34.- Y Vivieron Felices

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SANTIAGO

Un año después.

- ¿Estás listo? - preguntó David desde el marco de la puerta.

Lo observé a través del espejo, vestía un traje gris y en brazos traía a sus gemelas que lucían pequeños vestidos color rosa pastel, ellas junto con Emi, Jazmín, Estrella y Patricia, serían las damas de honor, porque sí, después de tanto aplazarlo finalmente hoy era nuestra boda. La felicidad y los nervios me tenían al límite.

Un par de monstruitos aparecieron junto con la pequeña Patricia, que ya daba su primeros pasos, se lanzaron a mis brazos e intenté abrazarlos mientras los llenaba de besos, me sentía muy afortunado de tener está increíble familia.

- Papi, tía Emily dice que te apresures - informó Estrella, haciendo puchero.

Lo que me daba una idea del humor de mi cuñada, quien era nuestra organizadora y estos últimos días fue un gran dolor de cabeza, ya que suele ser un poco perfeccionista.

- ¡No la hagamos esperar o nos cancela la boda! - comenté con fingido terror.

David me dedicó una mirada de advertencia, que solo le duró un par de segundos antes de soltarse a reír, él mejor que nadie conocía lo extremista que podía llegar a ser su esposa.

El lugar contaba con una decoración en tonos claros, glamour y elegancia eran las palabras que mejor describían el entorno, Emily había hecho un gran trabajo, desde que reiniciamos la planeación ella se comprometió en darnos una boda de ensueño.

- ¡Al fin llegas! - gritó una impaciente Emi - ¿Por qué tardaron tanto?.

Está vez se dirijo a su esposo mientras besaba las mejillas de las gemelas, rápidamente retomó su pose de organizadora e indicó nuestros lugares y se fue con mis hijos a ver a Emma, quise ir con ellos pero de inmediato me lo impidió.

David y yo ocupamos nuestros lugares, estaba impaciente por ver a mí pequeña, la música empezó a sonar, centré mí atención en el largo pasillo, Jazmín y Clarissa fueron las primeras en aparecer, seguidas de Emily con las gemelas, finalmente aparecieron mis tres hijos.

La música cambió y The Only Exception se escuchó por todo el lugar, los ojos se me iluminaron al verla, mí pequeña Emma caminaba con paso seguro del brazo de su padre, los nervios y temores fueron remplazados por felicidad pura, no tenía duda de que era el amor de mí vida.

Humberto me entregó su mano e hizo prometerle que sería feliz, las palabras quedaron atoradas en mí garganta y asentí como respuesta, una vez frente al juez, esté inicio su clásico discurso e indicó que era el momento de decir nuestros votos.

- Emma, mí pequeña de expresivos ojos verdes... desde la primera vez que te ví supe que eras especial, más allá de tu físico me atrajo tú enigmática personalidad... hemos pasado por diferentes adversidades que podían fácilmente podían haber terminado con lo nuestro, pero sólo conseguimos hacer más fuerte nuestro amor... no prometo amarte y respetarte, porque es algo que hecho siempre y lo seguiré haciendo hasta que mi corazón deje de latir... Te amo.

EMMA

Sus votos llegaron a lo más profundo de mí alma y se instalaron en mí corazón, derramando las lágrimas acumuladas en mis ojos, él tenía razón nuestra historia no era ni sería un cuento de hadas, pero hace mucho que había dejado de creer en los finales felices.

Hasta que lo conocí. Santiago colocó el anillo en mí dedo anular, justo dónde tenía el anillo de compromiso, que era una sencilla argolla con un diamante negro, al finalizar besó con amor mis anillos.

- Santi, ¿Quien dirá que el chico nuevo cambiaría mí vida?, Llegaste cuándo menos lo esperaba pero más te necesitaba, marcaste un antes y un después... En el presente y futuro no me veo con otra persona que no seas tú... Eres y serás el amor de mí existencia, te amo y te amare hasta el último aliento.

Con manos temblorosas tomé el anillo y lo coloque en su dedo anular, nuestras miradas se encontraron, observé como brillaban sus ojos a causa de las lágrimas retenidas, le acaricié tiernamente la mejilla.

El juez finalizó la ceremonia indicando que oficialmente éramos esposos, los aplausos se escucharon por todo el lugar, Santi me tomó el rostro con ambas manos para sellar nuestra unión con un beso, te amo murmuró sobre mis labios.

Después de las fotografías, disfrutamos de la cena y antes de iniciar la fiesta fuimos llamados al centro de la pista para nuestro primer baile, enrede mis brazos en su cuello mientras él me tomaba de la cintura, The Only Exception nuevamente se escuchó, la canción tenía tanto significado que era el sountrack perfecto para nuestra historia.

Al finalizar el baile, Santiago no perdió más tiempo y lanzó la liga, que terminó en manos de papá, sonreí al verlo nervioso, mientas le guiñaba un ojo a Lucia, antes de lanzar el ramo, gire el rostro para localizar mí objetivo y fue así como terminó en manos de mí suegra, que lo observó con sorpresa.

Me acerque a susurrarle que era momento de avanzar y ser feliz, me brazo con fuerza mientras un par de lágrimas se le escapaban, susurró un tequilero en mí oído y le devolví el abrazo, ante de regresar con mí guapo esposo, me agradaba llamarlo así.

A la media noche partimos rumbo a nuestra luna de miel, nuestros hijos se quedarían al cuidado de sus abuelos, mientras nosotros disfrutábamos de una semana en un crucero por el Caribe, despedirnos de los monstruitos fue un poco doloroso, pero les prometimos estar en contacto.

Un Uber nos llevó hasta el puerto dónde ya se encontraba el barco en el que zarpariamos, antes de subir Santiago me tomó en brazos y llevó cargada hasta nuestra habitación, una ves adentro me colocó con cuidado en el suelo y besó con intensidad, comenzamos a desvestirnos rápidamente, ansiosos por disfrutar el uno del otro.

Ya en la cama se colocó encima de mí, apoyándose en sus brazos para no lastimarme, me besó la mandíbula y fue dejando un camino de besos húmedos por el cuello, clavícula, senos, abdomen, ombligo, hasta llegar a mí entre pierna, dónde con su lengua comenzó a recorrerme.

Arque la espalda como respuesta al placer que me estaba provocando, lentamente me penetró con un dedo, mientras seguía torturando mí clítoris con su lengua, sus caricias me llevaron rápidamente al orgasmo, cuándo me recupere tomé el control y está vez era yo quien lo recorría con la lengua.

Me sonrió coqueto, disfrutamos a plenitud nuestra noche de bodas, agotada acomodé mí cabeza en su pecho y él me abrazo con fuerza.

- Te amo pequeña - comentó con voz cansada.

- Te amo Santi - contesté en voz baja.

El cansancio me venció y pronto me quedé dormida, sabía que nuestra historia jamás sería perfecta, pero si algo me había quedado claro en todo esté tiempo... es que siempre nos mantendríamos unidos por amor.

 es que siempre nos mantendríamos unidos por amor

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Yuritzin PM

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