2.- El Chico Nuevo

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EMMA

El fin de semana anterior, se había cumplido un año más de la muerte de Patricia, mí única y mejor amiga, toda la tarde del sábado la pasé en el cementerio y llegué tarde a casa, así que mi última semana de vacaciones, fue todo un caos.

Al llegar, mamá me recibió con sus clásicos regaños y castigos, se llevó todos mis libros, me quitó el celular y la tablet, me prohibió las salidas al parque y ordenó que hiciera la limpieza general de la casa, papá intervino a mí favor, pero mamá no disminuyó el castigo.

Resignada obedecí, todas las noches terminaba rendida y rápidamente me quedaba dormida, mamá y Emily no perdían la oportunidad de agregarme más trabajo, acomodé la alacena, organice la cocina, regué las plantas, ordené el jardín, lave y planché la ropa de todos, Emily me obligó a ordenar su habitación.

Terminé llenando dos bolsas negras de ropa, que según ella ya no utilizaba, ni se pondría porque habían pasado de moda, como siempre mamá me obligó a tomar varías prendas, escogí lo que se acercaba a mí estilo y lo guarde en el fondo de mi clóset.

Terminé con el castigo antes del fin de semana, quería ir a visitar a los abuelos, pero el sábado papá decidió llevarnos de compras, ese día de último momento le surgió una reunión de trabajo y nos dejó en el centro comercial, para adelantar las compras.

Mamá y Emi entraron a las tiendas de moda y pronto se olvidaron de mí, decidí ir a mí tienda favorita, la librería, tomé una canastilla y comencé a surtir la lista de la escuela.

Al llegar al pasillo de fantasía y ciencia ficción, me perdí en la cantidad de títulos que se encontraban en los estantes, los abuelos me habían comprado una tarjeta de regalo y estaba segura que podía comprar un par de libros, para aumentar la colección.

Llevaba un par de horas tratando de elegir, terminé por escoger MARCADA y TRAICIONADA, dos libros de la serie LA CASA DE LA NOCHE, feliz retome las compras escolares, ya sólo me faltaba un libro que según uno de los dependientes, se encontraba al final de la tienda

Se le olvidó mencionar, que se encontraba en el estante más alto y mí uno cincuenta de estatura no me ayudaba alcanzarlo, decidida a no rendirme salté para tratar de alcanzarlo, fue inútil, una mano apareció frente a mí y tomó dos libros sin problema.

Frustrada me rendí, el extraño me sorprendió al darme uno de los libros, levanté la vista y me quedé observándolo como tonta, era un chico muy guapo, alto, de cuerpo atlético, cabello castaño rizado, de ojos cafés y una hermosa sonrisa.

- ¡Muchas gracias! - murmuré agitada y apenada dejé de verlo.

- Parece que seremos compañeros - comentó nervioso.

Sorprendida alcé la mirada y pregunté extrañada.

- ¿Asistes al bachillerato Libertad?.

Asiento sonriente, su sonrisa era muy bonita, ¿pero que rayos me pasaba?.

- Tú rostro no me es familiar - comenté y volví a observarlo con atención.

Explicó que era su primer año en la escuela, que tenía poco de haberse mudado, asentí tímidamente, mientras acomodaba el libro con el resto.

- ¡Emma ahí estás!, ¿Tienes todos mis libros?, Sabes que odio las compras escolares.

Emily apareció de la nada al inicio del pasillo y nos interrumpió, nerviosa agache la mirada, le respondí que ya tenía todos gracias al chico que me ayudó alcanzar el último.

El aludido se giro en dirección de mí gemela y la observó sorprendido, estaba segura que por su cabeza pasaba la palabra "gemelas", Emi lo escaneó descaradamente y le sonrío coqueta.

- ¡Hola guapo, soy Emily!.

- Santiago - respondió el chico.

Emily no perdió tiempo y se acercó a besarle la mejilla, se notaba que le gustaba e interesaba, no soporte más, los ignoré y comencé a caminar lista para pagar, al pasar frente a Santiago me tomo delicadamente del brazo y besó mi mejilla como despedida, no pude evitar sonrojarme.

Este era mí primer beso y no me importaba que fuera en la mejilla, Emi rompió mí burbuja de fantasía, hablándome con su tono molesto.

- Apresurarte, no querrás hacer enojar a mamá.

Asustada huí del lugar sin voltear a verlo.

Pague los libros escolares con la tarjeta que papá destinaba a estás compras y mis libros con el regalo de los abuelos, el dependiente me entregó las bolsas, como siempre tuve que cargarlas sin ayuda, se justificaron diciendo que acaban de hacerse la manicura, estaba tan acostumbrada que de nada servía protestar.

Habíamos avanzado un par de pasos cuándo papá apareció, al verme rápidamente me ayudó.

- ¿Nunca pueden ayudarte? - preguntó molesto.

- Ya las conoces - respondí alzando los hombros, para restarle importancia.

Acompañe a papá a dejar las compras en la camioneta, mientras ellas se dirigían a uno de los restaurantes para comer, papá me preguntó sí teníamos todo lo de la escuela y asentí, regresámos con las otras mujeres de la familia.

Quienes no nos esperaron para ordenar, tomé el menú y observé los diferentes platillos, todos tenían nombres demasiado sofisticados y yo que sólo quería una hamburguesa grasienta, terminé pidiéndo pasta, al terminar de comer regresamos a casa.

Papá y yo bajamos las compras, sin esperar indicaciones, acomode en el cuarto de Emi sus útiles y luego me encerré en mi habitación, lista para perderme en la lectura de mis nuevas adquisiciones.

El domingo toda la mañana, la pasé en la cama leyendo y comiendo comida chatarra, por la tarde papá entró para ver juntos una película, traía un enorme bol con palomitas y un par de refrescos, nos acomodamos en la cama para ver Crepúsculo.

No supe en que momento me quedé dormida, la alarma me despertó, indicando el inicio de clases y el último año de bachillerato, después de bañarme, me adentre en el clóset en busca del atuendo del día, tocaron la puerta e indique que entrarán, era mamá, me obligó a ponerme una de las prendas que Emi ya había usado.

Sabía perfectamente lo que ocurriría, decidí evitar la discusión y obedecí, bajé a desayunar, Emi al verme comenzó a burlarse, esto era un preámbulo de lo que me esperaba en la escuela, decidí ignorarla y me concentre en comer.

En cada inicio de curso, papá tenía la costumbre de llevarnos a la escuela el primer día de clases, me subí a la camioneta después de lavarme los dientes y esperamos por diez minutos a mí gemela.

Al llegar a la escuela, tuve que pasar frente al grupo de amigos de Emi, al verme iniciaron burlas, seguí mí camino en silencio y trate de ignorarlos, uno de ellos me cerró el paso e insultó con mayor intensidad.

Sentía las lágrimas acumularse en mis ojos, alcé la vista y encontré la mirada enojada de Santiago, caminaba hacia nosotros, sutilmente le hice señas para que no interviniera, no quería ocasionarle problemas en su primer día.

Yuritzin PM

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