Que la biblioteca estuviera cerrada fue lo peor que le pudo pasar a WangJi, debido a que estaba obligado a pasar, por al menos una semana, sus recreos entre medio de los gritos y risas de los alumnos en el patio. Ojala tuviese algún tipo de hechizo para silenciarlos a todos.
Bueno, a todos menos uno: Wei Ying. El poder escuchar su risa era lo mejor que podía pasarle, aquella voz cantarina podía relajarlo con solo un par de palabras.
Todo hubiese sido de maravilla si el profesor de historia no hubiera mandado a hacer un trabajo práctico para la semana siguiente, y en parejas ni más ni menos.
Por un momento quiso ahorcar al idiota que colocó de forma espantosa los caños de gas, provocando que se pincharan apenas unos años después de ponerlos.
Como siempre, Wei Ying se autoimpuso como su compañero, dejándole una sola solución: hacer el trabajo en su casa.
El segundo jade ya podía ver el humo salir de la cabeza de su tío, al pobre podría agarrarle un paro cardíaco al enterarse que el alumno más alborotador de todo Cloud Recesses entraría a su casa.
¡Y como invitado!
Porque si, WangJi sabía que su tío creía capaz a Wei WuXian de entrar por la ventana de su casa para asustarlo o jugarle alguna broma. En realidad, el mismo jade estaba extrañado de que aún no lo hubiera hecho. La idea de despertarse con su casa rodeada de papel higiénico no era en lo absoluto descabellada.
No podía entender porque su corazón empezaba a latir más rápido ante la idea de que Wei Ying visitara su hogar, menos aún la felicidad que recorría su cuerpo al saber que podría mostrarle a su conejo Wang. Supuso que se debía a que jamás había permitido que alguien entrara a su espacio personal de esa forma, menos a un lugar tan íntimo como lo era su hogar.
Tal vez, todos los chicos se sintieran así al invitar a un amigo a su hogar. Porque si, aun cuando jamás lo admitiera en voz alta, Wei Ying era su amigo. Su único y primer amigo.
Por ello, cuando le dijo al otro que debería de ir a su casa para hacer el trabajo, casi esboza una pequeña sonrisa ante la respuesta efusiva que recibió, — con su cuello siendo rodeado por dos brazos en un sorpresivo abrazo.
Fue un milagro que lograra mantener sus labios en una línea plana. Ignoró el constante traqueteo en su pecho, como si miles de elefantes lo estuvieran golpeando para que el corazón se le saliera del pecho.
Arreglaron que ambos irían directamente a su casa al siguiente día. Con la seriedad que lo caracterizaba, le preguntó a su hermano si no tenía problema alguno en llevar a alguien más en su auto.
Podía jurar que su hermano casi se cae de cara al escuchar que él invitaría a alguien a su casa. Era con fines estudiantiles, pero XiChen sabía que su hermano era capaz de hacer todo el trabajo por si solo con tal de evitar pasar tiempo con otras personas.
—WangJi, no te problema alguno, pero me gustaría saber, ¿quién es esa persona? —le preguntó, intentando contener la emoción de que al fin su hermano pequeño tenía un amigo. Observó detenidamente sus expresiones, notando que se estaba mordiendo internamente la mejilla, además de esconder sus manos tras la espalda.
Seguramente estaría moviendo sus dedos de forma nerviosa.
—¿Es el joven Wei? —ante el nombramiento de aquel rebelde estudiante, WangJi cambio el pie en el que apoyaba su peso, sus ojos lo evitaron por un milisegundo. Cualquiera otra persona no notaría el cambio, afirmando que su hermano seguía con la misma cara de piedra. Pero para XiChen, que se había esforzado toda su vida por comprenderlo, aquellos detalles salían a la luz con facilidad.
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JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?
FanfictionLas lágrimas no paraban de caer por si solas. Una, dos, tres. Eran tantas que sus pequeños ojos se encontraban nublosos y no podía ver bien. ¿Por qué los niños eran así? ¿Estaba mal ser curioso? ¿Qué había de malo en tener una imaginación diferente...