Quinta rosa.

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Ese sonido, ese jodido sonido que todos odiamos: el despertador. Eran las 6:50 y Harry debía preparase para la escuela. Se bañó, desayunó, limpió sus tenis, alborotó sus rizos y salió de casa con su mochila en el hombro. Creyó que se encontraría en el camino a Niall o Liam, pero no sucedió, se encontró con alguien, pero no era quien el creía. Era mucho mejor. Era Louis –¡hey!- le gritó al de los ojos azules que se encontraba unos cuantos metros frente de él, pero Louis nunca dejó de caminar por lo cual Harry tuvo que sostener su mochila y correr hasta alcanzarlo, lo cual fue fácil. Louis se exalto un poco al sentir como alguien jalaba de su brazo y lo hacía parar de caminar pero recuperó el aire al ver que era Harry de quien se trataba, se quitó sus auriculares al ver a Harry mover la boca pero no poder escucharlo –lo siento ¿qué dijiste?- preguntó avergonzado –que no sabía que caminaba hasta la escuela- ambos chicos emprendieron el camino juntos –no lo hago, pero mamá se sintió mal y le dije que se quedara en cama-  Louis llevó su mirada al piso, viendo sus pasos –oh, que mal, espero que se recupere pronto- animó Harry –así que... ¿tienes algún examen hoy?- preguntó Harry, tratando de sacar algún tema de conversación –sí, matemáticas, pero lo he exentado- respondió Louis, avergonzándose, seguramente Harry pensaría que es un nerd que exenta todos los exámenes, cosa que sí es verdad –wow, que coincidencia, yo igual- Louis levantó su vista y se encontró con la mirada de Harry, quien sonreía y a causa de esto se marcaba un hoyuelo, aquello derritió el corazón de Louis.

Una vez que llegaron a la escuela cada uno tomó una dirección distinta, rumbo a sus salones. Matemáticas había comenzado y debido a que Harry había exentado su examen tenía la hora libre. Una hora para perder el tiempo paseando por el patio de la escuela. Rejuntó su mochila y caminaba con una mano en su bolsillo. La escuela estaba casi vacía a excepción de los cerebritos que habían librado aquel examen. Todos los grupos tenían exámenes a las mismas horas, así que tal vez, y si tenía suerte, se encontraría a Louis. Caminó por los pasillos vacíos de la escuela y finalmente se decidió por salir a tomar aire y escuchar música en algún lugar donde nadie lo pudiera molestar. Caminó y a lo lejos logró ver una banca, caminó hasta allá pero antes de poder llegar miró como un chico se sentaba en el lugar que él quería. Estaba por irse y buscar otro lugar, y lo hubiera hecho si no hubiera sido porque aquel chico era Louis. Caminó aún más decidido que en un principio y se sentó junto a Louis, sin pedir permiso ni avisar, solamente se sentó.  Louis se quitó sus audífonos y le sonrió tímidamente a Harry –deja de hacer eso, me causas ternura- acusó Harry y Louis sólo bajo la mirada aún con la sonrisa en el rostro. Aquel chico lo mataría pronto.

Ambos estaban sentados pero ninguno decía nada, pero no era un silencio incomodo, al contrario. Louis sintió que era necesario decir algo, así que dijo lo primero que vino a su mente –tengo una idea- Harry lo volteo a ver y Louis se ruborizó -¿cuál?- preguntó para sonreír después –podemos hacer algo como un cuestionario, ya sabes, música favorita, color, esas cosas- ahora que lo había dicho se sentía realmente estúpido y más cuando Harry se rio –me parece bien, yo empiezo....

H: ¿color favorito?
L: verde
H: azul ¿banda?
L: green day
H: coldplay ¿verdura?
L: las odio- rio por la pregunta
H: broccoli ¿película?
L: cualquiera de comedia o zombis o terror
H: odio las películas de terror o se zombis, me asustan- confesó Harry, bajando la mirada, apenado por aquello
L: entonces ¿qué te gusta ver?- preguntó Louis mientras moría de ternura
H: de amor- sentía como sus mejillas ardían

Siguieron haciendo preguntas, eran estúpidas pero habían aprendido cosas el uno del otro. Louis hacía bromas o gestos raros lo que hacía reír demasiado a Harry, amaba su risa. Amaba estar con él y sentirse tan a gusto, como si sólo existieran ellos dos. Era algo inefable.

Pasaron el receso juntos, platicando sobre películas, música, libros y cualquier cosas que les pasara por la cabeza pero lamentablemente aún quedaban clases por recibir y tuvieron que separarse, no sin antes acordar caminar juntos hasta sus respectivas casas.

Una vez que se despidieron Harry entró a su casa y saludó a su madre mientras dejaba su mochila sobre el sofá. Comió con ella y platicaron sobre la escuela y el trabajo de su madre. Tomó una ducha y al entrar a su habitación, dispuesto a hacer tarea encontró aquel nuevo motivo de felicidad: la rosa azul. Realmente pensaba que su día no podía ser mejor, se estaba haciendo una especie de amigo de Louis y él era tan agradable y divertido, era genial pasar el tiempo con él y después alguien increíblemente maravilloso le enviaba rosas hermosas con notas aún más hermosas. Sentía que era una especie de sueño y deseaba no despertar, no si la realidad sería distinta. Estaba por abrir el sobre que contenía aquella nota que muy posiblemente lo haría sonreír demasiado cuando escucho como tocaban la puerta de su habitación –Harry, Niall y Liam han venido, ¿les digo que suban o vas a bajar tú?- preguntó Anne, sin abrir la puerta cosa que Harry agradeció internamente –ya bajo- respondió y tomo la rosa para quitar el sobrecito de ella. La dejo en aquel florero donde tenía las rosas anteriores y con sus manos torpes y sudorosas abrió el sobre, leyendo aquella nota escrita con sumo cuidado y una letra perfecta. Sonrió tanto que sus cachetes dolían, sonrió tanto que casi olvidaba que sus amigos lo esperaban abajo. Guardó la nota nuevamente en su sobre y la guardo en una cajita especial para las notas. La escondió, no podía dejar que alguien leyera aquellas hermosas palabras que alguien escribía pensando en él. Aquel era su secreto. Su pequeño y hermoso secreto.

"Querido Harry:
Tu risa es el canto que llena mi alma, la melodía que mis oídos desean. El sordo dejó de serlo, así de mágico eres."


Rosas Azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora