¿Jugar?.

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Min Yoongi no cree haber tenido jamás un novio tan vivaz y coqueto, al contrario, cree que jamás imaginó que una persona así siquiera existiría, pero ahora es testigo clave de que tal pecado lo carga ese ángel llamado Jung Hoseok, porque maldita sea, el chico es tentador, levemente travieso, con un sentido del humor bastante peculiar y un físico favorecedor, que le ayuda a dejar hechizos sobre las víctimas que posen sus ojos en él, noqueando cualquier pensamiento lógico y bloqueando las posibles salidas para salir de su vida.

Y le está volviendo loco, maldita sea.

Trabajar con él es encantador, el chico además es profesional, cumple a la perfección sus deberes, y ayuda de más, logrando ser un hombre útil en un ambiente lleno de estrés, pero también es candente cuando mueve su culo de un lado a otro, intentando coquetear, o cuando se le sube encima para besarle aprovechando un momento de soledad entre esas cuatro paredes en las que solo ellos dos tienen permiso de ingresar, y es tan dulce que a todos les agrada, Yoongi lo puede notar pues ya lo ha visto hablar con varios empleados de la empresa como si fueran amigos de toda la vida.

—Eres encantador..—lo tiene sometido contra la pared, pues hace un rato lo escuchó llegar y fue la oportunidad perfecta para tener un poco más de él.—Te veo reír y coquetear con todo el mundo.

Hoseok está hiperventilando de la sensación de sentir como sus labios le atormentan el cuello mientras sus manos le aprietan la cadera, sin poder creer como estos momentos son cada vez más frecuentes desde que aceptaron llevar su contacto más allá de lo laboral, logrando perder el control y dejandose tocar como si nada importara un carajo para él.

—Lo soy, pero solo coqueteo contigo señor Min—se atreve a responder, pero para su jefe no es suficiente y le aprieta más, permitiendo que su pecho se pegue a la espalda del menor.

—Y como me encantas—gruñe, empujando su pelvis hacia ese perfecto trasero que le vuelve loco.—Tanto que quiero jugar.

—¿Jugar?.

Asiente, resoplando en su oído, para después apartarse de él sin ninguna explicación, y mirarle con frialdad.

—Llama a la bodega B y pregunta como van los preparativos de la nueva exportación —ordena.

¿Y que mierda?

A Hoseok le cuesta comprender, pero es lo suficientemente dulce como para intentar dejar pasar el candente momento de posesibidad que vivían, y disponerse a cumplir con sus obligaciones, sobre todo porque apenas son las cuatro de la tarde y no han acabado horario laboral. Sin embargo no esperaba que, al tomar el teléfono y darle la espalda; el mayor se le acerque de nuevo, amasando con  gruesas manos su trasero, mientras sus labios regresan a su cuello.

Joder..

Apenas se concentra en la llamada que para su desgracia dura bastante pues le están poniendo al tanto de varias novedades, tiempo que Yoongi aprovecha para aflojar sus pantalones y colar las manos bajo esos boxers que guardan los rincones más escondidos de Hoseok. ¿Y es muy pronto?. Quizá si, pero es tarde cuando ha echado la cabeza hacia atrás, evitando jadear, porque el mayor le está masturbando sin importar que está en una llamada que Jung solo quiere colgar.

—Delicioso—lo escucha susurrar, aún sin dejar de bombear su gruesa masculinidad, sabiendo dónde y cómo apretar, entreteniendose de más en la base, y deslizando algunos dedos hacia sus bolas, casi haciéndolo gritar.

Es algo inaudito que jamás se imaginó que pudiera pasar, sobre todo porque es claro que tienen una increíble química sexual pero tantos problemas encima; lo cual haría imposible que se permitieran estas travesuras, pero a Yoongi poco le importa y se concentra en llevarlo al límite de la locura cuando la llamada cuelga y le puede aferrar del mentón, obligándolo a girar el cuello y así acercar sus bocas logrando un beso sucio y fuera de límites, mientras con rapidez aún le toca, buscando hacerlo perder la cordura.

Y lo logra.—Yoon..—el chiquillo suspira, olvidando que están en la oficina, y arrugando sus ojitos con fuerza, mientras retuerce los dedos que se aferran a su cuerpo, hasta que por fin el orgasmo lo arrasa y varias tiras de semen van a parar a la madera del escritorio cuando escapan de su cuerpo y de las manos del mayor que lo tocaba.

Y este sonríe orgulloso porque logró jugar con él y hacerlo pedazos con tan solo un orgasmo y sin tocar su bonito culo, lo cual es fascinante, aunque le dejó con ganas de más.

—Respira ángel, esto solo ha sido el comienzo—le promete, sacando su pañuelo para ayudarle a limpiar un poco su perfecto desastre y ese bonito pene que logró apreciar.—Vamos a limpiarte, porque volveremos a trabajar.

—¿Uh?—Hoseok apenas parpadea, satisfecho ante ese juego travieso que sobrepaso mil límites.—Por Dios, que fue increíble.

Poco a poco el señor Min lo viste, notando que es una marioneta que se deja hacer a su voluntad a cambio de un par de besos, lo cual le hace imaginar la cantidad de locuras que le hará si el chiquillo continúa dejándose dominar.

—Ven aquí..—lo carga hacia el sofá de la oficina cuando ya está con su pantalón en su lugar, pero Hoseok lo jala con él y ambos terminan de nuevo enredados.—¿Que haces?.

—Yo también quiero jugar.—exige, pero está tan agotado que, Yoongi no se piensa aprovechar, además efectivamente es un juego que se mueve lento para poder disfrutar.

—Relajate, para que puedas volver a trabajar, porque además tenemos una reunión en veinte minutos.

Maldita sea, a Hoseok se le van los colores de sus mejillas y se intenta levantar, pues no puede creer como esto ha avanzado al punto de olvidar dónde están.—No puede ser, lo había olvídado.

Yoongi sonríe, de nuevo deseando besarlo, y aún estando duro por haber hecho lo de hace un rato.

—Paciencia ángel, ya habrá tiempo para tenerte como deseo—promete, evitando mencionar que será cuándo se canse de jugar. 

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Intransigente. © [YOONSEOK.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora