Una de sus manos acariciaba los cabellos rizados con cariño, la otra tecleaba en su celular sin saber si estaba bien lo que quería hacer.
Pero él quería darle ese cierre de una buena vez.
Liam le dijo que estaría a su lado por si quería llorar, esperaba no hacerlo, porque no lo valía lo suficiente.
Un pitido.
Dos pitidos.
Tres pitidos.
Cuatro pitidos.
Cinco...
— ¿Qué sucede? ¿Qué no ves la hora? He tenido una tarde cansada y lo que menos quiero es que mi puto hijo me esté molestando. —Se escuchaba cansado, pero eso no importaba en este momento.
Zayn inhaló y exhaló repetidas veces para no gritar, o tal vez era para alejar las lágrimas que estaban a nada por querer salir.
—Sólo quiero hablar contigo, estoy cansado de que me den excusas baratas y jamás vengan.
—Tenemos que trabajar, todo eso que tienes no se paga solo.
—¿Y el supuesto amor que se le da a los hijos cuándo vendrá? —Silencio. Zayn rió sintiéndose estúpido. —Sí iban a estar ocupados en otros asuntos en lugar de estar al pendiente de su único hijo, pues no me hubieran tenido.
—No comiences con esos dramas baratos. Estás aquí, no te hace falta nada, ¿Por qué quieres arruinarlo?
—¡¿Qué voy arruinar?! ¡Ni siquiera sabes que la semana que entra me graduó de la escuela! Es que ustedes ni se acuerdan de mí y no hablo por sus estúpidos obsequios, si no de todo lo demás; me dejan de lado y la mayoría de las veces soy yo quien tiene que llamar porque ustedes no recuerdan que tienen un puto hijo.
Más que sentirse libre, comenzaba a sentir una cuerda apretar su garganta. Tampoco sabía lo que decía, ni siquiera sabía si la otra persona seguía en la llamada.
Estaba siendo muy estúpido al tener sus expectativas muy arriba sobre esa llamada.
Por creer que podría hacerlo cambiar y tenerlo de regreso.
Pero no era así, porque ellos jamás lo quisieron. Y lo sabía. No era idiota como para no verlo.
La primera lagrima cayó mojando la frente del castaño, y Liam al ser de sueño ligero se removió hasta que despertó.
—No necesito esto. Quiero paz, descansar, no un puto hombre que se cree un niño para venir hacer berrinche.
—¡No es un puto berrinche! ¡Es que ya estoy harto y ustedes no lo entienden! Siempre de aquí, allá. Conociendo lugares sin importarles al pendejo que se queda en casa esperando una llamada o un mensaje para que le cuenten sobre su día.
—Hay veces que necesitamos escapar.
—Como me gustaría hacer lo mismo. —Susurró. Las manos de Liam se colaron en sus mejillas, su pecho estaba pegado al suyo haciéndole saber que ahí iba a estar hasta que le pusiera fin. —¿Sabes qué? Métete el dinero por el culo y olvídate de mí. Puedes decirle lo mismo a mamá. ¡Y no me interesa que te enojes! Estoy harto de la mayoría de sus acciones que saben bien que me duelen.
—Y por eso prefiero que estén lejos. Si en algún momento sienten que necesitan un hijo... Sólo busquen por otro lado que yo ya estoy cansado.
—Te estás comportando como un ridículo. —Gruñó, un golpe se escuchó seguido de un silencio. —Intentaré abrir un espacio para ti, la semana que entra, ¿Se puede?
—No soy uno de tus estúpidos clientes, ¡Soy tu hijo! Y si no puedes verlo es tu problema. Y no, no necesito que vengas y me des tu palabrería barata que no va servir de nada. —Suspiró y negó, mordió su lengua antes de que aquello saliera. —Que tengas buena noche, señor Malik.
La habitación quedó sumergida entre lágrimas silenciosas y pequeños besos de parte de Liam.
¿Y qué sí ambos estaban cansados? Sólo querían ver al otro sonreír por una última vez.
¿Y qué sí ambos sentían que podían caer? Estaban ahí para ayudar al otro a su subir.
¿Y qué sí eran dos estúpidos chicos jugando a ser grandes? Lo estaban haciendo mejor que sus padres.
Se tenían a ellos al día de mañana. Se iban a sonreír con todas las ganas del mundo aunque por dentro quisieran morir. Se harían saber que, sin importar nada, se querían.
Porque realmente me gustas. Una frase tan cortita pero significativa.
Porque un me gustas puso una curita sobre su pecho.
Porque un me gustas dio inicio a algo bueno.
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cause i like you
Romance♡: Sólo un Zayn gustando de un Liam. «Estoy aquí porque me gustas, porque realmente te amo»