Septima rosa.

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El sol se hacía presente, avisando que el miércoles estaba comenzando. Harry se sentía cansado, demasiado, sus ojos ardían y su cabeza dolía. No quería levantarse de su cómoda y tibia cama –Harry, hora de despertar- su madre entró a la habitación, encendiendo la luz de esta –no me siento bien- dijo Harry y su madre inmediatamente llevo su mano a la frente de Harry –tienes calentura- Anne se levantó de su lugar y saco ropa limpia de los cajones –voy a llamar a la escuela para avisar que no iras, tú metete a la tina con agua helada- Harry estaba por respingar pero su madre ya había salido de su cuarto, y no le quedaba de otra,  tenía que hacer caso.

Anne bajó a la sala y mientras buscada el teléfono, escuchó como tocaban la puerta de su casa. Después de encontrar el teléfono y caminar con el aparato en manos, llegó a la puerta y se encontró con Louis. Tenía la nariz roja y lucía adorable –Louis, que sorpresa ¿qué haces aquí?- preguntó, moviéndose un poco para dejarlo entrar. Louis iba a responder a su pregunta pero guardó silencio al ver que llevó el teléfono a su oreja  -buenos días, habla la mamá de Harry Styles para avisarle que mi hijo no asistirá a clases, está enfermo... de acuerdo... gracias- Anne colgó y se encontró con la mirada preocupada de Louis –parece que mi madre contagió a Harry- dijo, avergonzado –oh, no te preocupes cariño ¿quieres pasar a verlo?- preguntó Anne y Louis asintió, así que ambos caminaron hasta la habitación de Harry.

Anne entró primero a la habitación de Harry, y después Louis. El oji-verde se había quedado dormido, enrollado entre sus cobijas y sudando debido a la calentura –Harry, amor, te dije que te metieras a bañar- regañó Anne, sentando a Harry sobre la cama –Louis ¿crees que puedas bañarlo? Debo prepararme para el trabajo- Anne tenía una mirada de culpa y Louis sintió su corazón hacerse pequeño –claro que sí, no se preocupe, me puedo quedar a cuidarlo, sólo debo avisar a mi mamá- Louis se ofreció y se sentó en el lugar donde anteriormente había estado Anne –oh, eres tan amable, te lo compensaré, te lo prometo, yo llamaré a tu madre, y gracias- Anne dejó un corto beso en el cabello alborotado de Louis y salió de la habitación, dejando a los dos chicos solos –Harry, te ayudaré a bañarte ¿de acuerdo?- Harry ya estaba despertando –p-pero... me vas a ver desnudo- Harry se apenó y sintió su rostro caliente, y no era por la fiebre –no importa, prometo no decir nada al respecto- Harry sólo asintió y se aferró al cuello de Louis cuando el más pequeño lo cargo en sus brazos y lo llevó hasta el baño.

Louis sentó a Harry en la orilla de la tina, y le quitó la camiseta, después sus calcetines y su pantalón junto a su bóxer –tengo frio- Harry se abrazó a él mismo –lo sé, trataré de ser rápido para que puedas volver a la cama, ahora entra ahí- Harry entró a la bañera, tiritando del frío.

Después de que Louis bañara a Harry, lo llevó cargando hasta su cuarto, siendo cobijado por una toalla. Le dio ropa limpia y lo ayudó a cambiarse de ropa, para después arroparlo entre las cobijas –te voy a preparar una sopa, intenta descansar- avisó y pidió, acariciando los rizos húmedos de Harry –no te vayas- pidió, moviendo su cabeza para recibir más mimos –estaré abajo y no tardare, lo prometo- Louis abandonó la habitación y Harry durmió.

Louis preparó una sopa con pollo y aprovechó que Harry estaba dormido para ir a su casa por una rosa y un sobre. Ese era el día. Ese día Harry sabría quién era el chico de las rosas.

Después de aproximadamente 30 minutos, Louis llevaba una bandeja con la sopa, jugo de naranja y la rosa del día. Se sentía nervioso y tenía miedo de como pudiera reaccionar Harry, pero era ahora o nunca.

Entró a la habitación y se encontró con la imagen del chico con rizos, abrazando un oso de peluche blanco, la imagen era tierna y hacía sonreír más a Louis, haciéndole olvidar los nervios o el miedo. Se arriesgaría por Harry. Dejo la bandeja en un mueble y se sentó a un lado del cuerpo de Harry, en el espacio libre en su cama –dormilón- Harry se movió en su lugar, para después abrir poco a poco los ojos y tallarlos con sus manos –ya termine tu sopa, siéntate para que puedas comer- Harry obedeció, dejando a su oso de lado y observando a Louis, aquel chico lo hacía sentir mariposas en el estómago y tenía miedo de que Louis las aplastara.

Louis llevó la bandeja hasta la cama, y se sentó junto a Harry, quien abrió demasiado los ojos y con manos torpes tomó la rosa entre sus dedos -¿de dónde sacaste esto?- preguntó un tanto confuso y enojado –léela- ordenó Louis, refiriéndose a la nota –p-pero...- Louis abrió el pequeño sobre y leyó en voz alta –"Cada día trato de encontrar la rosa más hermosa, pero ninguna está a tu altura"- Harry tenía los ojos abiertos y la boca en forma de "o" –¿t-tú eres quién de-dejaba las r-rosas?- preguntó, tartamudeando y sintiendo como sus mejillas tomaban un color rojo –sí, lo siento si te decepcionaste- Louis pidió disculpas y bajo la cabeza, sintiendo vergüenza y arrepintiéndose por lo que había hecho –gracias- Harry abrazó fuertemente a Louis, pegando su cara al brazo del oji-azul -¿q-qué? ¿gracias por qué? ¿no estas decepcionado?- preguntó, hablando bastante rápido y viendo a Harry a los ojos, aquellos ojos verdes que lo habían atrapado desde el primer momento que lo miró –gracias por hacerme sentir especial y amado- Harry soltó a Louis y le dijo con una mirada lo que sus labios no podían.

Una mirada vale más que mil palabras. Con una mirada ambos chicos se gritaron cuanto amor sentían el uno por el otro. ¿cómo lo habían empezado sentir? ¿cuándo? Ninguno lo sabía, pero lo sentían y eso era lo importante. Y Louis acarició el cabello de Harry, y lo acercó a su rostro, y después de cerrar los ojos, unieron sus labios. Creando sin saber, un pacto de amor.


Rosas Azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora