VIII: UNA LINEA TEMPORAL - ACTUALIZADO

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Las lágrimas caían por el rostro del joven de 19 años. Taehyung sentía que su mundo se estaba desmoronando. Frente a él, su abuela, su tía y su madre lo miraban con desprecio, sus gritos incesantes perforaban su mente. La pantalla de su teléfono, casi invisible tras el velo de lágrimas, mostraba un mensaje de despedida de Jungkook. "Te necesito", decía su prima Jennie en otro mensaje, suplicando ayuda, pero él no sabía cómo responder.

—Tú eres la vergüenza de todos aquí, nunca nadie ha sido un fenómeno como tú —escupió su abuela, sus ojos llenos de una ira que Taehyung nunca había visto—. Y si es necesario, voy a proteger al resto de mi familia de ti, maldito. No voy a permitir que vuelvas a hacerle daño a Jennie ni a ninguno de tus primos o primas. Eres una mala influencia para ellos. ¡Desearía que no existieras!

Esas palabras hicieron que todo se volviera silencioso dentro de él. Sintió como si el aire abandonara sus pulmones, y de repente, sus lágrimas cesaron. Una calma fría lo invadió, tan afilada como un cuchillo. Salió de la habitación sin decir una palabra más, mirando fijamente a las tres mujeres que solían ser su familia. Supo en ese momento que nunca más confiaría ni ayudaría a nadie.

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Hyun Jin colgó el teléfono con impaciencia. Su rostro estaba tenso mientras caminaba de un lado a otro en su oficina, esperando una actualización. Había dado órdenes claras de revisar todos los lugares donde Kim Taehyung había vivido antes de convertirse en fiscal, con la esperanza de encontrar algo que pudiera usar para arruinar su reputación y conseguir lo que quería.

—Señor, no encontramos nada en el departamento antiguo de Kim Taehyung —le informó una voz al otro lado del teléfono—. Los demás están revisando la casa en la que vivía antes y le informarán si encuentran algo.

—Necesito que se den prisa con todo esto —respondió Hyun Jin con voz cortante—. Kim no asumirá la vicepresidencia ni mantendrá la fiscalía si antes no me la da.

La llamada se colgó y todos en la oficina retomaron sus labores, tensos bajo la mirada del jefe.

Entrada la tarde, uno de los voceros de Hyun Jin irrumpió en la oficina corriendo, con una expresión de urgencia.

—Señor, encontramos esto —dijo, entregándole un objeto envuelto en un pañuelo—. Es un teléfono antiguo, y según lo que probamos, aún es funcional. Estaba en la antigua casa de Kim Taehyung, en una habitación que aún conserva sus pertenencias.

Hyun Jin tomó el teléfono y lo analizó con curiosidad y frustración.

—¿Y cómo se supone que vamos a averiguar la clave de esto? —gruñó, agitando el dispositivo.

—Pensamos que podría haber imágenes comprometedoras, videos, conversaciones que nos den algún indicio de lo que hacía el ahora fiscal —respondió el vocero, con un tono de simpleza.

Hyun Jin, con una mueca irónica, replicó:

—¿Y cómo demonios voy a saber la clave de este teléfono sin que se pierda nada? ¡Inútiles!

De repente, uno de sus asistentes se acercó, con una idea.

—Señor, hay una herramienta que usamos para desbloquear dispositivos confiscados en casos de investigación. Es un software que simula un algoritmo de fuerza bruta, buscando contraseñas posibles basadas en información personal. No es perfecto, pero podría funcionar.

Hyun Jin asintió, su mente ya trabajando en lo que haría con cualquier información que encontraran. Ordenó que conectaran el teléfono a la computadora y ejecutaran el programa.

Fiscal Kim - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora