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•Jimin•

—Cookie ¿Dónde estás conejito? Ven, es hora de darte un baño de burbujas.

Mi pequeño cookie no dejaba de brincar por todo el jardín, su pelaje blanco ahora era de un color marrón por la tierra en dónde se la paso jugando, estaba demasiado cansado, no lo podía atrapar, así que me tiré al pasto y dejé salir un grito de frustración, tener una mascota tan brincona era desesperante.

—Esto es agotador.

—Te dije que no sería una labor fácil mi vida.

—¡Yoonie! —Me levanté como rayo al escuchar la voz de mi yoonie, corrí a sus brazos la cuál él me tomó y me cargó en sus brazos. —¿En donde estuvo en todo el día? Lo necesitaba para que me ayudara a bañar a cookie.

—Lo lamento mi cielo, tuve que hacer unos asuntos de la aldea, pero no te preocupes que ya estoy aquí y con todo el tiempo libre para ayudarte a bañar a esa bola de nieve blanca.

—No le diga así, se llama cookie, además usted también tiene su piel como nieve, y no se diga esos colmillos que sobre salen de sus labios.

—Hablando de colmillos... Déjame ver tu cuellito, necesito ver sí la mordida ya ha cicatrizado.

—Yoonie, me mordiste hace unas semanas, ya hasta a desaparecido la marca. —Dije riéndome pues sus manos me estaban haciendo cosquillas en mi cuello.

—Hablando de marca ¿Ya pensaste lo que te propuse hace unos días?

—¿Lo que me propusiste?

—Dime algo jimin ¿Aún quieres ver a Jungkook?

—¿Me permitirás verlo? —Dije emocionado y dando pequeños saltitos, pero su mirada sería hizo que volviera a sentarme en el suelo y dejar de sonreír. —Eso es un no cierto.

—Parece que no me entendiste muy bien a lo que te dije jimin... Si quieres ver a Jungkook tienes que dejar que te marque, morderte, beber de tu sangre, y que tú bebas la mía, hacerte completamente mío.

—Pero yoonie, yo...

—¡MINIE!

Rápido voltee a ver a la persona que me había llamado, venía corriendo hacia a mí, una sonrisa apareció en mi rostro al ver a la persona que venía trotando tan feliz.

—¡TAE TAE!

Me levante como rayo corrí hacia mi amigo que después de mucho tiempo no veía, fácil me tomo en sus brazos y me cargó, ¡Tae creció mucho! Pudo cargarme y empezó a darme muchas vueltas mientras reíamos.

—¡Te extrañe mucho minie!

—Y yo a ti tae tae.

Tae me bajo y yo tuve que alzar mi cabeza para verlo a los ojos, en verdad que es más alto.

—¿Cómo supiste donde vivía ahora tae?

—Yo no sabía, hobi me trajo.

—¿Hobi?

—Hola jimin.

Voltee nuevamente y mire a mi tío hoseok caminando con una mochila y una maleta en sus manos.

—Hobi, ¿trajiste todas mis cosas verdad?

—Si amor, aquí está todo en esta mochila... Y jimin ¿No piensas saludarme?

—No es necesario que lo haga.

La voz de mi yoonie interrumpió y el semblante de hobi cambió a uno serio.

Mi sangre fresca »Kookmin«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora