Chelzel
Denzel
Mis costillas latían con dolor, al igual que mi cabeza. Pero la cruel realidad se apoderó de mí cuando intenté pararme: una cortada en mi pie derecho generó un gemido de dolor involuntario.
― ¡Que diablos me paso!
Quizás no se trataba de un acertijo; fue la culpa de esa chica imprudente que me arrastró a ese bar de mala muerte. Al examinar más detenidamente la situación en la que me encontraba, un escalofrío me paralizó.
Busqué frenéticamente mi teléfono. Ya había amanecido, lo supe por los rayos de sol que inundaban la habitación... una habitación que claramente no era la mía. Entré en pánico. Mi padre probablemente ya me había desheredado, y mi madre seguramente había corrido el rumor de que su hijo tuvo un accidente en el cual le fue imposible sobrevivir.
― ¡Maldita suerte la mía!
Quizás debería golpearme. Así, al menos, él podría pensar que fui asaltado y que todo esto no pudo haber sido mi culpa.
Odiaría ver la indiferencia en los ojos de mi padre, más cuando yo siempre era el causante de sus desgracias.
Me detuve frente al gran espejo violeta de la habitación de uno de los hermanos MacRury.
Mis brazos estaban marcados por arañazos.
― ¿Qué me sucedió a noche? ―estaba entrando en shock.
Un portazo me hizo dar un brinco, era la manera habitual con la que ella suele anunciarse permanentemente en mi vida. Mi subconsciente me decía que eventualmente la odiaría.
― ¿Despierto pequeño pedazo de mierda?
Ella tenía una pequeña rotura en el borde de su labio superior.
― ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Aún no despiertas del coma?
― ¿Despierto? ―Aun no me encontraba en mis cinco sentidos― ¿De qué coma estás hablando?
Rodó los ojos y se arrojó en la cama donde había dormido.
― Eres pésimo tolerando el alcohol, recuérdame no darte más si no queremos acabar en la cárcel por destruir propiedad privada.
Mi rostro palideció.
― Dime que no hice algo de lo que me arrepentiré.
Su rostro esbozó una sonrisa engreída, sabiendo que eso no auguraba nada bueno.
― ¿Asustado, Kennedy?
¡Maldición!
― Si evaluamos tu nivel de insensatez e inmadurez, estás en la cima. ―Ya estaba sentado en la cama, esperando mi sentencia― Llamar a tu padre fue probablemente lo más excesivo.
¡No!
Estamos en graves problemas.
― ¿Le marqué a mi papá?
Su rostro asintió, y el mío solo negaba.
― ¿Me estas diciendo que acabo de joder mi vida?
Ni siquiera podré poner un pie en mi casa sin recibir más de trescientos reproches. Mi patética existencia llegó a su fin.
Aparté la mirada, lo más terrible es que probablemente recibiré una paliza por culpa de ella.
― Eres la peor persona que pudo cruzarse en mi camino.
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Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]
RomanceDenzel Kennedy Dubois, inmerso en la efervescencia de una vida social deslumbrante, donde los reflectores y los buenos modales son su carta de presentación, proyecta la ilusión codiciada de ser el niño rico con padres excepcionales. Sin embargo, det...