Lealtad

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El chico regresa casi corriendo a la planta principal, yendo directamente a la oficina de Yoongi, quien ve atento como entra, cual torbellino de viento, casi tumbando la puerta, con las mejillas sonrosadas, y respirando con irregularidad, logrando que se levante de su escritorio, alarmado, y vaya hacia él, intentando saber si ocurrió algo malo.

—¿Que sucede, ángel?—busca una señal de que se ha hecho daño pero solo le nota alarmado, con sus ojitos más grandes de lo normal, y su piel pálida como la nieve expuesta a tantos cambios.

Pero finalmente habla, no aguantando más tener esa información en la garganta. Dios, que no.

—He escuchado algo horrible—respira profundo, casi siendo dramático.—No sé como, pero están creando un complot contra ti, los cinco socios. Quieren inculparte, y..

Yoongi abre los ojos asustado, sintiendo un sudor frío recorrerle la espalda.

—Más despacio—lo interrumpe, no creyendo lo que escucha.—No te entiendo, ¿Qué mierda dices?.

El de cabellos oscuros suspira bajito, intentando calmarse, para poder explicar bien la bomba que les caerá encima.

—Yoongi, escúchame—lo lleva de la mano hacia su escritorio, para que reciba la noticia sentado.—Soy incapaz de callarme así que pensemos bien que hacer.

Yoongi asiente, aún sin entender un carajo, impaciente, pero dispuesto a escucharlo.

—Habla por favor, me estás jodiendo las pelotas.

Pero no estaba listo para escucharlo, no cuando ya ha tenido mucha mierda que cargar en esa ciudad en la que le han recibido tan mal, casi extrañando Inglaterra debido a que a pesar de la diferencia de culturas incluso allá se le trató mejor.

—Fui a ver a Joo para que me firmara unos documentos y lo escuché hablar por teléfono con uno de los socios,—se calla un momento antes de soltar tremenda bomba.— Planean expulsarte.

El señor Min frunce las cejas, sintiendo la rabia oprimir su pecho, ya realmente cansado de tanto rechazo.

—¿Que carajos les sucede? ¿Por qué me joden tanto si solo vine aquí a trabajar? Estoy consiente que soy una mierda de jefe pero que hijos de puta.

Hoseok le acaricia la mandíbula, sintiendo una vez más la presión a la que es sometido, y lamentando realmente que sea víctima de ello.

—Eres un jefe maravilloso, Yoon, has mantenido a flote esta empresa tomando las mejores decisiones, incluso habiendo cargado con la sombra de tu padre encima, que aunque odias créeme era una máquina de poder.

—Eres el único que cree eso, Hoseok.

—Pero es verdad.

Min niega, ya bastante harto de tanta mierda, poniéndose en pie, y haciéndolo a un lado, dispuesto a poner fin a esta maldita situación que no debió salirse de sus manos, pero el más chico le detiene.

—¿Dónde vas?—le ha tomado de la mano, y su cálido contacto le domina, aunque no lo suficiente para dejar pasar el enojo.

—Primero voy a partiles la cara y después los echaré de mi empresa. Porque no se que mierda le pasó a mi padre al venderles una cantidad de acciones ridícula, pero me importa una mierda porque yo poseo la mayoría, y voy a vetarlos.

—¿Qué? Eso será peor, no puedes lanzarte sin pruebas.—Hoseok le debate pero el mayor está muy molesto como para entender razones.

—Me lo estás diciendo tú, es suficiente para creerlo y presentar una justificación a su despido.

Intransigente. © [YOONSEOK.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora