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Las manos de Liam estaban posadas sobre las suyas dejando pequeñas caricias a su paso, podía notar su mirada perdida lejos de lo que estaba sucediendo. Él fingía prestar atención a lo que la directora decía, pero en realidad toda su atención estaba puesta en el chico de al lado. Se veía triste y eso no le gustaba para nada.
Llevó las manos del castaño hasta sus labios sin volver a verlo, podía sentir sus ojos puestos en él pero prefirió aguantarse las ganas por la timidez que había llegado a él.
¿Por qué?
Esa pregunta rondaba por su cabeza, quería saber la razón del por cual Liam parecía temblar y querer llorar. Quería hacerle saber por medio de su tacto que aquí estaba para cualquier cosa que necesitase.
Pero parecía no verlo. O entenderlo.
Antes de que la pequeña reunión en el auditorio terminara, pudo sentir la cabeza de Liam caer sobre su hombro. Eso alteró aún más su corazón y el ligero dolor en su estómago que había incrementado mediante escuchaba la respiración calmada del castaño.
—Gracias, Zayn. Ni siquiera sabes la fuerza que tienen tus pequeñas acciones, o lo bonito que haces que se convierta mi día con sólo verte sonreír. —Rió bajito esperando no llamar la atención de sus profesores. —Tus ojos brillosos calman hasta la mayor de mis inseguridades.
Aún no lo sabes, pero no estás tan lejos de lo que me haces sentir.
Quiero estar siempre junto a ti.
Quiero ser parte de tu vida.
Y eso a veces me asusta.
Pero déjame quererte.
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