Capítulo 8

17 0 0
                                    



Euforia


Chelsea

Sigue habiendo esas noches interminables en las que nos esforzamos por entablar una conversación agradable entre personas que apenas se soportan. Al principio, me resistía a adoptar esas apariencias: la niña educada, sonriente y, además, torpe.

No puedo encontrar las palabras precisas.

Siempre parece ser lo que Mr. MacRury quiere, en todo momento, sin excepción. 

¿Por qué debería cambiar ahora?

―La tía y Bowie se quedarán este fin de semana en nuestra casa. ―Roy chocó su rodilla contra la mía, evidenciando su entusiasmo― Chelsea, deberías quedarte hasta abril.

Eso es lo que más quiero.

― Nuestro padre debe decidir eso. ―Últimamente no me ha dirigido la palabra, lo cual no es necesariamente malo― Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para no dejarle una mala imagen a la familia. Creo que eso se merece una recompensa... ¿Quizás...? Debería considerar mi retorno a casa de manera definitiva, aunque eso sería pedir mucho.

Volteé para encontrarme con los ojos verdosos de mi padre, buscando desesperadamente su mirada.

― Aspiras alto, Chelsea.

No tiene que decirlo, él me ha enseñado a no guardarme nada.

― Aspiro a lo que creo merecer. ―murmuré, aunque a este punto él creía que no merecía nada.

― Para mí, eres peso muerto, Chelsea. ―susurró mientras deslizaba suavemente el pañuelo sobre sus labios, cuidando cada una de esas estúpidas etiquetas― Debes saber que constantemente pienso en ti, y no porque quiera, sino porque eres un peligro andante buscando en cada instante cómo fastidiarme.

No lo niego, porque eso es lo que hago: cuando todo va bien, de repente me siento vacía.

― Para mi padre nada es suficiente. ―Renegué de mala gana.

― O quizás sea que para ti nada de lo que te doy te basta.

Una vez más, giró para observar mi mala postura, creando esa aura desagradable de superioridad que hacía que todos se sintieran inferiores.

― Voy a mantener una buena conducta, mejorar mis calificaciones y evitar cualquier motivo de queja... ―Me interrumpí, pero no fue mi elección.

― ¿Y, eso de que me sirve a mi? ―El tono de su voz siempre es el mismo, jamás cambia conmigo, no importa lo que haga, sigue siendo igual― Chelsea, todo lo que harás te beneficiara a ti.

― Ja. ―maldito loco.

La mano de Roy presiono mi pierna, y las palabras se detuvieron en la punta de mi lengua, las advertencias comenzaron a hacer luz roja en mi cabeza como una señal de ¡ALTO!

― Te gusta la guerra ¿no papá? ―Jamás le darás a mis oídos una afirmación.

― Tu sola te la has inventado. ―Corrió su mirada por encima de sus hombros dirigiéndose a Roy― no los quiero ver perdiendo el tiempo con niñerías, todos están corriendo la carrera de sus vidas y ustedes no serán la excepción, recuerden que nada de lo que hoy gozan es suyo.

― Jumh, eso cree. ―Si supiera que Roy ya hasta se compró una casa sin ayuda de su estúpido dinero.

― ¡Qué te he dicho sobre hablar en murmullos! ―Al parecer, no le gustó ser interrumpido― La gente no te respetará si te oyen quejarte por absolutamente todo... ¿Crees que la vida es justa, Chelsea? ¿O esperas que te espere hasta que madures? Te tomará muchas desilusiones darte cuenta de que las únicas personas que al final estarán para ti son aquellas a las que tanto odias.

Hay quienes solo soñamos con ver arder el mundo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora