—Tae, ¿vienes a tomar desayuno? —preguntó Jungkook emocionado al teléfono, su voz un susurro de la mañana.
—¡Niño! No ha llegado ni al mediodía —contestó Taehyung con voz adormilada—, deja de molestarme y ve a dormir, tengo sueño.
—¡Taehyung! —insistió Jungkook, arrastrando las palabras como un niño pequeño—. Por favor, ven a tomar desayuno conmigo. Si no, voy a tu casa.
Taehyung suspiró al otro lado de la línea, una sonrisa oculta en el sonido de su exhalación.
—Jeon Jungkook, te juro que te arrepentirás por despertarme tan temprano —dijo en tono serio—. Dame diez minutos y te alcanzo.
Dos meses habían pasado desde que comenzaron a pasar todo el tiempo juntos. Iban y venían a todas partes como una dupla inseparable. Para Taehyung, la presencia de Jungkook había traído una luz inesperada a su vida; reía más de lo que recordaba haber reído en años. Para Jungkook, ver a Taehyung feliz era suficiente para que él mismo también lo fuera. Sin embargo, la cercanía también trajo consigo momentos de incomodidad.
Una tarde, mientras caminaban por la calle, el teléfono de Jungkook sonó. Respondió la llamada alejándose un poco de Taehyung, quien lo observó desde atrás con una expresión que cambió, de relajada a tensa. El distanciamiento físico de Jungkook, aunque momentáneo, hizo que algo punzante y silencioso se despertara en Taehyung, un malestar que no supo identificar.
Cuando Jungkook volvió, intentando tomarle el brazo con la misma familiaridad de antes, Taehyung se apartó suavemente.
—Tae —preguntó Jungkook con ojos preocupados—, ¿qué ocurre?
—Hmm... —fue el único sonido que Taehyung hizo, intentando desviar la conversación.
—Tae, ¿por qué te apartaste? —Jungkook lo miró con ojos brillantes, intentando contener las lágrimas que comenzaban a agolparse en sus ojos.
Taehyung suspiró, sintiendo el peso de la pregunta.
—Estabas hablando por teléfono —dijo, desviando la mirada—. No quiero interrumpir en tu vida.
—Pero no lo hice por eso —respondió Jungkook, con una mezcla de frustración y tristeza—. Solo era una llamada.
—Lo sé. Pero, habla con total libertad. Yo... me voy al carro, te espero allí.
Taehyung empezó a caminar, sintiéndose atrapado en su propia confusión. Pero antes de que pudiera alejarse del todo, Jungkook corrió detrás de él y lo abrazó por la cintura, como si su vida dependiera de ese gesto.
—No me dejes, Tae —susurró Jungkook con la voz quebrada—. No sé qué me pasaría si te vas.
El contacto inesperado fue un golpe emocional para Taehyung. Sintió cómo el frío en su espalda desaparecía bajo el calor del abrazo de Jungkook, y sin pensarlo, posó sus manos sobre las de Jungkook, entrelazándolas. Lentamente, lo jaló hacia adelante hasta que quedaron frente a frente.
—Jamás te voy a dejar, bebé —dijo, su voz suave, cargada de una promesa que sentía en lo más profundo de su corazón—. No sé qué sería de mí si no te hubiera conocido.
Ambos se miraron por un largo instante, y sin necesidad de más palabras, se abrazaron. En ese momento, entendieron que, aunque su relación se tejía de silencios y vacilaciones, la conexión entre ellos era más fuerte de lo que cualquiera de los dos se había atrevido a admitir.
Las semanas pasaron, y Jungkook empezó a notar que Taehyung no comía como antes. Siempre encontraba una excusa para evitarlo y parecía obsesionado con hacer ejercicio constantemente.
ESTÁS LEYENDO
Fiscal Kim - Taekook
FanfictionKim Tae Hyung, el fiscal más reconocido de todo Corea del Sur, casado y con un hermoso hijo, está a punto de entrar en política, después de mucho esfuerzo lo logrará, pero como siempre hay desventajas detrás de la política. ¿Qué sucederá cuando pa...