26.

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CAPÍTULO 26.

Harry no falló su promesa y, cuando estuvo completamente desocupado, viajó hasta Inglaterra con el fin de pasar tiempo con Felicity y Elio. 

Solamente que cuando llegó a su casa ese mismo día, se dio con la sorpresa que Felicity había acompañado a Sylvia al salón de belleza a tener un día de madre e hija y Elio se había quedado al cuidado de Anne, pero no por mucho, pues Harry le dijo para que salieran al parque a caminar; a lo que el pequeño aceptó encantado.

–¿Viniste a ver a mi mamá? –le preguntó Elio embozando una sonrisa traviesa. Harry no sabía muy bien qué responder a eso– Está bien, ella ya me lo dijo. –él alzó los hombros.

Harry se sentía sorprendido al ver la actitud de Elio. Él no parecía molesto, lo cual era bueno, ¿cierto?

–Yo le dije a mi mamá que quería quedarme contigo. –cruzó sus brazos.

–¿Quisieras vivir conmigo en Los Ángeles? –preguntó Harry incrédulo.

–Y obviamente que con mi mamá también. Seríamos los tres. –él sonrió al imaginarse una familia con Harry.

El cantante no pudo evitar pensar en las palabras de Elio. Él quería que Felicity y Elio vivieran con él; pero sabía que era algo que él no tenía que decidirlo. Pero al menos saber que Elio estaba a favor de que vivieran en Los Ángeles era un inicio. 

Harry asintió pensando.

Probablemente era algo muy pronto para pedirle a Felicity que se fueran a vivir juntos, especialmente si es que ella tendría que viajar hasta el otro lado del mundo. Finalmente, él había escuchado lo que ella le había dicho a Tom. Podría parecer simple dejar sus cosas y mudarse a otro país sin mirar atrás, pero había una pequeña persona que dependía de ella y, antes de hacer todo eso, tenía que pensar en la educación y salud de su hijo. Pero tampoco era como que Harry se iba a quedar con los brazos cruzados, él se encargaría de buscar la mejor escuela y el mejor seguro de salud para Elio. Cualquier cosa para apaciguar la carga que tendría Felicity.

–Si pudieras llevarte algo de tu escuela a Los Ángeles, ¿qué sería? –Harry le preguntó curioso.

Elio se quedó en silencio durante un momento mientras que llevaba un dedo a sus labios indicando que estaba pensando.

–No lo sé, es la escuela. No creo que haya algo que me guste de ella. –contestó simplemente y Harry soltó una pequeña risa mientras despeinaba al pequeño.

[...]

Dos semanas habían pasado. Dos semanas en las que Harry le había comentado a Jeff el plan que tenía para que le ayudara a ver algunos detalles importantes. También había estado planeando con Elio en ayudarlo a convencer a Felicity para que se mudaran a Los Ángeles. 

Al comienzo se había sentido mal al planear todo a sus espaldas, pero la vez que terminaron fue porque ella estaba pensando en Elio, pero ahora que Elio estaba de acuerdo, ya no tendría porqué haber algo de qué preocuparse. De todas maneras, Harry estaba tratando de tomarlo todo con calma y paciencia para que nada se vaya a estropear.

Estaban cenando en la casa de Felicity junto al pequeño y Sylvia cuando Elio soltó una de sus tantas preguntas.

–¿Cuándo volveremos a Los Ángeles? –preguntó pero dándole una mirada rápida a Harry.

Sylvia sonrió cómplice, pues ella también sabía, y, esta vez sabiendo de quién se trataba, ella estaba de acuerdo que se mudara.

–No lo sé, Elio. –ella soltó una risa incómoda, no quería sentirse desinvitada, a pesar de que eso jamás pasaría– Termina de comer. –trató de cambiar el tema.

–¿Por qué, Elio? –preguntó Harry siguiendo la conversación que habían planeado hacerla durante toda la tarde.

–Porque me gustaría regresar. Es una ciudad muy bonita. –asintió mientras sonreía– Mami, ¿tú también piensas que es una ciudad bonita? –le preguntó.

Felicity alzó las cejas con una sonrisa. Estaba comenzando a sospechar que algo tramaban.

–Sí, Elio, Los Ángeles es una ciudad bonita. Termina de comer. –volvió a repetir.

Elio no dijo nada más. Todo estaba fríamente calculado, su hijo sabía que su madre se quedaría callada y le pediría que dijera de insistir con la mirada. A partir de ahora, solo consistía en Harry.

Terminaron de cenar en diez minutos más y Elio se fue a su habitación mientras que Felicity y Harry terminaban de ordenar las cosas. Sylvia se había ido a su habitación a mirar televisión para darles privacidad.

–Me podría acostumbrar a esto. –dijo Harry observando como Felicity terminaba de poner los platos en el escurridor.

–¿A que lave los platos? –ella preguntó sarcásticamente soltando una risa.

–¡No! –Harry exclamó riendo con ella– Me refiero a esta imagen. Tú y yo, Elio en su habitación... –se acercó a ella y colocó sus manos en la cintura de su novia.

–¿Y mi madre? –Felicity alzó una ceja.

–Pues... –Harry bromeó– ella no está en la imagen mental que tengo, ella estaría aquí.

–¿Y en donde estaríamos nosotros? –preguntó ella colocando sus brazos en el cuello de su novio.

–En nuestra casa en Los Ángeles. –él dijo suavemente no tratando de espantarla.

Felicity soltó un suspiro y dejó caer sus manos del cuello de Harry. Volteó a sacar de la alacena un vaso para poder servirse un vaso con agua y tomar unas pastillas que estaba tomando para la alergia.

Harry vio que estaban en la mesa y se las alcanzó.

–¿Quisieras vivir conmigo? –él le preguntó tratando de buscar su mirada cuando ella terminó de tomar la pastilla. Felicity aún no decía nada y ya estaba comenzando a preocupar a Harry.

Por su mente pasaban miles de cosas. Por alguna extraña razón trataba pensar en alguna excusa, pero no encontraba ninguna.

–Elio quiere ir, yo quiero que ustedes vayan. ¿Qué te detiene? –él tomó las manos de Felicity y la miró prácticamente rogándola porque dijera que  sí. 

Felicity suspiró. Realmente, ¿qué la detenía? No había ningún obstáculo para que ella dijera que no, y es que se moría por decir que sí y, honestamente, ya era hora que pensara en su felicidad. 

Sin embargo, sabía que tenía que conversarlo con su madre, no quería que se quedara sola, aunque ya sabía exactamente cuál iba a ser su respuesta. De todos modos, quería asegurarse de dejar todo preparado antes que se fuera.

Felicity se quedó en silencio durante un rato más, solamente para hacer sufrir a Harry.

–Nada –suspiró y luego levantó la mirada mirándolo a los ojos–, vámonos a vivir a Los Ángeles. –sonrió.

Harry se quedó en su sitio durante un momento mientras sentía como esas palabras se repetían en su cabeza una y otra vez. Por fin se estaba cumpliendo lo que tanto quería. Su rostro formó una sonrisa enorme y se acercó a ella con los brazos abiertos. Ella se aferró de su cuello mientras Harry flexionaba levemente las rodillas para acercarla y cargarla. Dio una vuelta haciendo que ella suelte una pequeña risa por el asombro, cuando finalmente la dejó en el suelo y subió sus manos a los lados del rostro de Felicity. 

–Iré a decirle a Elio. –él dijo antes de darle un beso y salir disparado a la habitación del pequeño. 

Felicity caminó lentamente hasta el sillón, en donde comenzó a doblar la manta que estaba tirada y casi suelta una carcajada cuando escuchó a Elio gritar.

–¡Abuela, funcionó! ¡Nos vamos con Harry! 

Unos minutos más tardes, Harry bajó con Elio montado en su espalda mientras el cantante corría de un lado a otro, provocando que el pequeño soltara gritos de felicidad.

NO QUE BONITO ADIOS.


ELIO ━ harry styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora