Capítulo 4

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Tsk


Chelsea

Mi cuerpo estaba comenzando a acostumbrarse al frío. Era una de esas mañanas en las que uno desearía quedarse en la cama todo el día, acurrucado bajo las cobijas, deslizando el celular y perdiendo el tiempo. Pero yo no era de ese tipo de personas. Incluso cuando estoy enferma, me digo a mí misma lo que tengo que hacer.

― Sabe que lo odio.

Y, aun así lo sigue haciendo, continua con sus estúpidas clases.

― Hoy es un día memorable.

Me coloque un saco encima del buzo que tenia puesto, combina bastante bien con mi calentador, me gusta como se ve el café, es uno de mis colores favoritos.

― ¿Porqué tan misteriosa?

La anatomía de un encantador tipo vendedor de influencias choco contra mi cama, luciendo una bermuda que solo tapaba sus partes indecorosas, que por cierto bastante asqueada quedé.

― Voy a llevar a Kennedy por un helado.

Ni yo me creo lo que estoy diciendo.

― Chelsea, ¿Debo preocuparme?

¿Preocuparse por mi o por él?

― Es un día perfectamente nublado, y quieren ir por un helado. ―Y, él lo dice prácticamente desnudo― me apunto, voy contigo.

Perfecto.

― No pienso esperarte, si no estas listo, me largo.

Ajusté la gorra que llevaba en la cabeza, pensaba dejar tirado a Kennedy en algún lugar, pero la presencia de Roy lo complica todo. Quizás tenga la opción de dejarlos tirados a los dos, desapareciéndolos por unas cuantas horas.

La semana pasó en un abrir y cerrar de ojos. He visto a Doson con su delantal, cuidando flores, algo que claramente no le va, pero no he sido lo suficientemente valiente como para hablarle. Por su parte, él tampoco ha hecho ningún esfuerzo por buscarme.

Tan mierda es el orgullo.


...


Denzel salió de aquella puerta que aborrecía, y mi hermano se bajó del auto para ir a su encuentro. ¡Por Dios! Si no conociera a la novia de Roy, juraría que entre Denzel y él hay algo más que amistad. Y, para completar el cuadro, allí estaba también Leonardo Kennedy. Afortunadamente, no tuve que enfrentarme a la mirada de ese hombre amargado gracias a los vidrios negros que interferían entre su mirada y la mía.

No sé si es mi idea, pero estaba casi segura de que Denzel sabía dónde estaba justamente sentada, incluso me hizo mirar hacia atrás, quizás este una luz encendida que me hace visible para ellos.

― No, no son ideas tuyas Chelsea.

Primera vez que veo un grupo de hombres que me caen mal, pero ¿Quién somos nosotros para juzgar?

Las niñas ya habían puesto sus traseros en el asiento, y yo feliz jugando con una liga, le tiraba bolitas de saliva a Denzel. Eso le pasa por haber hecho de mi semana una pérdida de tiempo.

― ¿Qué es esa manera de mirarme, Kennedy? ―Incline mi asiento para atrás para que me escuchara a la perfección.

― Estoy pensando en como alejar tú patética vida de la mía.

Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora