Con dieciocho años, Jiang Cheng decidió que no podía seguir ocultándoles la verdad a sus padres. Huaisang le había repetido una y otra vez que se los dijera cuando estuviera listo, pero él no estaba seguro de que alguna vez lo estuviera. No creía que nadie lo esté, verdaderamente.
Su relación había avanzado enormemente en dos años. Ambos sabían que querían seguir juntos al largo plazo, que buscaban construir un futuro entre los dos. Podía sonar tonto e infantil, dado que apenas estaban por entrar a la universidad, irreal para varios. Pero ambos habían decidido que convivirían juntos en los dormitorios de la universidad para no estar separados.
Y no le gustaba la idea de hacerlo sin que supieran sus padres la realidad de su relación. Habían conocido a Huaisang, les caía bastante bien; pero para ellos era su amigo, su mejor amigo. No lo veían como su pareja, como el chico al que amaba.
Y eso les hacía mal a ambos. Nunca poder estar verdaderamente relajados con sus padres en casa era agotador, siempre al pendiente de no dar a luz sus verdaderos sentimientos, manteniendo la distancia.
Salir a la calle era lo mismo. Si querían ir a una cita, debían ir a un lugar lejos de su casa, para que nadie los reconociera. Y aun así, en el parque, cuando entrelazaban sus dedos y Huaisang se apoyaba sobre su hombro, los nervios tardaban un buen rato en desaparecer.
Todo eso era tan agotador, que había terminado un día llorando en los brazos de su novio, en la seguridad de la casa de los Nie. Jiang Cheng quería poder tomarlo de la mano cuando quisiera, poder besarlo sin miedo en su cuarto.
Y se sentía tan tonto, porque estaba bastante seguro de sus padres no lo repudiarían, pero el miedo a una mirada negativa, al desagrado, lo paralizaba.
Aquel día había hablado largo y tendido con Huaisang. Habían faltado pocos meses para terminar la secundaria y ser adultos. Decidieron que les contaría a sus padres luego de que se graduaran. Al final del día ambos estaban agotados, por lo que terminó llamando a su madre y avisándole que se quedaría a dormí en lo de los Nie.
Nie MingJue no había protestado por tener que agregar un plato más para la cena, ni les reclamó dormir en habitaciones separadas.
A diferencia de otros días, ese día había sido él quien se acostó sobre el pecho de Huaisang, podía entender por qué lo tranquilizaba
Así que esa era la razón por la que ahora se encontraba transpirando nervioso en medio de una cena el viernes, día en el que normalmente estaría rebosante de alegría por poder tomar la sopa de su hermana.
Wei Ying estaba a su lado, su brazo rozando el suyo, recordándole su presencia. YanLi no paraba de dirigirle una sonrisa cada vez que la miraba.
Si todo salía bien, los llevaría a ambos comer algo.
Su madre y su padre hablaban sobre un nuevo caso en el estudio de abogados, ajenos al nudo en el estómago que estaba sintiendo.
Una parte de su mente le insistía en que se rindiera y lo dejará para otro momento, pero se forzó a borrar ese pensamiento. No estaba dispuesto a mudarse con Huaisang sin decirles la verdad a sus padres.
Sabiendo que terminaría con dolor de estómago, dejó la cuchara a un costado, lanzando un largo suspiro.
Su madre alzó una ceja, seguramente confundida porque nunca dejaba la sopa de YanLi a medio comer.
—Madre, padre, tengo algo que decirles —se forzó a mirar a su madre a los ojos. Debía dejar en claro que era un momento de seriedad.
—Muy bien, adelante, te escucharemos —respondió ZiYuan, dejando también a un lado la sopa. Quería saber qué tenía a su hijo tan distraído esa noche.
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JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?
FanfictionLas lágrimas no paraban de caer por si solas. Una, dos, tres. Eran tantas que sus pequeños ojos se encontraban nublosos y no podía ver bien. ¿Por qué los niños eran así? ¿Estaba mal ser curioso? ¿Qué había de malo en tener una imaginación diferente...