Secretos
Chelsea
Sabía que tenía habilidades con el maquillaje.
― Después de todo, hay que reconocer que tienes a la mejor hermana del mundo. ―comenté con una sonrisa.
Con delicadeza, acomodé el cabello de mi hermano a un lado para continuar con mi obra maestra de maquillaje.
Mientras tanto, en nuestro entorno, reinaba una atmósfera tranquila. Resultó que Roy MacRury tenía muy buenas influencias, ya que logró sobornar a uno de los inspectores para evitar que la noticia se difundiera fuera de la sala de detención.
― Ese imbécil quedó en peores condiciones, ¿verdad?
― ¿Por qué tanta agresividad? ―Indagué.
Sé que él me advirtió que no preguntara, pero ser discreta no es precisamente mi fuerte.
― No es nada Chelsea.
― Claro, de la nada salieron esos puñetazos que terminaron en tu cara.
― Son cosas de chicos.
Y, yo soy muy mujercita.
― Soy tu hermana y entre nosotros no hay secretos.
― Entre nosotros inundan los secretos. ―se defendió.
Me quedé en silencio por unos segundos, tratando de encontrar una forma de defenderme de sus palabras.
― Seré una tumba.
― Tú y yo sabemos que eso no va hacer así.
Diablos, me conoce a la perfección. Soy un caos que aparenta ser el cielo, y eso lo confirman todos los que alguna vez desearon no haberme conocido.
― ¿Por qué parece que todo el mundo se siente ofendido por mi simple existencia? ―pregunté con un suspiro de frustración, cuestionando el constante rechazo que parecía acompañar cada paso que daba.
― No me vas hacer cambiar de parecer.
Volví las manos a mi cintura, reprobándolo por su actitud negativa hacia mí. Sabía que perder la confianza de mi hermano significaría el fin del mundo para mí. Sí, admito que soy la más dramática del planeta Tierra, pero está bien, porque así siempre consigo lo que quiero.
Y lo que quiero es ser rica y poderosa.
― ¿Por qué a veces te quedas viendo a la nada y sonriendo?
Hasta la pregunta ofende hermanito.
― Porque a veces solo pienso en el poder y en el dinero.
Y, contra el poder nadie.
― No sé por qué ya no me sorprende. ―murmuró con resignación, reconociendo que mi tendencia a la dramatización y la ambición desmedida eran características que ya no le sorprendían.
― Voy a ser rica ya lo veras.
― ¿Cuál es tu plan para que eso suceda?
― Robar el dinero de un banco o conseguirme a un sugar daddy.
Me inclino más por el primero, pero siempre es bueno tener opciones.
― Chelsea, Chelsea. ―Negó con la cabeza.

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Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]
RomanceDenzel Kennedy Dubois, inmerso en la efervescencia de una vida social deslumbrante, donde los reflectores y los buenos modales son su carta de presentación, proyecta la ilusión codiciada de ser el niño rico con padres excepcionales. Sin embargo, det...