Prólogo.

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Min Yoongi regresa a Corea tras ser informado del deplorable estado de salud en el que su padre al parecer está, sin embargo su rostro es neutro, y durante todo el trayecto en avión desde Inglaterra no ha sucumbido a los nervios, ni al llanto, reacción obvia pues el volver a ver a su padre luego de años no es algo que desee, mucho menos cree necesitarlo.

El hombre de apenas veinticuatro años ha crecido rodeado de empleados, y en orfanatos después de la muerte de su madre, ¿por que lloraría por su padre ausente que lo aisló de su ciudad cuándo apenas tenía nueve años?. No hay lógica.

Tampoco cree que en la supuesta enfermedad terminal de su progenitor, sin embargo se encuentra entrando a la casa que alguna vez fue su hogar, y se deja guiar hacia la puerta donde se supone está.

Inmediatamente sus ojos ven en esa oscura habitación; una camilla dentro, en ella el cuerpo de un hombre-que conoce tan poco- postrado. Hay miles de artefactos médicos conectados a su cuerpo, y su piel que usualmente es pálida, se encuentra ahora amarillenta, literalmente como si fuese víctima de una peste.

No tiene idea de que sucede, no obstante avanza permaneciendo frío, muy seguro de demostrar que ya no es ese niño que abandonó, si no un hombre que supo sobrevivir en una ciudad totalmente ajena a la suya.

—Viniste.. —Min Jaky susurra, sin un rastro de añorancia en su mirada que se encuentra totalmente vacía.—Mi primogénito, y único hijo.  Mi-

—Al punto padre. No me interesan tus últimas palabras —lo interrumpe neutro, no importandole en serio lo que el jodido hombre tenga que decirle, no después de tantos años sin verle.

Este para su sorpresa ríe sin aliento, dando a entender que piensa lo mismo. Pero.. por alguna razón lo quiere cerca.

—Estoy muriendo Yoongi—confiesa tras que sabe que no tendrá que fingir una reconciliación, y el mencionado frunce el ceño, esperando que dirá.—El cáncer ha carcomido mi cuerpo lo cual debo admitir es una gran cagada a mis cincuenta y siete años.

Yoongi hace una mueca de desagrado.

—¿Que tengo que ver con todo esto?.

Su padre una vez más ríe pese a la situación.

—Tengo que despedirme de tí, y dejarte mis instrucciones..

—No me digas—el menor se burla sarcástico. —¿No quieres un abrazo?.

—Hablo en serio Yoongi. No me jodas—es frenado pues al igual que de niño, no le soporta. —Te necesito aquí.

—Por favor no me hagas reír. Nunca te has interesado por mí. Me has dejado prácticamente tirado en una ciudad extraña, en un maldito orfanato.

—Pero no sin dinero—es frenado, igual con ironía. —Me he encargado de que nada te falte aún cuándo te saliste del colegio al ser mayor de edad. Pagué tu maldita Universidad, y el apartamento en el que ahora estás. No me vengas a decir que no me ocupo de tí.

—Es dinero nada más—refuta, comenzando a cabrearse.

—Es lo que el mundo necesita, así que tú decides si escucharme o lárgate de aquí.

—¿Y que quieres?.

El mayor sonríe ladino.

—Moriré en cualquier momento y voy a dejarte todo, mi empresa, mi poder, mi dinero.

—No quiero tu puto legado. No lo necesito.

—Perfecto. Solo ten en cuenta que de no aceptar pierdes lo que ahora tienes y regresarás a Inglaterra sin nada.

El menor de los Min aprieta la mandíbula, intentando no gritar por la ofensa, y aunque puede mandar al diablo este estúpido reclamo; debe ser más inteligente y sacar provecho de ello. No puede quedarse sin nada. Inglaterra puede esperar.

—Me quedo—gruñe, aceptando lo que sea que signifique tanto para su padre. —Pero no pasaré lo que te resta a tu lado. Muere solo, imbécil.

Efectivamente esa misma noche Min Jaky es declarado oficialmente muerto tras un paro respiratario que era previsto por su delicado estado, y es así como Min Yoongi queda como herededoro de Empresas Min, y joder. Le espera un infierno allí a menos que ese chiquillo de piernas largas y radiante sonrisa llamado Hoseok se ponga de su parte.

***

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Intransigente. © [YOONSEOK.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora