La mujer se abrazo fuerte al cuello de Ulquiorra sonrojada, no sabía a bien que pasaría, era una niña ingenua e inocente. En la habitación la puso de pie junto a una de las camas, ella lo miró atenta, esperando a lo que el caballero hiciera.
- Te ayudaré con ese vestido para que puedas descansar... - dijo coqueto el ojiverdeLa pelirroja se ruborizo, comenzó a temblar, quizá de miedo o de nervios. El hombre la abrazo, sus manos hábiles fueron desabotonando los broches del vestido, lentamente se fue abriendo, deslizó el listón del moño en la cadera y lo que hizo al fin caer la prenda. La apenada chica intentó cubrirse, con una mano sus senos y con la otra su ropa interior.
- Ya te lo dije. No tienes que esconderte. Ahora soy tu esposo y constantemente voy a verte así... - recalcó el hombre
- Lo lamento, es solo que no me terminó de acostumbrar... - dijo la avergonzada mujer
Lentamente bajó sus manos, aún temblaba, pero no lo perdía de vista. Sobre la cama había un bluson blanco largo con cuello de holanes que cerraba en un moño de mangas cortas. El amable pelinegro lo tomó entre sus manos.
- Levanta los brazos... - comentó el de pálida piel
La doncella lo obedeció sin dudar. Ciffer le fue deslizando aquella suave pijama de algodón, a ella la hizo sentir escalofríos el roce de los dedos de su esposo, él la abrazo más fuerte, sus dos cuerpos se apegaron tanto que podían sentir las formas de uno y otro. El ojiverde acarició desde el trasero de Inoue hasta su cuello, haciendo que ella sintiera un tremendo calor y un palpitar desde su intimidad.
- Tranquila, no voy a... ¿cómo dicen? Consumar nuestro matrimonio... - dijo el serio bizarro
Eso sorprendió a la joven esposa.
- Pero... ¿por qué?... - preguntó completamente desconcertada la mujer
- Es sencillo. Un hombre que se diga hombre jamás estaría con una niña. Así que voy a esperar a crezcas y madurez, que realmente te conviertas en una mujer... - dijo el pelinegro
- ¡Entonces!, ¿por qué...? - cuestionó la dama
- ¿Por qué nos casamos? - terminó la frase el hacendado, ella sólo asistió con la cabeza
- Porque me enamoré de ti desde hace tiempo, sé que sueno a uno de tus acosadores, pero en verdad me fui enamorado de ti cada día desde que eras una niña pequeña... y ya no soportaba ver como te trataban... eres una mujer bella tanto físicamente como de corazón, merecías algo mejor, por esa desesperación decidí que nos casaramos... - dijo serio el bizarro
Eso hizo sonreír a la de ojos grises, ese hombre era un verdadero caballero de los que escuchó alguna vez en cuentos de hadas.
- Eso no significa que no te pueda hacer sentir bien... - dijo con un tono de voz sensuales el de traje
Ciffer metió una de sus manos en la bata acariciando el seno de Orihime lo que la sobre salto, su otra mano tocó su glúteo, ascendiendo despacio, levantando el bluson, la pelirroja se quedó inmóvil, sonrojada, temblando, entonces sintió como la otra mano bajaba hasta sus genitales. Por más que quiso cerrar más sus piernas no pudo evitar esas caricias libidas de los dedos del hombre. Solo acarició esa sensible piel, suspiro pesadamente el de traje.
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Los ojos de la muerte
Misterio / SuspensoRecopilación, adaptación de historias, mitos, ritos, conocimientos y leyendas de terror de una familia con más de 100 años, son muchas las anécdotas, todo tipo de cosas paranormales todo en esta peculiar trama que las reúne para dar vida a esas memo...