3.- La Chica Invisible

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SANTIAGO

Luego de las típicas presentaciones por ser el primer día, por fin llegó la hora del receso, tomé mí mochila dispuesto a reunirme con Emma, pero fuí retenido por Emily y sus amigos, fuimos juntos a la cafetería, encontré a la pequeña Emma en la fila e intenté acercarme, pero nuevamente su hermana me detuvo.

Le hizo señas a un par de chicos para que nos llevarán la comida a una mesa vacía, me negué aceptar el trato preferencial, incómodo me solté de su agarre y fuí como el resto a formarme en la fila, Emma pasó junto a mí e intenté hablarle, me ignoro y siguió caminando, ¿Qué estaba pasando?.

Regrese con la charola de comida a la mesa que decían era de "los populares", Emily me indicó un lugar a su lado, la mayoría terminaba su comida.

- No puedo creer, que viniera con la ropa que ya usaste - mencionó una rubia de ojos color miel, Diana creo que era su nombre.

Emily se encogió de hombros y siguió comiendo su ensalada.

- Por más que lo intente, siempre será la chica invisible - agregó una castaña, creo que su nombre es Camila.

Todos en la mesa comenzaron a reír, los observé sin entender.

- ¿De quien hablan? - pregunté intrigado.

- Perdón Bro, olvidamos que eres nuevo - intervino un chico que pertenecía al equipo de basket. - Hablamos de Emma, la hermana incómoda de la bella Emily.

Le guiño el ojo y volvieron a reír, todo este tiempo se han burlado de Emma sin compasión, recordé lo ocurrido en la mañana y apreté los puños con fuerza.

- No entiendo porqué la burla - hablé entre dientes - ¿Es tú hermana, porqué dejas que la traten así?.

Le pregunté molesto, dejó de comer, lentamente hizo a un lado los restos de su ensalada, nuestras miradas se encontraron y ví como los ojos se le llevaban de lágrimas.

- No la conoces, en varias ocasiones intenté integrarla a nuestro grupo, pero es inestable y no sabe convivir, ¿Crees que no me importa mí hermana? - explicó y derramó un par de lágrimas.

Tomé una servilleta y le limpie las lágrimas, no creía del todo en sus palabras, no se puede confiar en una persona que maltrata y humilla a los demás, el timbre sonó, regresamos a clases.

Al entrar al salón, note que Emma estaba concentrada escribiendo, decidí acercarme y hablar con ella, necesitaba saber porque me ignoraba.

- ¡Hola Emma! - llamé su atención.

Levantó la vista por unos segundos y continúo escribiendo, ¿Por qué se comportaba de está manera?, Emily llamo mí atención e indicó que me sentará a su lado, el profesor ingreso minutos más tarde.

La actitud de Emma me extrañaba, no entendía su comportamiento, tal vez me estaba obsesionando con ella y no estaba interesada en conocerme, las clases finalizaron, los "populares" planeaban una salida al cine, rechace su invitación.

Mis planes eran reunirme e intentar hablar con Emma, sabía perfectamente el lugar en el que la encontraría, me despedí y fuí hasta el parque, la encontré en su banca favorita con los audífonos puestos, me acerque y senté a su lado.

Estaba tan sumergida en su libro que no me notó, aproveche el momento para detallar sus facciones, definitivamente era muy bonita, levantó la vista y al verme se sobresalto, sonreí ante su reacción, se quitó los audífonos lentamente.

- ¿Cuánto tiempo llevas observándome? - preguntó incómoda.

- No lo sé, no tomé el tiempo - expliqué sonriente.

Puso los ojos en blanco.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí? - me observó con el ceño fruncido.

Apenado desvíe la mirada.

- Hace unas semanas que por casualidad llegué a este lugar y te ví, luego descubrí que vienes todas las tardes a leer en esta banca - expliqué sonrojado.

- Así que eres un acosador - afirmó.

La observé asustado y sorprendido, al verme comenzó a reír y terminé por unirme a sus risas.

Cuando dejamos de reír, me explicó el porqué no me hablaba en la escuela, ella no quería que Emily y sus amigos me molestaran, según decía era mejor tenerlos de aliados que de enemigos, fue tierno e inesperado que se preocupara por mí.

Intenté hacerle entender que no tenía miedo de enfrentarlos y que si ese era el precio por ser su amigo, lo aceptaba con gusto, acepto seguir conociéndonos y quizás volvernos amigos, pero tenía una condición en la escuela debíamos ignorarnos.

Me daba la impresión que temía a las reacciones de su hermana, quizá Emily no soportaba ser ignorada o era una excelente manipuladora, la tarde se nos pasó entre platicas sobre nuestros gustos e intereses.

Me ofrecí acompañarla hasta su casa, rápidamente negó y comenzó a temblar nerviosa, decidí no presionarla, le besé la mejilla como despedida.

Los días pasaban, todas las tardes nos reunimos en el parque, dejamos la banca y nos recostamos en el pasto, solíamos buscar figuras en las nubes o simplemente platicar.

Cuando tuve más confianza, le platique de la muerte de papá y ella me contó sobre la pérdida de su amiga, ambos entendíamos lo que era perder a un ser querido y eso nos unimos más.

Entre más la conocía más enamorado me sentía, me encantaba su personalidad única, les conté a mamá y la abuela sobre ella y mis sentimientos, ambas estaban contentas de verme de nuevo feliz, esperaban pronto conocerla.

Estábamos por concluir el semestre y había decidido pedirle que fuera mi novia, antes de irnos de vacaciones, con ayuda de la abuela le preparé una sorpresa.

El viernes acomodé todo con cuidado en la mochila y me fuí a la escuela emocionado, las clases pasaban rápidamente, llegó el receso y nos apresuramos a ir a la cafetería, coloqué la mochila sobre una silla para ir por el almuerzo.

Observaba nuestra mesa desde la fila, las chicas estaban peleando por alguna tonterías, estaba acostumbrado a esas escenas, no había día que no discutieran por alguna estupidez, Diana le tiró un manotazo a Camila que logro esquivarlo y golpeó mí mochila, todo el contenido terminó regado en el suelo.

Preocupado corrí para tratar de ocultar la sorpresa, pero encontré a Emily observando atentamente las rosas de papel y los cupcakes que preparo la abuela.

- ¡Guapo, descubrí tú sorpresa! - gritó emocionada y se lanzó a mis brazos.

Emma entraba a la cafetería y al escucharla, centro su atención en nosotros, los nervios comenzaron a invadirme, Emi aprovechó la confusión para besarme frente a todos, no supe reaccionar.

La impotencia se apoderó de mí, apreté a Emi con cuidado, tomé mi mochila y fuí en busca de Emma, la encontré en las canchas sentada bajo un árbol, titubeante me acerque y observé que tenía los ojos llorosos.

La culpa me invadió, me senté y con cuidado la abracé, me correspondió de inmediato acurrucandose en mí pecho, no soportaba verla así de frágil, seque sus lágrimas con mis pulgares, le besé el cabello, la frente y por último amabas mejillas, estaba perdidamente enamorado.

Yuritzin PM

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