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Zayn mantenía una sonrisa plasmada en su rostro mientras veía al castaño conversar con el de cabellera rojiza. Le era adorable la forma en la que solía avergonzarse cuando su vista chocaba con la del otro tipo o la forma en la que jugaba con sus manos de forma discreta bajo la paleta del pupitre.
Sabía que Liam no solía conversar mucho con el resto de sus compañeros, normalmente se perdía en sus pensamientos o estaba a su lado, entendía porque se comportaba más sonriente cuando había personas a su alrededor.
Con otros podía ser lo que quería, pero con él era simplemente Liam; con risas, con llanto, con enojo, tímido.
— Deja de mirarlo, seguro lo vas asustar.
— A veces se me hace imposible dejar de verlo.
Su amigo rió, Zayn negó volteando en dirección a su él. Últimamente tenían menos tiempo para ellos; con Liam en la vida de Malik, proyectos, tareas y mucho más Liam, Drex se había puesto en segundo plano. Aunque no sólo se debía a él, si no también al de ojos azules.
Al menos siempre podía contar con su ayuda para lo que fuera.
— Yo digo que le digas lo que sientes de una buena vez, siempre estás de aquí, allá dando indirectas tontas. — Golpeó su hombro mientras negaba. — Sí fueras más claro todo sería más fácil.
— Sé que Liam gusta de mí, eso debería ser suficiente.
— ¿Y lo es? ¿O sólo tratas de hacerte creer que lo es?
— Puede ser, pero no me molesta, me agrada que sea lindo a su manera. — Sonrío. — En todo caso, no conoces a Liam. — Refutó mirándolo de forma poco amigable. — Tampoco quiero apresurar las cosas, me gustaría que todo fuera lento y que todo sucediera en el momento correcto.
— Bla, bla, bla. — Drex golpeó su frente con la palma de su mano negando. — Da igual, tú sabes lo que haces.
— Exacto.
De reojo miró atrás, donde Liam había dejado de conversar con el chico y ahora miraba en su dirección. Podía notar el leve sonrojo bañado en sus mejillas, la pequeña sonrisa que dejaba a la vista sus dientes delanteros y sus manitos entrelazadas encima de la paleta.
Zayn soltó un suspiro enamorado y nadie podía culparlo cuando su compañero se veía así de tierno.
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— No sabía que Drex y tú eran amigos.
— Mejores amigos para ser claros. — Llevó una galleta a la boca del contrario y Liam la aceptó gustoso. — No hablamos mucho en la escuela, normalmente lo hacemos a la salida y de ahí caminamos juntos a mi casa. Nuestra amistad se basa en pequeñas charlas y salidas, a veces sólo estamos el uno al lado del otro y es agradable.
— Es lindo como te refieres a lo suyo. — Liam tomó su mano dejando un pequeño apretón. — Me gusta cuando te muestras feliz y nada preocupado por mí.
— Me gusta preocuparme por ti. — Le sonrío sin dejar que Liam apartara su mano de la suya. — A veces te ves tan indefenso, un pequeño chico lleno de ideas en esa linda cabeza. Me gusta estar aquí, que me tengas la confianza suficiente para abrirte ante mí. — Sonrío al cielo, sintiéndose ligero al poder hablar desde lo que sentía muy en el fondo. — Te pareces tanto a Terry incluso cuando te muestras fuerte, y lo eres. Me gusta la forma en la que lo besas tratando se sentirte seguro, o la forma bajita en la que le dices te quiero y él te besa la nariz como agradecimiento. Cada pequeño gesto, cada abrazo, beso o incluso golpe me encanta, me pone de todos los colores, lo cual me tiene–
Se detuvo, porque no era el momento. Tragó saliva de forma pesada. Se golpeó mentalmente, porque estaba hablando como un idiota enamorado, un idiota enamorado que podía asustar a su castaño.
— ¿Te tiene...? — Zayn lo miró de reojo, los orbes color miel brillaban y Malik no supo cómo sentirse ante eso.
Pero sabía, que no diría nada, al menos no hoy.
— Me tiene orgulloso, — Asintió de acuerdo con lo que había salido de su boca. Sonrío de lado, ignorando el calor que comenzaba a quemar en sus mejillas. — eres simplemente maravilloso.
Liam rió, tomando la delantera mientras daba pequeños brincos sin soltar la mano del moreno.
Zayn lo seguía desde atrás, adorando las pequeñas risitas que soltaba.
Eso le gustaba, que se comportará como un niño sin preocupaciones, un chico adorable que brillaba casi tanto como el sol.
Aunque a veces pensaba que Liam lo opacaba.
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