Capítulo 19

13 1 0
                                    



Hospital


Chelsea

Mis párpados cada vez se volvían menos pesados. Sentía la mirada de muchas personas sobre mi rostro y ese toque de angustia en mi pecho al ver al hombre que tenía agarrando mi mano, como si estuviera moribunda y a punto de la muerte. Nuestras miradas se cruzaron y su sonrisa se convirtió en un consuelo para mí.

― Chelsea.

Ese era mi nombre.

Creo que aún estoy anestesiada y con una jaqueca del tamaño de un volcán.

― Papá.

No me moví ni un centímetro; sus brazos me rodearon como si fuera una bebé.

― ¿Eres... mi papá? ―dudé de mi cordura.

Definitivamente estaba bajo el efecto de la anestesia, pero aproveché el momento para abrazarlo aún más fuerte.

― No fue mi culpa papi.

Claro que había sido mi culpa, pero no queríamos que él se enojara.

― ¿Quién te hizo esto? ―sonaba preocupado.

Sonreí al ver la cara de mi novio en la habitación. El rubio tenía una mirada desvanecida y en su brazo había una curita rosa, que no le quedaba bien. Le habían sacado sangre y la pregunta aquí era: ¿Por qué?

― Unos chicos idiotas. ―no quería involucrar a nadie.

Mi brazo estaba vendado, supongo que fue un asunto feo.

― Chelsea. ―insistió.

― No lo sé, Russell los conoce mejor que yo.

― ¿Russell? ―Esa había sido la voz de mi hermanito.

― Sí, él estaba ahí y hasta les ha dado unos puñetazos a esos castrosos de mierda.

La mirada de mi padre se posó en Roy, quien por primera vez le reprochaba algo a su hijo favorito. Yo me reí sin entender nada, pero estaba empezando a amar lo que sea que me hayan puesto en las venas.

― Encuéntralo. ―Ordenó mi padre.

Siempre me gustó cómo daba órdenes. Eso era tener poder, y yo quería eso.

Observé con asombro cómo mi padre y mi hermano salían enfurecidos, una reacción que nunca imaginé provocar en ellos. Ahora, en medio de la tensión, solo quedábamos Denzel y yo. A pesar de nuestra historia complicada, no pude evitar notar lo atractivamente preocupado que se veía en ese momento.

― Ven aquí. ―murmuré, tentadora, mientras mi dedo índice trazaba un gesto seductor en el aire.

Estaba convirtiéndose en un problema que siempre me obedeciera.

Siempre quise tener un chico así; yo era buena manipulando a los demás.

― ¿Por qué te metiste en esa pelea? ―su pregunta llevaba pesar.

Oh.

Era sorprendente su falta de amabilidad.

― Sí, estoy bien, gracias. ―respondí con una sonrisa forzada.

La evidencia estaba frente a sus ojos.

― ¿Qué te dijeron? ―insistió, estaba segura de que eso provocaría una pelea innecesaria más adelante.

Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora