Capítulo 16

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Es oficial


Chelsea

Sí, podía ser la peor persona del mundo, pero al menos había logrado mi objetivo: llevar aquel uniforme azul marino con corbata que solía lucir mi hermano. 

Sin poder contenerme, bajé corriendo las escaleras como una gacela al acecho.

― Bonito día, Roy. ―me asome a su habitación.

Era mi primer día en su colegio.

― No exasperes.

Era como una nueva vida para mi, claro que estaba emocionada.

― Cuando llegues allá te darás cuenta de que a sido mala idea quedarte aquí.

Roy amarraba los cordones de sus zapatos, parecía tomar una eternidad, como si lo hiciera a propósito para retrasarnos. Mientras tanto, yo llevaba lista desde muy temprano, tanto que me había visto al espejo más de cincuenta veces.

― ¿Te da pena que tú hermana menor te opaque?

― Lo que me va a dar bronca es que quieran ligar contigo.

― Eso no va a pasar, soy la novia de Kennedy.

Mientras me arreglaba las pestañas con la máscara, esperaba pacientemente a que el caballero terminara de arreglarse. Era el momento perfecto para expresar lo aliviada y feliz que me sentía porque mi padre no había objetado mi decisión.

― Se te dan bien las mentiras Chelsea.

― Pueda que más adelante no sean mentiras. 

¿Qué me estaba pasando?

Esta no era yo.


...


Había olvidado por completo cómo era todo esto: los Lamborghini, los Rolls-Royce Dawn que se veían en cada esquina, los alumnos presumiendo sus caros bolsos y relojes. Me detuve un momento para observar el reloj en mi muñeca. Aunque comparado con los que llevaban los demás, el mío parecía barato. Pero era un logro personal, algo que me había ganado por mérito propio. Me pregunté si Kennedy también llevaría puesto el suyo, aunque fuera una tontería.

― No te saltes las clases Chelsea. ―me paso mi horario― no quiero tener que despedirme de ti nuevamente.

― Claro, lo primero que haré ahora que todo está bien es revelarme contra nuestro padre. ―sonreí con ironía.

― Chelsea, quiero que te quedes más tiempo.

― Si, darling. ―Di algunas palmaditas en su mejilla― yo también. 

No voy a negar que sentía todas las miradas posadas sobre mí. Normalmente, diría que era porque estábamos llegando al final del año escolar, pero esta vez era diferente. Nadie sabía de mi existencia aquí, aparte de Roy, que era una especie de celebridad entre las chicas y algunos chicos también. Era extraño sentirme el centro de atención de repente.

― ¿Quieres que te lleve a tu aula? ―preguntó Roy con su tono habitual de hermano protector.

Lo miré por un segundo, dedicándole un poco de mi atención.

Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora