Capitulo 3

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El área de dirección era mucho más alegre de lo que había imaginado, las paredes eran recorridas por un largo arcoíris que terminaba con muchos dibujos pegados. La mayoría contenían frases de despedida que decían cosas como "Te queremos mucho director XingChen" o un "Lo extrañaremos mucho".

En el escritorio había dos cuadros, el primero tenía la foto de una niña pequeña y en la segunda, el director y el bibliotecario abrazaban felizmente a la misma niña.

A Wei Ying le llamó la atención esta última, sobre todo porque los dos hombres parecían muy unidos.

No pronunció un comentario al respecto.

Se mantuvo observando la sala junto a Song Lan, quien se paró de inmediato al escuchar como la puerta se habría. El director se encontraba igual que a la mañana, sus lentes limpiados pulcramente, junto a su camisa blanca y pantalón celeste que no tenían una solo arruga.

Y como siempre, una amable y cálida sonrisa decoraba su rostro.

—Song Lan, querido, me puedes decir qué fue lo que te sucedió, para que me mandaras un mensaje diciendo que me necesitabas ver de manera urgente—. Su tono de voz delataba la preocupación que sentía, a pesar de mantener su rostro calmado.

El otro dirigió su mirada hacia el menor, que aún se encontraba en la silla. No fue hasta ese momento que hombre de lentes notó al niño. Se reprendió mentalmente por no haber observado de manera correcta el entorno.

Al observar con mayor detenimiento, observó que sus ojos se encontraban hinchados e irritados. Se preguntó cuánto tiempo tuvo que haber llorado ese pequeño para que su rostro se enrojeciera de tal forma.

Además sus puños agarraban con fuerza una hoja de papel, temblando en el proceso por la tensión que ejercía.

Tal imagen le dio un muy mal presentimiento. Se acercó de manera calmada al menor—para no asustarlo—hasta parase frente a él y agacharse a su altura. Con suavidad levanta su mano y le frotó la cabeza.

—Wei Ying ¿Verdad? Qué te parece si te traigo un té y me cuentas lo que te sucedió—. Su voz era armoniosa y tranquilizadora, la mano sobre su cabeza le transmitía calidez. Ese hombre se parecía mucho a su JieJie, dando una mano a quien la necesite.

Hasta a un niño como él.

Asiente con suavidad en respuesta. El mayor al obtener una respuesta positiva, se levantó y se dirigió hasta su bolso, de donde sacó un pequeño termo. En realidad había traído el agua para hacerse su propia infusión, pero ya podría pedirle luego a cocina que le calentara agua de nuevo.

Preparó la bebida con rapidez, cuando terminó se la extendió al menor.

—Tómala con cuidado que está caliente.

Prosiguió a preparar dos tasas más, una para él y otra para la persona que había permanecido callada durante todo ese tiempo. Wei Ying nota que cuando le va extender la tasa al bibliotecario, el mayor susurró un suave: —Justo como te gusta.

Pasan uso minutos en absoluto silencio, momento en el que los dos adultos se dirigen algún tipo de mirada que parecen solo ellos conocer. Al menor le pareció que ambos adultos se comunicaban en secreto, lo más probable seria que compartieran un código que solo ellos conocían. Algo asi como un palabra o letra por cada vez que pestañean o sonríen.

El director dio unos sorbos más a su tasa, para luego carraspear y empezar a hablar.

—Bueno, ahora que nos cálmanos y revitalizamos, porque no me cuentan que hacen ustedes dos aquí, sobre todo tu pequeño que deberías estar en clase—. El oji gris dirigió la mirada hacia el adulto que los había dirigido hasta allí, quien al notar su mirada nerviosa suspiró y le dijo: —Qué tal si empiezas por mostrarle tu cuento.

JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora