Capítulo 5

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Un pacto de tregua


Denzel

Había decidido mantenerme en silencio. Le pedí a mi subconsciente que la escuchara, no para atacarla como solía hacer, sino para entenderla. La conversación había tomado un rumbo inesperado y, por más que quisiera cambiar de tema, algo dentro de mí deseaba que ella siguiera hablando.

― Voy a tomarme un tiempo, Denzel―Suspiro, dándome una mirada casual― Te lo digo porque quizás a ti te interese.

― No lo creo, gracias a ti he dejado varias actividades que necesito en mi currículo, y si continuas interfiriendo podría asegurar que terminaré pidiendo limosna en una esquina de mala muerte.

Nuestras palabras eran nuestra mayor arma, nos heríamos constantemente.

Ella se hizo un pequeño moño en el cabello, recogiéndolo por completo. Aunque había algunos mechones que sobresalían y rozaban su rostro, a ella no parecía importarle en lo absoluto. Sin embargo, para mí resultaba un tanto molesto. Pensé que debería considerar utilizar un peine o, al menos, arreglarse un poco antes de salir de casa.

― De verdad no te agrado.

A lo largo de la vida a muchas personas no le agradaras, eso ya debe de tomarlo por ley.

― No es que me desagrades pero, he desarrollado algo de intolerancia hacia ti.

― Uhm... Si lo planteas de manera elegante y casual, creo que ni las palabras más belicosas tendrían el mismo impacto.

― Vos eres como Roma. ―Sonreí con sarcasmo.

― ¿En que sentido?

Era como si mis palabras capturaran su interés por completo. Su mirada lo decía todo: ella arde, es inflamable, puede ser incendiada, pero siempre estará ahí, atrayendo las miradas sin ni siquiera buscarlas.

― No esperas que nadie te reconstruya, eres auténtica. ―Y eso es mucho más fascinante que una persona que se pinta como un arcoíris solo para impresionar a alguien.

No, no me mires de esa manera.

― No te enamores de mi Kennedy.

Chelsea siempre me hace cuestionar si realmente estoy tratando con una niña o un persona adulta.

― Aunque podemos ser buenos amigos.

― ¿Quién quiere ser tu amigo?

Quiero verla en llamas, arruinada, a kilómetros de mi.

― Si mi abuelo te escuchara te mandaría a eliminar con un matón de la categoría de Sylvester Stallone.

Chelsea es tan idiota.

― ¡Qué conmovedor! ―Imite su voz.

― El viernes es su cumpleaños, si quieres vamos y me dices lo mismo frente a Marcello MacRury.

― Sabes muy bien que las cosas que hablamos entre nosotros no se deben hablar con adultos, porque si es así tanto como tu y yo estamos arruinados.

― Lo sé, pero que puedo hacer si quiero ver como tu mundo se arruina.

― Arrastrare tu patética vida junto a la mía.

― Quieres hacer que nos vayamos por el desagüe con toda esa mierda y orina.

― En todo ese caso tu serias el estiércol. ―Me reí en su cara, particularmente me la imagine embarrada de pies a cabeza con mierda.

― Eres un imbécil.

Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora