AL FINAL DEL ABISMO

Capítulo 18: TIEMPO

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YISLEM

Abro mis ojos lentamente, veo a Samuel durmiendo a un lado de mi.
Inesperadamente las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, la culpabilidad sigue presente en mi.

Estoy a punto de levantarme y salir de aquella habitación cuando siento que Sam me detiene.

— Yis ¿estás bien?

— Si

— ¿por qué lloras?

— Yo...me siento culpable por lo que pasó

Pasa una de sus manos por mi cabello —  Tranquila amor, no hicimos nada malo

— Llévame a casa — exijo

— okey — dice mientras se levanta y se viste.

Cuando esta listo nos dirijimos a su auto.

En el transcurso del camino permanecemos en silencio, nadie dice nada hasta que llegamos a mi casa.

— Adiós Sam, te veré luego — abro la puerta del coche y me dispongo a salir

— Adiós Yis — responde y pone en marcha su vehículo.

Camino hasta la entrada de mi casa con miedo. Al llegar mis padres están en el comedor almorzando, no dicen nada, solo me observan con tristeza en sus rostros.

Me dirijo a mi habitación, no quiero verles la cara, siento que les he fallado, siento que hice a un lado todos los valores y principios que me han inculcado.

Me lanzo sobre mi cama y comienzo a llorar.
No sé cuánto tiempo paso así hasta que oigo los pasos de mamá acercarse a mi cuarto.

Me levanto rápidamente y entro al baño.

— Yislem ¿estás bien? — pregunta mientras entra a mi habitación

— Si, me estoy bañando — respondo desde el cuarto de baño.

— Okey. Oye hija habló Melissa dijo que has estado faltando a los ensayos.

<oh, no recuerdo la última vez que fui>

— Yis, tienes que ir que hablar con ellos — continúa diciendo

— claro mamá, iré en cuento termine

— okey

Escucho como sale de mi habitación, abro la regadera y comienzo a ducharme.
Al terminar busco algo de ropa en mi armario y me visto.
Me dirijo hacia abajo, me despido de mis padres y voy camino a la iglesia, hoy es día de ensayo así que es obvio que estarán allí todos, no voy a ensayar, voy a hablar con ellos y renunciar.

Llego a la iglesia después de varios minutos de camino, entro y me dirijo al espacio donde siempre ensayamos.
Ahí están todos, estan haciendo la oración para empezar.
Me quedo parada detrás de un muro esperando a que terminen.
Cuando todos ya están listos para empezar es cuando decido salir y dirigirme hacia ellos.