22.

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CAPÍTULO 22.

Ya habían pasado dos meses desde que las vacaciones de Harry habían acabado. Había vuelto a Los Ángeles para poder grabar canciones en el estudio de grabación. La fecha de estreno del tercer álbum se veía venir y para celebrarlo, había decidió hacer una fiesta, a la cual había invitado a todos.

–Estás cordialmente invitada a mi fiesta. –Harry le dijo a Felicity por llamada hace ya una semana. Era la primera persona a la que le mencionaba el tema de la fiesta, pero sabía que tenía que hacerlo con anticipación para que pidiera permiso en el trabajo.

–¿Harás una fiesta y quieres que viaje hasta el otro lado del mundo para atender? –bromeó ella sabiendo la respuesta que el cantante le daría.

Harry se pasó casi veinte minutos tratando de convencerla para que viajara, incluso le dijo que podía llevar a Tom. 

La relación entre ellos dos seguía avanzando y parecía prometedora. Elio ya había conocido a Tom una tarde en la que ella lo llevó a la cafetería. Solo bastaron unas cuantas galletas de chocolate y una conversación de superhéroes para que Elio se sienta a gusto con Tom.

–Está bien. –aceptó la castaña.

El día siguiente se encontró con la sorpresa que el castaño le había transferido el suficiente dinero como para cubrir con todos los gastos del viaje y más. 

"Quiero que vengan todos: Elio, Sylvia, tú y Tom." Decía el mensaje que Harry envió.

Felicity sabía que no podía reprocharle nada pues había aceptado aquella condición extra que el cantante le había hecho a la hora de convencerla. 

Los días no se hicieron largos y, en un parpadeo, ya se encontraban en la ciudad de Los Ángeles. Tom se encargó de cubrir los gastos para Elio y Felicity al enterarse que Harry había pagado los boletos de avión.

–Que lindo hotel. –dijo Felicity entrando al lobby del mencionado lugar.

–Iré a hacer el check in. –dijo Tom antes de darle un beso en los labios e ir a recepción.

Sylvia entró junto a Anne y Gemma, las tres estaban conversando y, por un momento, Felicity se sintió triste de no participar en esa conversación como lo solía hacer antes. 

–Gracias por traerme. –susurró Sylvia cuando se colocó a lado de ella.

–Harry quería que estuvieras aquí. –su hija le guiñó el ojo.

El hotel era grande. Ahora sí Felicity estaba viviendo la experiencia turística. 

Aún así, no pudo evitar sentir un poco de nostalgia cuando el piloto del avión anunció por el altavoz que estaban aterrizando en la ciudad de Los Ángeles. Le hizo recordar de aquellas cosas que había dicho y de la manera en la que había terminado las cosas con Harry hace ya mas de seis meses. Lo único que esperaba de este viaje era poder borrar ese recuerdo de su mente que asociaba a la ciudad.

–Ya tengo las llaves de las habitaciones. –dijo Tom yendo a donde estaban ellas. Sostuvo las llaves en su mano y comenzó a repartirlas, pero antes de llegar a las manos de Felicity, le pidió con la mirada a Sylvia un momento a solas con la castaña. Ella asintió y entendió rápidamente, pues en el camino al hotel Tom le había informado de lo que iban a hablar.

–¿Qué pasa? –preguntó cuando Sylvia tomó la mano de Elio y se alejaron para tomar el ascensor que los llevaría al piso de su hotel.

–Nunca hablamos bien o decidimos de como nos separaríamos en las habitaciones, es por eso que separé la suite en donde hay tres habitaciones y una sala, junto a una mini cocina. –se encogió de hombros. 

Felicity se quedó asombrada.

Ellos no habían tenido intimidad aún. Habían dormido juntos una que otra vez en el sofá mientras veían una película en el departamento de Tom, para que luego Felicity se vaya a su casa. No podía darse el lujo de desaparecer una noche y dormir de corrido en la casa de Tom, pues tenía un hijo el cual se preocupaba y el cual no tenía idea de la existencia del nuevo británico en la vida de su madre.

Aún así, ella quería dar el siguiente paso para su intimidad y, ahora, confirmaba que Tom también.

–Gracias por pensar en todo. –le dijo antes de acercarse y darle un beso en la comisura de sus labios y tomar su mano para avanzar al ascensor.

[...]

Ellos no contaban con un itinerario de viaje, pero sabiendo que habían muchas cosas que hacer en Los Ángeles, decidieron empezar su travesía paseando por las playas. 

Harry ya se había enterado por medio de Anne que estaban en la ciudad, por eso decidió cancelar todo lo que tenía aquel día y cuando su madre le dijo que estaban en Malibu, él no dudó en pasarle su dirección para que lo vayan a visitar y puedan tener un momento grato en privacidad.

Los preparativos para su fiesta iban de la mejor manera y de todo se estaba encargando Jeff. Harry había preparado junto a él una lista de invitados que no excedía de doscientas personas. Eran bastantes, pero según Jeff era el número necesario para que los medios puedan hablar de él. De todas maneras, las únicas personas que Harry quería ahí era a su banda, sus amigos cercanos y su familia.

Como el vuelo había sido durante todo el día y habían llegado a la ciudad de Los Ángeles a las seis de la tarde, el jetlag los golpeó y a eso de las nueve de la noche ya habían vuelto al hotel y cada uno a su habitación. Elio le había pedido a su madre que duerma con él y, obviamente, Felicity no se negó. De igual forma lo iba a hacer, no quería que el día siguiente Elio despertara asustado en un lugar que no conocía.

Toda la mañana del día siguiente la pasaron de la mejor manera. Primero, desayunaron en el buffet del hotel; luego, salieron a pasear por los alrededores hasta que encontraron una calle llena de tiendas, en donde aprovecharon para que Anne y Sylvia puedan comprar algo. Tom le dijo a Felicity que quería ir a una tienda que estaba a lado para comprar algo de ropa y se llevó a Elio para que él también viera.

"Hoy es tu fiesta, señor cantante. ¿Cómo te sientes?" Decidió mandarle un mensaje a Harry.

Se quedó con el teléfono en la mano atenta por si es que el cantante le contestaba y decidió echar un ojo en la sección de vestidos de la tienda. 

Harry estaba corriendo de un lado a otro. Jeff no le había contado que la fiesta se haría en su casa, por lo que Harry lo obligó a cortar la lista a la mitad, pues no iba a dejar que desconocidos entren a su hogar y, mucho menos, sepan la dirección.

Es por eso que cuando sonó su celular y vio que era un mensaje de Felicity, prácticamente saltó de alegría teniendo una excusa para poder apartarse del caos en el que estaba envuelto. 

Decidió llamarla.

–Sácame de aquí. –dijo en cuanto ella contesto. Felicity frunció el ceño y rió.

–¿De qué hablas? –preguntó.

–Estoy estresado y se supone que será una fiesta.– Harry rodó los ojos– ¿En dónde estás? –preguntó interesado con el fin de cambiar de tema.

–En un centro comercial cerca del hotel. –explicó.

–Uh, ¿estás comprando algo para usar en la noche?

–No yo, sino Anne y Sylvia. –volteó a verlas que estaban eligiendo un montón de vestidos en sus brazos, pero cuando vio específicamente a su madre, esta le hizo una seña para que se acercara– Eh, me tengo que ir, mi mamá me necesita.

–Los espero esta noche y, por favor, no vengan tarde. Prácticamente no conozco ni a la mitad de estas personas. –se quejó. Sin que Harry pudiera ver, Felicity asintió y soltó una risa tímida.

–Está bien, hasta la noche.



ELIO ━ harry styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora