El color del amor

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Se dice que el amor es ciego, que, cuando te enamoras, tu perspectiva cambia. Ves a aquella persona con unos ojos diferentes a los demás, y cuando es correspondido, una conexión misteriosa les une, permitiéndoles ver más allá del exterior, ver el verdadero color de su ser.

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Después de meses de intentar concretar una reunión con el comisario, finalmente la había conseguido. Habían pasado muchos años sin verse, y los nervios le consumían por dentro.

No había pasado desapercibido para él todos los rumores sobre la pesada aura gris que rodeaba al ruso, la manera en que contagiaba de aquel color a quienes le rodeaban, sobre cómo la gente evitaba permanecer más de 10 minutos en la misma habitación que él.

Le preocupaba. Si bien, años atrás, Volkov tenía el aura gris, en aquel entonces era un gris más claro, que transmitía tranquilidad, no la gran tristeza que contaban ahora los cadetes que trabajaban con él.

El comisario de la LSPD también había escuchado rumores sobre el federal, quien también se decía que se encontraba rodeado por un halo oscuro y misterioso, la frialdad en su voz, en sus órdenes y en cada palabra que pronunciaba.

Ambos estaban nerviosos por el encuentro, pero también estaban emocionados. Se habían extrañado, aunque lo hubiesen negado durante todos aquellos años.

Unos ligeros golpes en la puerta avisaron de su llegada, dándole autorización de acceder al instante. La puerta se abrió, dando paso al federal, quien ingresaba con cautela, como si no hubiera sido visto aún.

Levantó la mirada hacia el comisario, con miedo de lo que podría encontrarse, le asustaba verle mal, pensar que algo tan malo podría haberle ocurrido para que su aura se oscureciera de esa manera.

Sin embargo, al conectar sus ojos con los contrarios, no se encontró con ninguno de los escenarios que en su cabeza había imaginado sobre lo que vería.

Viktor Volkov, rodeado de una suave aura verde claro, que no transmitía más que paz, que se sentía como una brisa fresca por la mañana. Su propia impresión no le dejó percatarse de la mirada sorprendida que el ruso le dedicaba a la vez.

Horacio emitía una tenue luz en un tono amarillo anaranjado, que transmitía calidez, se sentía como encontrarse sentado frente a una chimenea en medio de un frío invierno, lo había sentido tan solo unos segundos, pero ya se había vuelto adicto a la sensación.

Ambos sabían lo que aquello significaba, ver a aquella persona de un color completamente diferente al que los demás describían. Una duda inevitable surgió para ambos:

Si eran almas gemelas, ¿por qué en el pasado se veían del mismo color que todo el mundo los veía?

Estaba claro que tenían sentimientos por el contrario, pero Viktor le rechazó, esperando que de esa manera el moreno pudiera encontrar a su persona predestinada, y nunca pensó que aquella persona sería él mismo.

Pero a Horacio aquello no le interesaba, sus sentimientos por el ruso habían prevalecido. No le importaba conocer a su alma gemela, no quería conocerle si aquel título no le pertenecía al hombre que ahora estaba frente a él.

Sus corazones conectaron al instante, respondiéndoles sin palabras la pregunta que rondaba por sus mentes. Antes no era el momento, ni el lugar. Antes, ninguno estaba en disposición de amar, y aquellos años apartados hubieran dolido mil veces más.

Nunca habían escuchado de algún caso así, pero poco les importaba. Lo importante era el presente, estaban uno frente al otro, y una calidez crecía rápidamente en su interior.

- Priviet, Horacio – una suave sonrisa decoró su rostro, intensificando el sentimiento que su color verde transmitía.

- Buenas, Volkov – le devolvió el gesto, sin poder evitar que una pequeña lágrima se deslizara por su mejilla.

Después de aquel día, los rumores comenzaron a cambiar.

Se dice que, tanto el comisario como el federal, emanan ahora un aura gris claro a ojos de los demás. Pacífica, tranquila. Un aura que reflejaba el dolor que habían vivido, pero también la alegría que dominaba sus corazones ahora mismo.

»— FIN —«

*Datos extra*

- Las auras transmiten la verdadera personalidad del alma gemela, cómo son en realidad.

- El aura verde de Volkov se debe a su infancia, su amor por las plantas y la naturaleza.

- El aura amarilla de Horacio se debe a la actitud positiva que tuvo siempre frente a los problemas y la alegría infantil por las pequeñas cosas. 

Volkacio DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora