JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?

Capitulo 20

Cuando Lan WangJi estaba por cumplir los veintiún años, su mundo volvió a cambiar. Esta vez, por iniciativa propia.

Xie Lian había pasado meses difíciles, luego de recibir una llamada de su madre en la que le dijo que su padre había caído enfermo y que el dinero no les alcanzaba para pagar los costosos medicamentos por su cuenta. Como la buena persona que era, su amigo empezó a tener tres trabajos mientras seguía estudiando.

Pero con el correr de los meses, el tiempo que podía dedicarle al estudio fue mínimo y la propia institución terminó quitándole la media beca que tenía por haber bajado el rendimiento en sus exámenes.

Su departamento se había envuelto en un ambiente de tristeza. Aunque Hua Cheng le ofrecía pagarle a su novio todo, él lo rechazó.

Xie Lian era una sombra de su ser origina: apagado, callado, siempre cansado y preocupado. Todos buscaban formas de levantarle el ánimo, llevándolo al cine, a comprar o a comer; pero nada podían hacer contra la situación que lo acongojaba.

Lan Zhan se esforzó por ayudarle con todo lo que pudiera, negándose a que hiciera una sola tarea del hogar en vez de descansar en el casi inexistente tiempo libre que tenía.

La gota que colapsó el vaso fue cuando se desmayó en medio de su trabajo. Estrés, dijeron los doctores.

Luego de meditarlo por dos semanas, Xie Lian decidió que iba a tener que regresar a China. Las cuotas de la universidad no serían tan caras, por lo que podría cubrir los medicamentos de su padre sin colapsar en el proceso.

Lan WangJi lo había visto llorar en los brazos de su novio, quien le aseguró que iría con él tan rápido como terminase su proyecto. Estaba empezando en el mundo de la actuación, por lo que participaría en el rodaje para una serie.

El mundo podía ser muy cruel, empujando a las personas una y otra vez a situaciones desagradables.

A lo largo de los años, se había dado cuenta de que Xie Lian le recordaba mucho a Wei Ying. Ambos eran amables, inteligentes y con un gran sentido de la justicia. Estaba eternamente agradecido de haberlos podido conocer a ambos.

Al ver que su compañero de piso se iría, él mismo comenzó a pensar qué debería hacer. Tendría que encontrar a otra persona para compartir el alquiler, debería nuevamente adaptarse y rogar porque se llevaran bien.

No tenía problemas en la universidad, en realidad, se encontraba entre los mejores estudiantes. Y sin embargo, la idea de que Xie Lian, quien lo había cuidado y ayudado por años, tuviera que afrontar ese gran cambio solo, no era de su agrado.

Pasó varios días mirando detenidamente las fotos en su cuarto: su hermano, su tío, Wei Ying. Ninguno de ellos se encontraba en Estados Unidos.

China era su hogar, su casa, pero para Xie Lian no era lo mismo; se había ido hacía más de diez años, primero por una beca ganada por su esgrima y luego se había quedado por el rechazo de sus padres. Sabía chino, podría manejarse, no estaría completamente perdido. Pero no habría nadie allí para acompañarlo en un inicio.

Y sabía de primera mano lo aterrador que era eso.

En cambio, si se fuera con él, dejando atrás San Francisco y parte de sus amigos, podría devolverle toda la ayuda que le había otorgado. También podría estar de vuelta en su país, ver más seguido a su hermano y tal vez arreglar en algún momento la relación con su tío. Una vocecilla interna le repitió que podría volverse a encontrar con Wei Ying, averiguar cómo estaba y si lo seguía odiando.

Fue en ese momento que logró darse cuenta que su partida repentina aun le afectaba. A pesar de haber podido ver a su hermano, muchas cosas fueron dejadas a la deriva sin lograr concretar o resolver. Con el pasar de los años había logrado convivir con ello, dejándolo a un lado porque no había nada que pudiera hacer. Pero ahora tenía la oportunidad de cerrar aquel ciclo. Tal vez no se quedaría eternamente en China, en verdad le gustaba San Francisco y lo había llegado a considerar su segundo hogar, pero tampoco era bueno seguir arrastrando el pasado.