Regalo

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Suave.

Esa fue la primera palabra que se le vino a la mente cuando sintió los labios de Volkov rozando su piel.

Aún podía sentir el dulzor del pastel en sus labios mientras los probaba por primera vez. Quizá a partir de ahora compraría pasteles más seguido.

Volkov nunca había sido fan de los sabores dulces, pero probarlos de los labios del moreno transformaba por completo el contexto. Disfrutaba empalagándose con ellos, gozando cada una de las sensaciones, teniendo que detenerse únicamente para tomar aire.

Ni siquiera era capaz de recordar cómo habían terminado de aquella manera, su mente no pensaba con claridad, y su cuerpo estaba centrado únicamente en el suave y sincronizado movimiento de sus bocas.

Era la primera vez que se besaban, pero parecía como si sus labios hubiesen tenido completamente ensayada la coreografía, moviéndose a la par, buscándose, sintiéndose, en una danza sincronizada, perfecta.

Perfección.

La única palabra capaz de describir aquel momento, aquella relajante sensación que había puesto en blanco ambas mentes, trayéndolos de vuelta a la realidad únicamente cuando se separaron, mirándose directamente a los ojos.

Horacio carraspeó ligeramente, apartándose un poco avergonzado, intentando esconder el sonrojo en sus mejillas y la hinchazón de sus labios, como si el contrario no supiera que los propios se encontraban iguales.

— P-pues ese fue el regalo, si me hubieras avisado con tiempo te habría traído otra cosa — intentaba recuperar la actitud coqueta de minutos atrás, cuando le había hecho cerrar los ojos para entregarle su regalo de cumpleaños.

— Yo... eh... en este caso no creo que... que hubiera usted podido encontrar algún... artículo o algún objeto, eh... q-que pudiera mejorar el regalo que, en este caso, Horacio, eh... usted m-me ha proporcionado — el nombrado recuperó la compostura apenas notó que probablemente Volkov estaba más nervioso que él mismo.

— Bueno, pues... feliz cumpleaños — se acercó nuevamente, dejando unos milímetros de separación entre sus rostros — ruso — y el vaivén comenzó de nuevo, regresándolos a aquella burbuja de sensaciones.

Tal vez a partir de ahora era un buen momento para comenzar a celebrar sus cumpleaños.

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Volkacio DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora