Capítulo 35: AL FINAL DEL ABISMO

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SAMUEL

1 año después...

— bueno dime que es lo que querías decir

— mmm no se como comenzar — me rasco la nuca

— pues por el principio — responde el pastor Timoteo sonriendo, quien está sentado frente a mi.

Desde el día de mi boda (hace un año en Diciembre) comencé a asistir a la iglesia a la que va Yis y hay pude conocer y entablar amistades con varias personas, entre ellos los chicos del grupo de alabanza.

— Pues veras — comienzo a hablar — ya paso un año desde que me casé con Yis...y no se últimamente me he sentido mal.

— ¿mal? ¿Por qué? — me mira confundido

— por ella...

— ¿te arrepientes de haberte casado?

— No sé. Quizás...

— Samuel te casaste con ella por que decidiste compartir tu vida y es para siempre, no solo por un tiempo — dice mirándome fijamente...

— Lo sé — suelto un suspiro

— ¿entonces? ¿Por qué te arrepientes? — pregunta

— No la merezco. No merezco estar con ella...

— ¿por qué piensas eso?

— por que ella merece a alguien mejor que yo...

— ¿por qué ese alguien no puedes ser tu? ¿Por qué no tratas de mejorar por amor?

— no puedo, yo no puedo ser esa persona que ella merece.

— ¿por qué? — vuelve a preguntar

—  Ella se merece el mundo entero...
Yo solo soy el chico que destruyó su vida y la arrastró al final del abismo.

Comienzo a llorar, no puedo borrar de mi mente todos los recuerdos, recuerdos de cuando ella era sumamente feliz, cuando no conocía el dolor ni la tristeza, cuando su vida era perfecta...

Yo solo traje sufrimiento a su vida, solo le hice daño...

— Sam, todo lo que ocurrió es pasado, no pienses en eso, vive el presente y disfruta la vida que Dios te da.

— Es que no puedo, cada vez que intento olvidar todo, es cuando más recuerdo lo que ocurrió...

El pastor sólo me mira pero no dice nada, así que yo continúo diciendo:

— Desearía nunca haberme acercado a ella, nunca haberle hablado, de esa manera no le hubiera hecho daño.

Si tan solo ese día no la hubiera mirado a los ojos, si tan solo ese día no hubiera chocado con ella, si tan solo ese día no hubiera escuchado su voz, nada de lo que pasó hubiera ocurrido.

AL FINAL DEL ABISMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora