XIII: UN LIBRO ROMANTICO - ACTUALIZADO-

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Taehyung sintió cómo su corazón latía con fuerza. Su ritmo se había acelerado demasiado. ¿Qué hacía Jungkook aquí? Se suponía que debía llegar el 20.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, su voz sonando más cortante de lo que pretendía.

Jungkook levantó la vista, sorprendido al verlo, y luego sonrió, una sonrisa amplia y despreocupada, como la de un niño que ha encontrado un tesoro inesperado. Esa fue la primera vez que Jungkook vio la sonrisa cuadrada de Taehyung, con su dentadura perfecta. Algo dentro del menor latió rápidamente, como si le hubieran dado un vuelco al corazón.

—Hola, Taehyung. Amm, aquí dándole un vistazo a este libro. Me lo recomendaron mucho y quise leerlo, así que aproveché que acabo de llegar y decidí ver si había algún ejemplar disponible —explicó Jungkook, con una voz llena de entusiasmo. Sus palabras salieron a borbotones, como si tuviera miedo de que Taehyung lo interrumpiera.

La sorpresa de Taehyung no se desvanecía. Había algo tan refrescante, tan genuino en la manera en que Jungkook hablaba, como si estuviera contando una pequeña travesura y buscara la aprobación de un adulto.

—No, eso no ¿Por qué llegaste antes? —insistió, aunque intentó sonar más relajado.

—Tenía que viajar mañana, pero mi mamá consideró que era mejor que viajara hoy, porque ella también viajaba, pero a otra ciudad. Así que aprovechamos y viajé con ella —respondió Jungkook con indiferencia, encogiéndose de hombros como si no fuera gran cosa. Esa despreocupación tomó a Taehyung por sorpresa—. Tae... —el chico tanteó el camino, nervioso—. ¿Podemos leer este libro juntos?

Taehyung se quedó en silencio, pasmado. Todo en su interior gritaba que no. No era sano estar junto a este chico. Pero sus labios lo traicionaron antes de que su mente pudiera detenerlo.

—Claro —asintió, sorprendiéndose a sí mismo.

Jungkook no pudo evitar una sonrisa radiante, y su emoción era palpable. Ambos alargaron la mano al mismo tiempo para tomar el libro. Sus dedos se rozaron, y una corriente inesperada recorrió a Taehyung. El menor también lo sintió. Sus miradas se cruzaron, llenas de algo no dicho, una tensión tan palpable que ambos se quedaron quietos por un instante.

Taehyung se aclaró la garganta, apartando la vista primero.

—Llevaré este —dijo, caminando hacia la caja para pagar, sintiendo el peso de los ojos de Jungkook en su espalda.

Compró el libro sin decir más, sintiendo cómo su corazón se aceleraba con cada segundo que pasaba en esa proximidad.

Jungkook jalaba sus maletas hasta el carro, hablando de manera incesante. Se quedaría más tiempo del planeado, así que había traído una cantidad impresionante de ropa. Taehyung, notando la cantidad de cosas que Jungkook llevaba, decidió romper el silencio con un tono más ligero.

—Déjame ayudarte —le dijo, tomando las maletas del menor—. Tú sube al carro con el libro. Yo pondré esto en la cajuela.

Jungkook asintió y se metió en el auto, observando a Taehyung desde el espejo retrovisor. Había algo en la manera en que el mayor se movía, con esa gracia silenciosa, que lo tenía hipnotizado.

Cuando Taehyung entró y se sentó al volante, rompió el silencio:

—Si deseas, podemos leer el libro juntos —sugirió, manteniendo la vista en el camino frente a él—, porque es un hecho que no te lo voy a prestar.

Jungkook dejó escapar una carcajada y Taehyung notó, de reojo, cómo el chico se relajaba un poco. Pero a pesar de sus palabras ligeras, el auto se llenó de un silencio cargado, las miradas cruzándose brevemente, sus cuerpos tensos ante la proximidad. Había una energía nueva entre ellos, una que ambos percibían pero ninguno mencionaba.

Fiscal Kim - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora