Eran las 2 de la tarde y Harry iba camino a casa, dos horas tarde. Se había quedado en detención debido a que Niall y Liam lo habían hecho reír mucho y su maestro (un viejo cascarrabias) los mando a detención por dos horas. Dos inmensas horas de aburrimiento sin hablar ni nada que hacer.
Su estómago rugía debido al hambre que tenía, y la caminata no ayudaba mucho. Ahora caminaba solo debido a que sus amigos habían decidido ir a patinar, cosa que él no sabe hacer. A unas cuantas casa logro ver la suya, estaba cercas y parecía que su estómago lo sabía porque comenzó a rugir con mayor fuerza. Entro a su hogar, dándose cuenta que estaba completamente solo. Su hermana mayor, Gemma, vivía en la universidad, y su madre normalmente pasaba las tardes en casa. Pero aquel día parecía ser la excepción. Caminó hasta la cocina y encontró una nota en la nevera "Salí con mis amigas a tomar un café, hay comida en la estufa.
Con amor: mamá."Dejó la nota en la mesa y tomó un plato, sirviéndose del espagueti que su madre había cocinado. Metió el plato en el microondas y mientras su comida se calentaba decidió ir a dejar sus cosas a su cuarto. Cosa que hizo. Pero esta vez con más tranquilidad, por alguna extraña razón que no comprendía.
Abrió la puerta y dejo su mochila en una silla, con una sonrisa en su rostro. Una rosa azul. Tuvo una pequeña pelea interna, decidiendo entre si abrir la nota en ese instante o esperar más. Hizo la primera opción.
"Quiero verte sonreír y admirar aquellas perlas blancas, quiero verte sonreír y ser feliz, aunque no estés junto a mí."
Las mejillas le dolían debido a todo el tiempo que tenía sonriendo. No sabía quién escribía esas cosas y el porqué de sus acciones, pero deseaba que no dejara de hacerlo. Deseaba seguir haciendo feliz a aquella persona. Deseaba seguir recibiendo rosas azules.
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Rosas Azules.
Hayran KurguRosas azules y pequeñas notas. Así empezó su historia de amor.