12.- Sorpresas, Sorpresas

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EMMA

Después de esa inscribe noche, no volvimos a tener contacto, el resto de los días nos mantuvieron alejados, Emi no lo dejaba sólo y Joaquín cada que venía de visita me invitaba a salir, siempre le decía que no y mamá me obligaba a ir.

En varias ocasiones Emily y Santiago se nos unieron, según ella era genial que ambas tuviéramos novios, ¿En qué momento empecé a salir con Joaquín?, Cada salida era más incómoda que la anterior y no lo soportaba.

El último viernes de vacaciones, sólo estábamos mis papás y yo en casa, me extraño pero no le dí importancia, error, debí poner más atención a las señales, mamá me llamo a la sala y como siempre obedecí sin protestar.

- Emma, no regresarás con nosotros e decidido que vivirás con los abuelos - explicó seriamente.

- ¿Y la escuela?, Estoy a meses de terminar el bachillerato - Entré en pánico.

- Hablaré con el director y podrás cursarla a distancia, eres una alumna de excelencia no tendrás problemas.

- ¿Mamá por qué haces esto?.

Me observó con una ceja levantada y sonrió con ironía.

- ¿Creíste que podías engañarme?, Se perfectamente sobre tú relación secreta con Santiago y no voy a permitir que deje a Emily, por una don nadie como tú.

Soltó con desprecio, sus palabras me hirieron en lo más profundo del alma, las lágrimas invadieron de inmediato mis ojos.

- ¡Basta Esther!, ¡Deja de ser tan cruel! - intervino papá a mis espaldas.

- ¡No hables!, Sabías lo que ocurría y no hiciste nada.

- Porque mo había nada que hacer, entiende, Santiago quiere a Emma y Emily tiene que aprender a vivir con el rechazo.

Ambos siguieron gritando, no soporté más y huí a mí habitación, me encerré en el baño, llené la tina y me sumergí en ella, no supe en que momento me quedé dormida.

La abuela entró y me despertó, estaba asustada, me ayudó a salí y envolvió en una toalla, mientras temblaba de frío.

- ¿Querías morir de una hipotermia?, No vuelvas hacerlo - comentó preocupada.

Deje que me desvistiera y me pusiera ropa seca, cepillo lentamente mí cabello, hasta que logró tranquilizarme, me dejó en la cama mientras bajaba por un té.

Lloré toda la noche y evité bajar a desayunar, el abuelo subió comida, se aseguró de qué no dejará nada, la hora de la comida llegó y no podía seguir ocultandome, sin ánimos me reuní con el resto en el jardín.

Mamá soltó la bomba frente a todos y la comida de despedida terminó en conflicto, resignada regresé a la habitación, me tumbe en el suelo a escuchar música, no supe en que momento apareció Santiago, lo que menos quería era verlo.

Intentó disculparse, pero sabía perfectamente que la única culpable de la situación, era yo, creí que podía ser feliz y fallé en el intento, sabía que él no se rendiría sin pelear, así que le rompí el corazón, ví el dolor acumularse en sus ojos y mí corazón se quebró.

Esa misma tarde regresaron a casa y decí darle la vuelta a la página, a partir de este momento me enfocaría únicamente en mis estudios, lo meses comenzaron a pasar y a principios de marzo comencé a sentir mal, me levantaba con náuseas, me mareaba repentinamente y los olores fuertes me causaban vomito.

La abuela preocupada de me llevo al doctor, quien me mandó hacer diferentes análisis y me preguntó cuándo había sido mí última relación sexual, con pena respondí, entonces todo comenzó a encajar en mí mente y recordé que esa noche no nos cuidamos, el doctor confirmó mis sospechas y nos recomendó una ginecóloga.

La abuela sacó cita para el día siguiente y regresámos a casa, el abuelo al vernos preguntó sobre mí estado.

- En menos de nueve meses se le pasará - respondió la abuela.

El abuelo abrió los ojos sorprendido y me abrazó con cuidado.

- Seré bisabuelo - comentó emocionado.

La visita con la ginecóloga confirmó dos meses de embarazo, me recetó vitaminas prenatales e indicó una dieta balanceada, aún no lograba asimilar la noticia, en un mes cumpliría dieciocho años y en siete meses me convertiría en madre, demasiada información para asimilar.

- Santiago debe enterarse - comentó la abuela de regreso a casa.

- Lo traté muy mal la última vez, no creo que quiera saber de mí.

- Está vez no se trata de ustedes, hay una pequeña vida que los unirá por siempre - explicó la abuela.

Coloqué las manos en mí vientre y lo acaricié suavemente, entonces entendí que sin importar nada, amaría profundamente a este bebé y sería mejor madre de lo que Esther fue conmigo.

Los meses continuaron pasando y aún no me decidía en contarle la verdad a Santiago, en Abril recibí mí carta de aceptación para cursar la universidad en el extranjero y papá me visitó el fin de semana, por mí cumpleaños, le conté todas las novedades.

Se emocionó al saber que sería abuelo, no dudó en apoyarme, al igual que los abuelos comentó que Santiago debía enterarse, mencionó que Lucía había hablado con él, estaba preocupada por su hijo, le dije que lo seguía pensando y terminamos con el tema.

Recibí un correo de los directivos, dónde se me informaban que había sido seleccionada para dar el discurso de fin de año, emocionada, acepte sin dudar y comencé a redactarlo, la abuela me llevo de compras, eligió un hermoso vestido para la graduación, uno que me ayudara a disimulara mí pequeño vientre.

A inicios de Mayo, nuevamente visité a la ginecóloga y por primera vez pude escuchar su corazón, casi me desmayó al enterarme que tendría mellizos, los abuelos se emocionaron con la noticia, era momento de hablar con Santiago, la graduación sería en unos días y aprovecharía el viaje para buscarlo.

El tan esperado día llegó, estaba nerviosa, terminábamos de acomodar el equipaje en el carro de los abuelos, cuándo una camioneta se estacionó junto a nosotros y Joaquín apareció.

- ¿Se van? - quiso saber.

- Viajamos a la graduación de Emma - explicó el abuelo.

- El viaje es cansado, ¿Podría acompañarlos? - propuso Joaquín.

Los abuelos aceptaron y recomendó irnos en su camioneta, para mayor comodidad, pasamos a su casa por su maleta, les pedí a los abuelos no ir con mis padres, lo mejor sería quedarnos en un hotel, los abuelos pidieron tres habitaciones y el botones no ayudó con el equipaje.

Mis pequeños me levantaron muy temprano, cada día eran más inquietos, tomé una relajante ducha y me puse el vestido de maga larga con encaje negro, me calce unas botas Timberland gris, necesitaba estar cómoda con el embarazo, nunca use tacones.

La abuela apareció y me ayudó con el maquillaje, en realidad era base, polvo, rubor, máscara de pestañas y brillo labial, decidí llevar un bolso mediano, acomodé las ecografías y la prueba de embarazo, antes de salir respiré profundamente.

Joaquín y el abuelo nos esperaban en la recepción, al verme se sorprendieron.

Yuritzin PM

Vestido de Emma 👇

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