IV: CAPULLO DE MARIPOSA- ACTUALIZADO

477 67 5
                                    

El mensaje apareció en su pantalla: "Hola." Una sola palabra, aparentemente inofensiva, que alguien como Kim Taehyung normalmente ignoraría. Pero esta vez, no pudo, el mensaje llamó su atención, pero solo lo marcó como leído.

No, ese no era el verdadero inicio. Todo empezó meses atrás aproximadamente en agosto del 2020, cuando Taehyung, conocido por su carácter altanero y desinteresado, decidió buscar personas de su ciudad para comprar entradas de un concierto de "Beyond The Scene", una de esas bandas que atraían multitudes. Había publicado un mensaje en sus redes sociales, conciso y directo: "Busco personas para comprar entradas. Solo de Seúl." No esperaba demasiado; después de todo, el desinterés era su naturaleza. Pero entonces, poco a poco se lograron juntar los cupos necesarios, al final un mensaje inesperado cambió todo.

—Hola, yo también soy de tu país, pero de Busan. Estoy interesado en el concierto. No me hago problema en viajar a Seúl. ¿A qué cuenta hago el depósito?

El nombre del remitente era Jeon Jungkook. A primera vista se dio cuenta de que era un niño. Catorce años, según la información del perfil faltaba poco para que el chico cumpliera 15, un rostro angelical, pero con una expresión que no era propia de alguien de su edad. Taehyung casi lo ignoró, pero algo le hizo detenerse. Revisó su perfil por simple curiosidad. Lo que vio lo desconcertó. El chico vivía una vida de lujos que Taehyung no podía ignorar: ropa de marca, viajes a destinos exclusivos, y siempre esa sonrisa despreocupada en su rostro. Más que eso, el niño desprendía una confianza abrumadora. Y lo que más le intrigó fue la rapidez con la que contestó y el dinero que estaba dispuesto a invertir sin pensarlo dos veces. Taehyung, curioso por naturaleza, no pudo resistirse.

—Claro. Aquí están los detalles de la cuenta.

Pensó que no sería cierto el depósito, pero no pasó ni un minuto cuando la notificación de transferencia llegó. Taehyung frunció el ceño. El chico hablaba en serio. Quizás fue entonces cuando algo cambió en él. Una chispa de interés que no había sentido en mucho tiempo.

>>>>>><<<<<<<

De regreso al presente, Taehyung respiró profundamente, intentando calmar el caos interno que lo consumía. Estaba sentado en su oficina, mirando al joven que tenía frente a él. Jungkook ya no era un niño, pero su presencia seguía teniendo el mismo efecto devastador. ¿Podía percibir lo que Taehyung sentía? ¿Podía notar la confusión detrás de su máscara de frialdad? No podía permitírselo.

—Joven Jeon, un gusto conocerlo —dijo con una sonrisa contenida mientras extendía la mano—. Tome asiento.

Choi Woo Sik, su amigo, compañero de copas  y compañero de trabajo, captó la tensión y se apresuró a intervenir.

—Tae... te espero afuera. Parece que necesitas un momento a solas —dijo antes de salir guiñándole un ojo, gesto que no pasó desapercibido para Jeon

El silencio que quedó fue pesado. Taehyung miró a Jungkook, evaluando cada detalle de su rostro, cada movimiento de sus ojos. Podía sentir los recuerdos martillando en su mente, pero los apartó con fuerza.

—Muy bien, joven Jeon —dijo, pasándole una hoja con los horarios de trabajo—. Sus horarios son de 7:00 a.m. a 9:00 p.m., con cuatro horas extra remuneradas. También tendrá seguro de vida, seguro contra accidentes, y todos los beneficios que corresponden. —Hablaba de manera monótona, sin emoción aparente.

Jungkook asintió, hojeando el papel con una expresión neutral, pero sus ojos permanecían fijos en él. Taehyung recordó cómo lo había mirado por primera vez. Un niño tan mimado y consentido que hasta había podido hacer ese viaje sin supervisión. Taehyung nunca entendió cómo sus padres podían permitirle tal libertad. Pero había algo más, algo en el rostro de Jungkook que Taehyung no había podido descifrar entonces... y que tampoco podía ahora.

—¿Me recuerda? —preguntó Jungkook, interrumpiendo sus pensamientos.

El corazón de Taehyung se aceleró. Su rostro, sin embargo, se mantuvo inquebrantable.

—No, joven Jeon —mintió, manteniendo su voz firme—. ¿Debería recordarlo de algún lugar en específico?

La sonrisa de Jungkook era casi imperceptible, pero Taehyung la vio. Una chispa de desafío.

—No, Fiscal Kim. Quizás lo confundí con otra persona de mi pasado.

—No socializo con nadie, así que... puede retirarse —respondió Taehyung, su paciencia al borde.

Jungkook lo observó por un segundo más antes de levantarse y hacer una ligera inclinación.

—Hasta mañana, Sr. Kim.

El sonido de la puerta cerrándose fue como una bofetada. Taehyung se quedó inmóvil, con el pulso acelerado. Necesitaba salir. Bajó al estacionamiento, sintiendo cómo la tensión lo consumía. Su auto, una camioneta gris que había amado desde los 18 años, parecía la única constante en su mundo que se tambaleaba.

Pisó el acelerador con fuerza. Las lágrimas brotaron de sus ojos sin control, deslizándose por su rostro mientras atravesaba las calles a alta velocidad. No sabía si era rabia, dolor, o un conjunto de ambos sentimientos lo que lo estaba destrozando por dentro.

—¡¿Por qué?! —gritó, golpeando el volante con sus manos. El sonido de su voz resonó en el interior del auto.

Su teléfono sonó, arrancándolo de su frenesí. Soo Hee, su esposa, estaba al otro lado de la línea.

—Taehyung, ¿Dónde estás? —preguntó con preocupación.

Él tragó saliva, tratando de contener sus sollozos.

—Lo siento, cariño. Estoy regresando a casa.

—Está bien... —respondió ella, resignada. Sabía que su matrimonio no era más que un acuerdo, una formalidad vacía pero no podía evitar preocuparse por Kim, había sido su mejor amigo desde hace años antes de casarse. 

Taehyung estacionó frente a una librería, la misma que había sido testigo de tantos de sus recuerdos enterrados. Y ahí estaba él, Jeon Jungkook, parado frente a un estante, ajeno al tumulto que causaba en el corazón de Taehyung.

El nudo en su garganta era insoportable. No podía dejar de mirarlo. La desesperación, la culpa, el dolor. Todo lo que había intentado olvidar durante años volvía a florecer, hiriente y afilado. Para Taehyung, el amor siempre había sido un terreno minado. Y ante él, en ese momento, se dio cuenta de que, aunque el tiempo hubiera pasado, para el amor... él siempre sería un cobarde.

(CUANDO HAYA ESCRITURA EN CURSIVA ES QUE SE REFIERE AL PASADO)
(CUANDO HAYA ">>>>><<<<" ES QUE HAY UN CAMBIO EN LA NARRACION DEL PRESENTE AL PASADO O DEL PASADO AL PRESENTE) 

Fiscal Kim - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora