Título: "Línea de vida"
Advertencias: 💠⚠️ Spoilers del anime.
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Por favor, por favor respira, ¡respira!
No estaba en la camilla, pero era como si una fuerza mayor me atara a ella, como si mi corazón latiera a su ritmo y en este instante lo único que podía sentir era un vacío entre cada palpitar que golpeaba mi pecho, una parte de mí se estaba alejando en ese momento.
— ¡No te atrevas a dejarme Ryuguji!— grité sosteniendo su mano con fuerza—. ¡Lo prometiste! ¡Lo hiciste, así que lucha maldita sea!
Mis impulsos eran más fuertes en ese momento y sin importarme los llamados de atención de los camilleros y de Takemichi que tenía las lágrimas resbalando sin control por su rostro, golpeé con fuerza la zona donde el corazón detenido de Kenchin yacía.
— ¡Señorita!— Dos, tres golpes más con una fuerza mayor que la anterior—. ¡Ya bast...!
El pitido de la máquina silenció el ajetreo de la situación. El pulso cardiaco volvía a marcarse en la pequeña pantalla que se llevó mi cordura unos segundos atrás y después de ello me dejé caer en los asientos de la ambulancia mientras los enfermeros volvían a hacer lo suyo, de nuevo sostuve su mano porque mi existencia dependía de ese palpitar.
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Me sentía distante, desconectada del entorno, como si estuviera dormida. Tal vez solo eran ideas mías pero su falta de respuesta en mi mundo me hacía sentir un vacío que no creía manejar si su ausencia se ampliaba; era una tortura personal que se ceñía a mí. En ese momento era capaz de recordarlo a gran detalle, ojos, sonrisa, su calidez, todo parecía ser como la última vez.
Los llantos, gritos y reproches de unos contra otros se escuchaban a la distancia, pero me sentía tan débil que no me creía capaz de siquiera levantar la mirada, incluso cuando el chico que estuvo con nosotros desde niños apoyó con palabras alentadoras a Kenchin. Me convencía de que yo era la que sufría más en todo este asunto, porque yo lo tuve a mi lado tanto tiempo que... una mano se apoyó en mi hombro para darme aliento a lo que podría venir después; cuando di el respingo y miré hacia arriba el corazón dejó de funcionar cuando unos mechones rubios se asomaron, pero al final de cuentas no era lo que esperaba por ese par de ojos y la longitud del cabello.
— Él te ama— Se limitó a decir.
— Lo sé.
En ese punto no sabíamos si aquello había sido solo un empujón para creer en los milagros, que habían sido escasos en nuestra vida, o una despedida a lo que ambos estábamos acostumbrados a vivir. Sin embargo me fue imposible cerrar los ojos para dormir un poco, y lo único de lo que fui capaz, era del innegable hecho de que los recuerdos de mi vida brotaron como lava ardiente, insistiendo en no dejarme olvidar.
Flashback.
— ¡Ayuda!, ¡por favor!
Siempre fui alguien absorta de todo lo ajeno, tal vez por el hecho de que mis sentimientos eran remolinos devastadores en mi interior que no dejaban espacio a algo que pudiera interesarme; incluso podía ser por el hecho de que no conocía nada en este mundo. Me inclinaba a creer que la razón era más por la primera opción que por la segunda, sin embargo mi realidad era bastante peculiar para alguien de mi edad.
Nunca fuí dueña de mi vida; mi destino se decidió en el momento en que mis padres por su adicción a un mundo imaginario regalaron a su pequeño error para ir en busca de la felicidad. Jamás le importé a alguien, no hubo un solo individuo que estuviera para mí, que me acogiera en sus brazos o que su cálido tacto me diera confort; más bien, era como una guerra del más fuerte donde no debía confiar en aquellos que abrieran los brazos. Con los años, me convertí en un objeto de placer para miles de individuos; carecí de infancia, amigos, o algo que se relacionara a una niñez "normal", casi una década de vida la sobrellevé en las sombras y en muchas más ocasiones de las que era profanada, la idea de la muerte se atravesaba con facilidad y fuerza, algo terroríficamente tentador para la situación tan miserable en la que me veía envuelta.
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One Shots Y OTRAS COSILLAS DE ANIME (PEDIDOS ABIERTOS)
FanfictionConsidero que la vida es demasiado dura y aburrida como para enfrentarla sin un poco de imaginación o escapar de la realidad de vez en cuando. En ocasiones eso nos ayuda a no caer en la locura. Es por eso que aquí está este pequeño libro; un portal...