No quería pensar de más, no quería arruinarse por creer cosas que no eran, pero él quería una explicación. Más bien, la necesitaba para calmar esas ganas de huir de la escuela e ir en busca de su pecoso favorito.
No quería pensar cosas malas, quería, no, más bien prefería creer que todo estaba bien y su dulce niño había decidido no ir a la escuela porque no le apetecía. Pero sonaba realmente fantasiosa la sola idea de que fuera por ese motivo.
Debía haber algo más.
Conocía a Liam, sabía que él no era de esos chicos que faltaban no más porque si.
¿Pero quién le iba a dar las explicaciones que tanto necesitaba si el castaño no tenía ni celular?
Le parecía extraño que un chico que estaba a meses de pasar a la universidad no tuviera uno, quería pensar que era por falta de dinero, porque había ocasiones en las que Liam no comía en los recesos más que lo que él le brindaba, o que él tenía que comprarle ciertas cosas que necesitaban en la escuela.
Por eso a veces llevaba más de lo que tenía sólo por él. Por eso parte del dinero que ganaba los fines de semana se iba en pequeños accesorios para su niño.
Y eso lo hacía sentir bien consigo mismo, porque una sola sonrisa de Liam, un besito, un abrazo o un roce de dedos junto con un “gracias”, era más que suficiente para alterar su pobre corazón adolescente.
Dejó de mirar el asiento del castaño, podía sentir los ojos de su amigo mirarlo con pena, pero él no necesitaba de eso. Él necesitaba de Liam.
Ambos se necesitaban sin saberlo.
Eres igual de zorra que ella.
—Sí él te habla haz lo mismo de siempre; ignoralo.
Maldita sea la hora en la que naciste.
—Piensa en cosas lindas en todo momento, piensa en mamá.
¿Crees que todo eso que usas hará que te veas mejor? Lo que necesitas es operarte, así dejarás de dar asco.
— No hables fuerte, hazlo bajito.
¡Y saca a esa horrenda cosa de mi vista!
Ojalá estuvieras muerto.
Debí haberte matado.
Debiste irte con ella.
Ojalá no existieras.
— Recuerda tapar tus oídos, bebé. —Terry escondió su cabecita en el cuello de su hermano mientras que cubría su orejita libre y cerraba sus ojos con fuerza.
— ¿Gritara? —El temblor en su voz lo hizo querer huir. Buscar una vida lejos de aquel hombre y darle paz y amor a su pequeño.
Darle una vida donde no tuviera miedo de llegar a casa.
— No lo sé, — Tragó duro sin dejarse doblegar por sus pensamientos. —pero tú no hagas caso. —Acomodó mejor a su niño en brazos mientras empujaba la puerta con su pie.
El olor alcohol y tabaco se impregnó en su nariz de forma rápida, se golpeó mentalmente al olvidar recordarle cubrir su nariz. Lo aprisionó más entre sus brazos, sus ojos se pusieron llorosos al ver a su padre tirado sobre el sofá de la sala. Sus ojos rojos posados sobre su cara lo hicieron temer, al contrario de hacérselo saber siguió su camino.
¿Cómo es que habían llegado a todo esto?
«—Yo te amo.
—¿De qué me sirve todo ese puto amor si eres un asco?»
— ¿Qué haces aquí? —Liam lo ignoró sintiendo la respiración pesada del pequeño. — ¿No se supone que deberías estar estudiando para sacar a esta familia adelante? ¡Todo el puto tiempo piensas en el niño y no en mí!
—Dile que se calle, por favor. —El susurro de su niño hizo que se apresurara.
Aquel hombre siguió gritando cosas sin sentido buscando dañar a su hijo. Algunos objetos comenzaron a volar en su dirección. Liam cubría al niño para que nada fuera a darle.
Algo duro golpeó su espalda, ahogo un gemido de dolor para no asustar a Terry.
Pero el pequeño lo notó comenzando a llorar.
Al entrar a su habitación, Terry lloraba intentando curarlo con sus pequeñas manos, pero Liam se sentía peor al escuchar cada sollozo salir de su boca.
Su familia era un asco.
Su padre era un caso perdido en medio de las drogas y el alcohol.
Él no quería nada de eso para su bebé.
Y en medio de esa oscuridad que cubría su casa, sabía que la única persona que haría que jamás cayera sería su hermanito, ese tierno niño que cuidaba como si fuera su hijo.
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cause i like you
Romance♡: Sólo un Zayn gustando de un Liam. «Estoy aquí porque me gustas, porque realmente te amo»