el ángel guardián de Jeon JungKook.

—Ya—JungKook le reprochó—Para ser un ángel tienes poca compasión por los humanos.

—Tú...—MiOk apretó la mano de JungKook. Éste se agachó frente a ella sin soltarla—Tú eres...no, tú...eres Kim TaeHyung...—sus ojos contenían más lágrimas.

—Sé que esto es difícil para los dos, pero debes respirar, no quiero que te pase nada—besó su mano. MiOk seguía en shock.

—Jeon JungKook tuvo una oportunidad para venir a estar con su familia—Jimin intervino ayudando al chico. JungKook no dejaba de ver a la chica que amaba, estaba destrozada por completo, MiOk no lo soltaba—A veces...a las almas se les presenta la oportunidad de venir y cumplir su misión.

— ¿Qué...tiene que ver TaeHyung?—miró a JungKook—¿Siempre lo supiste?

—No, recién estoy entendiendo todo esto.

—Su reflejo será quien es en realidad pero sin ellos será TaeHyung—siguió explicándole—Se supone que esto no podías saberlo pero...el destino es...loco.

—Jimin, ¿Puedes dejarnos solos? Espérame afuera—pidió—Pero realmente espera y no desaparezcas.

El rubio se levantó de la cama retirándose. MiOk tenía una mirada triste pero también...esperanzada, la chica acercó temblorosa su mano a su mejilla, su respiración estaba agitándose de nuevo, JungKook tomó su mano besándola y acariciándola.

—No llores—su voz flaqueó dejando en claro que él también lloraría—Hola, bebé.

MiOk sollozó abrazándolo fuertemente, JungKook la abrazó también dejando salir sus lágrimas. Estuvieron así por un rato dejando salir mucho, MiOk tomó su rostro entre sus manos y él intentó limpiar sus mejillas.

—Te extrañé, te extrañé, me dejaste sola, no debías dejarnos, JoonHee...

—Lo siento, lo siento—el nudo en la garganta no le dejaba hablar con claridad—Perdóname, perdóname.

Jimin escuchaba los sollozos del otro lado, sonrió tristemente respirando profundo, no era el primer caso que debía atender.

●|●|●

JungKook salió de la habitación con un suspiro cansado, Jimin se acercó ofreciéndole una taza con un té que parecía agua, el chico tenía sus ojos hinchados y la nariz roja por llorar.

—MiOk se quedará a dormir—aceptó la taza—Le avisó a su madre.

— ¿Se calmó un poco?

—No.

Jimin notó que iba a llorar de nuevo.

—Beban esto juntos, el efecto dura una noche.

— ¿Qué es esto?

—Un té especial—le guiñó un ojo—Anda, puedo dormir en el sofá, me quedaré aquí.

●|●|●

MiOk se encontraba en medio de un claro, no sabía como había llegado allí, el sol brillaba en el cielo dejando caer sus rayos en el césped, el corazón de MiOk se aceleró al ver quien se acercaba. JungKook estaba en su cuerpo original, sin pensarlo fue corriendo hacia él saltando al tenerlo cerca, sus piernas rodearon su cintura y el pelinegro se dejó caer al suelo con ella, las rodillas del chico tocaron el césped mientras que ella seguía colgada de su cuello.

—Eres tú, eres tú—MiOk sollozó.

JungKook no podía decir nada, ni se había dado cuenta que estaba en su cuerpo original, sin soltar a MiOk estaba llorando como bebé.

Nada de eso era justo.

Ni siquiera el señor estaba siendo justo.

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