𝒄𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 28

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Tres años después, región Shinjuku, 2 de Febrero 2008

Omnisciente

La bicolor baja las escaleras del lugar de reuniones de Brahman a paso lento y sensual. Colocando ambas manos en su cadera sonriendo de manera perversa sin apartar la mirada de la persona frente a ella.

—Vaya, vaya, esta ciudad parece realmente peligrosa.— mirando al hombre desde el último peldaño de escalones, con Wakasa a su lado.— Deberíamos tomar medidas para el cumplimiento de la ley.

—Si, bueno, a mi nada me asusta.— respondió, mirando a la chica con aires de grandeza.— Ninguna banda va a lograr que huya despavorido.

Relamió sus labios mirando por el rabillo del ojo a su hermano, quien la miraba desde el fondo del lugar, en espera del gran acto final.

— Cariño~, parece que te tenemos acorralado. ¿Qué harás?.— Ibara Ren, el espía encubierto de Rokuhara Tandai, tembló de solo ver el aura oscura que rodeó a la chica que momentos antes le había hablado tan dulce

Por la mente de Ren solo podían pasar mil preguntas pero las que más resaltaban eran estas dos: ¿qué diablos había echo mal? ¿cómo es que se dieron cuenta tan rápido de lo que estaba haciendo?.

 ¿Tan torpe había sido para que la líder y sub-líder de Brahman lo descubrieran?.

Lo único que podía esperar es que ahora, aquella chica que había logrado arrodillar a más de dos pandillas ante ella, acabara con su vida, tal y como lo había hecho con todas las demás o si bien le iba... unirse a ellas.

—Te perdonaremos la vida si te redimes ante Brahman.— hablo Senju, bajando las escaleras hasta llegar a un lado de la bicolor.— Si no, prepárate para morir. Es tu única opción.

Y lo sabía. Sabia que no tendría de otra más que unirse a ellas y jurarles lealtad o todo podría ir peor... Más de lo que ya esta.

—Se te acaba el tiempo.— canturreo Akane, cruzando los brazos sobre su pecho, los cuales eran escondidos por la enorme sudadera negra

Ren sudaba frío, miraba a todos lados buscando una mejor solución para evitar unirse a Brahman... Pero lo pensó mucho. Antes de que se diera cuenta, el pie de Akane había partido su mandíbula en dos, cayendo de lleno al frío y duro asfalto; su visión se hacía cada vez más borrosa con el pasar de los segundos y lo último que acaparó su visión fueron las botas de combate negras que usaba la chica para después caer desmayado.

Con la punta de su pie empujó el cuerpo del chico, puso un pie en su tórax y con las manos en su cadera miró a todos los miembros de Brahman, escaneándolos con la mirada, todos llegaron a pensar que sus fríos y blancos ojos podían ver hasta en lo más profundo de su ser, sintiendo los bellos de su cuerpo erizarse.

𝐃𝐫𝐨𝐰𝐧𝐢𝐧𝐠 || 𝐌𝐢𝐭𝐬𝐮𝐲𝐚 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐬𝐡𝐢 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora