Capítulo 13: La séptima historia

18 5 0
                                    

Nahual

Bajo el manto de la noche y la piel
del animal se esconde su identidad,
es aparentemente humana,
pero esto no es la verdad.

La realidad es la fantasía en el papel,
mientras en la fantasía tirana
encuentras la razón, aquí todo al revés
está, no pienses que sabes
lo que hay detrás de su belleza,
que no podrás notar su proesa.

Es la magia pura y la transmutación
más allá de la mente, lo que parece
imposible, sólo a concideración
de la pobre lógica mortal, desvanece
los límites y allí encontrarás
al tan talentosa y mordaz
hechicera, cuya habilidad no puedes
ni siquiera imaginar, astuta y audaz
es la piel del verdadero nahual.

Había llegado la fecha de la boda de Sora. Ninguno de los dos hermanos tenía muchos amigos o conocidos. Como máximo algunos parientes remotos como Grimillow. Por lo que la mayoría de los invitados a la fiesta eran más bien miembros del personal de la hacienda. Ulquiorra se lució con un muy elegante traje para el novio y un precioso vestido para la novia. La ropa de Sora era negra de pies a cabeza, mientras que el de Sanderwicci era totalmente blanco. Incluso en los pequeños detalles fueron sin un solo color. Los pendientes eran diamantes blancos, la gargantilla de cristal blanco, el ramo de brillantes flores blancas. El ojiverde trajo mariachi para tocar toda la noche, en la pequeña casa del novelista, cumpliendo su palabra. Un gran banquete se celebró pero el pelinegro a las doce se retiró para ir a trabajar.

Eso deprimió un poco a los hermanos pero no había mucho más que hacer. Él que llegó poco después fue el propio Jaquen acompañado de su nueva y flamante esposa, una linda rubia de un ojo dorado y uno celeste.

- ¿Qué hay primo? - preguntó alegré el de cabello azul

- ¡Grimillow! ¡Que bueno que haz venido!... - dijo Sora

El invitado felicitó a la pareja, le entregó al de ojos grises un regalo muy peculiar de pieles de animales exóticos. Aunque su hermosa rubia, no se acercó mucho ni dijo una palabra. Ambos lucían buenas ropas, pero parecía que estuvieran empolvadas. Entonces Jean fue donde la esposa de Ciffer en la otra mesa.

- ¡Joven Grimillow! - exclamó la pelirroja

Orihime se mantuvo un poco apartada, se había acostumbrado a estar sola en las noches, además no quería hacer "mal tercio" con su hermano.

- Por favor tomen asiento... - dijo más amena la de ojos grises

- Por supuesto princesa... y ¿Ulquiorra? - preguntó el ahora conocido hombre lobo

- El señor Ulquiorra se fue a trabajar... hoy no pudo quedarse a la fiesta... - comentó la chica

- Mmm... ni hablar... ¡que se le va a hacer!... ¡así es él!... - dijo el ojiceleste

- Es cierto. Bueno y a ti ¿cómo te va joven Grimillow?... - dijo la anfitriona

- Pues vivo en una cabaña en medio de la nada perdido en lo profundo del bosque con un montón de animales... ella siempre va conmigo pero no dice mucho cuando está en público. En general no le gusta la gente... aunque en otras cosas es muy salvaje... - dijo sonrojado el caballero

- Ya veo joven Grimillow... - dijo con agridulce la pelirroja

- A Lilinet no le gusta bailar, pero no es muy celosa, así que supongo que no le importará que bailemos un poco... - dijo amable el hombre

Los ojos de la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora