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I d i o t a era la definición correcta para el señor que estaba parado frente suyo con un bebé

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I d i o t a era la definición correcta para el señor que estaba parado frente suyo con un bebé. Las ganas de cerrarle la puerta en la cara, gritarle lo asqueroso que le parecía o cualquier acción que pudiera dolerle eran muchas, pero no iba ser grosero, menos cuando podría hacerle daño a esa pequeña cosita.

Estaba pensando en el bebé, no en su padre.

También sabía que vivir con los recuerdos atormentando su presente era malo, pero no podía dejarlo de lado. No podía cuando a veces lo tenía llamando en la madrugada sólo para exigir respuestas sobre los gastos.

Como si no supiera que vivía con Liam y Terry.

—Hijo.

—Hijo mis huevos. Me llamo Zayn por si no lo recuerdas. —Se cruzó de brazos aún recostado en la puerta de su departamento.

No iba a darle un buen trato. No cuando no merecía ni un gracias.

Sabía que gracias a sus padres tenía muchas cosas, pero también estaba ese otro lado en donde no tenía nada.

—No seas irrespetuoso. —El agarre en el bebé se hizo más fuerte pero nadie lo notó.

—Entonces dime que haces aquí y termina por irte de una buena vez. —Golpeó el piso con la punta de su pie. —Habla o si no vete. Me parece asqueroso que se te ocurra aparecerte después de años y sin razón alguna

—Jackson es tu hermano. — Soltó. Extendió el bebé a Zayn esperando que lo tomara.

Malik tragó duro y sólo miró al pequeño en brazos de su padre. No lo tomó, sólo se quedó viendo como llevaba sus dedos a su boca y reía como si fuera lo más chistoso.

Regresó su vista al hombre calvo frente suyo, sabía que había algo más.

—Habla de una vez.

—Cuidalo.

—¿Por qué? Fueron tú y mamá la que quisieron tenerlo. Háganse cargo de sus acciones y no molesten conmigo. — Estaba por cerrar la puerta pero el pie del mayor se lo prohibió. — ¡Ya, basta! Estoy harto. Vienes aquí sin disculparte y me muestras a esa cosa como si fuera importante cuando claramente no fue un bebé deseado, ¡Ninguno de los dos los fuimos y aún así nos tuvieron!

—No vengo a escuchar tus lloriqueos. Eres un adulto, comportarte como tal.

— ¿Y no te mordiste la lengua? Prácticamente vienes aquí y me muestras al niño como si fuera un peluche que puedes regalar. — El mayor lo miró con desagrado, dejó al niño en suelo al igual que la pañalera y las cosas extras del bebé.

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