Crush.

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Una semana después a Hoseok aún le tiemblan las piernas cada que ve a su jefe entrar, o les toca estar juntos por largos minutos mientras debaten sobre algún asunto obviamente laboral, y quizá es momento de admitir que aunque es muy profesional tiene un posible crush con el chico un año mayor que él, y al cual no le está yendo tan bien como para continuar, y es que las relaciones públicas lo están destrozando, alegando que es demasiado joven para liderar una de las empresas más importantes del país, y teniendo bajo su mando los empleos de millones de personas, sin embargo no lo ve en ningún momento intimidarse, ni dejarse humillar, al contrario, se esfuerza en trabajar más, intentando ganarse un lugar en ese hueco llamado sociedad.

—¡Maldita sea!—lo escucha gritar tras haber colgado una llamada más, suponiendo que no le fue mal pero ya está harto de tanto rechazo.

—Quizá si fuera más suave señor—se atreve a opinar pero Yoongi no le presta la más mínima atención.

—Ser suave no funciona con idiotas que subestiman tus capacidades, Hoseok—el hombre gruñe, evidentemente molesto porque todos le están dando la espalda aún cuando se esfuerza en continuar.—De no ser porque los contratos están firmados estas empresas se desligarían de la nuestra.

El menor sabe eso pero también está seguro de que es solo una crisis de confianza que Min Enterprise ganará cuando las empresas con las que tienen negocios se den cuenta que el nuevo jefe es lo suficientemente inteligente para permanecer al mando.

—El trato con los Lazcano está cerrado y dió buenos resultados, señor. Por ahora estamos bien.

—Por lo menos—Yoongi chasquea, orgulloso de que esa empresa Mexicana aceptara iniciar su negocio de exportación con ellos, apesar de los cambios.—Es mi primer negociación así que tiene que marchar bien.

Sus ojitos cansados analizan el papeleo que Hoseok sabe a costado armar, así que con ternura le dedica una sonrisa.

—Le traeré un café.

Yoongi alza al fin la mirada, observándolo con frialdad, pero sin ocultar el alivio que el chico supone pues su apoyo es importante para él.

—Sabes que no es tu trabajo pero lo agradecería mucho.

A Hoseok se le aprieta el corazón, y las mejillas se le tiñen de un bonito tinte rosado, cuando asiente.

—Volveré enseguida.






🍷🍷🍷










Pasan de las cinco cuando Yoongi sale de esas cuatro paredes y se detiene en su escritorio, notando lo bonita que luce la oficina de su asistente, y como este detiene su trabajo para observarle, alzando las pestañas hacia arriba, dejando notar esos grandes ojos que parecen perlas del océano hacia él.

Y el mayor debería ser un idiota si niega lo bonito que el chiquillo está, sin embargo sabe que no debe mirarlo de otra manera, así que prosigue a hablar.

—Me retiro por hoy, deberías descansar tú también.

A Hoseok le tiemblan los labios pero logra sonreír antes de ponerse de pie y hacer una pequeña reverencia para él.

—Que tenga una buena noche, señor. Nos vemos mañana.

Yoongi asiente, con frialdad, realmente cansado de tanta mierda y cegado del trabajo que no puede notar la marea de emociones con las que el chiquillo le mira.

—Buenas noches, Hoseok.







🍷🍷🍷🍷











Jimin se ríe de él cuando van saliendo de la empresa minutos después de que el jefe se marchara, y es que Hoseok alega tener un crush inocente por él apesar de su frío trato, y de escucharlo maldecir cada cinco minutos, sin embargo nada va más allá de desear olvidar lo laboral un momento y tener una fantasía con él en la oficina, hablando un tanto fuerte y riendo a carcajadas como los jóvenes que son, sin reparar en que varias personas puedan escuchar.

—Seguramente tiene una esposa, o dejó más en Inglaterra..

—Pero como crees si está comprometido conmigo—rechista a carcajada cuando llega a su auto, luego da un abrazo a su amigo antes de subirse y manejar.—Te invitaré a la boda.

Poco sabe, que quizá esas palabras se hagan realidad, pero quizá no sea malo soñar.

—Mierda, olvidé el portafolio—es tarde cuando se da cuenta de que se ha olvidado de algo importante así que sube de nuevo al ascensor, esta vez sin compañía y baja la mirada, intentando dejar pasar la alegría del momento, por ende no es consiente del momento en que alguien más entra con él.—¿También olvidaste algo?—habla despistado, bastante cansado del día tan pesado que ha tenido, sin reparar en quien tiene al lado.

—Mi celular—la voz de Yoongi le responde, haciendo que sus vellos se ericen mientras un escalofrío le recorre la espalda.

—Señor Min—carraspea mientras las puertas del ascensor se cierran.—Puedo traerselo si gusta.

Yoongi niega, aún serio.

—Ya estoy aquí, vamos.

La velocidad a vertigo hace que el momento de subir sea rápido y ambos en silencio salgan del aparato, siendo Min quien le cede primero el paso, como un caballero, por lo que Hoseok nervioso recoge el portafolio y le espera para bajar juntos.

—Espero que todo en la mansión sea de su agrado. Me informaron que su habitación ya está lista.

Yoongi asiente cuando ha tomado su celular y ambos van de nuevo a la caja metálica.

—Está todo bien, gracias.

Es frío, y bastante distante pero eso al menor no le importa y le sonríe comentando que también se le informó que el jardín fue modificado como lo había pedido.

—Es una buena temporada para que crezcan los rosales.

Ya están de nuevo en el estacionamiento, apunto de despedirse cuando Yoongi sonríe: haciendo que su pequeño corazón se derrita.

—Es también una buena temporada para una boda, ojalá me invites.

Hoseok se queda helado ante sus palabras, no evitando notar el tono burlón en ellas, temiendo de pronto que su jefe haya escuchado las tonterías que habló de él hace solo momentos.

—Señor Min ¿me ha escuchado?.—pregunta con temor pero este simplemente le dedica una sonrisa, una cálida y dulce que lo confunde demasiado.

—Buenas noches, Hoseok.

Y le deja esperando una respuesta.

***

¡NO OLVIDES VOTAR!.

Intransigente. © [YOONSEOK.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora